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El rey Juan Carlos I se salva a medias de la justicia española

La Fiscalía archivó las tres investigaciones en su contra y tiene libertad para volver al país.

Juan Calos I, emérito rey de España.

Juan Calos I, emérito rey de España. Foto: AFP

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La justicia española no juzgará a Juan Carlos I por los delitos por los que lo ha investigado durante los últimos años. La razón no es que lo considere libre de toda culpa, sino que en unos casos estaba cubierto por la inmunidad que le confería su condición de rey y, en otros, alcanzó a regularizar sus cuentas con Hacienda.
Así se cierran decenas de pesquisas, entrevistas y noticias que han escandalizado a la sociedad española desde que se destaparon las primeras informaciones en 2018 y que llevaron al emérito al autoexilio en Emiratos Árabes Unidos en agosto de 2020.
El rey emérito Juan Carlos I se encuentra en Emiratos Árabes Unidos.

El rey emérito Juan Carlos I se encuentra en Emiratos Árabes Unidos. Foto:EFE

Esta semana la Fiscalía del Tribunal Supremo archivó las investigaciones, que podrían haber terminado en la constatación de delitos fiscales, de blanqueo y de cohecho de dinero por parte del monarca.
Sin embargo, no llegarán tan lejos porque algunos han prescrito, otros se cometieron antes de su abdicación en 2014 (con lo cual estaba cubierto por la inmunidad) y los demás se quedan sin penalizar porque un par de regularizaciones ante Hacienda—realizadas a último momento— lo salvaron.
Lo cierto es que el rey emérito utilizó la inviolabilidad (inmunidad) que le reconoce la Constitución para ocultar millones provenientes de negocios desconocidos o de amigos.
Según la Fiscalía, los fondos le servían de seguro económico en caso de que un golpe político le arrebatara el trono. Y, luego de la abdicación, de colchón para mantener un tren de vida que no podía costear con la asignación estatal anual.
La decisión es positiva para él y le allana el camino para volver a España, un deseo que por tacto aplazó mientras la justicia lo investigaba. Sin embargo, su imagen no queda limpia. No lo declara inocente y no enmienda los errores que la sociedad ha conocido desde aquel viaje a Botsuana con una “amiga íntima”.
Una amante descubierta por un accidente sufrido durante una escapada a cazar elefantes en plena crisis económica de su país, un yerno condenado por varios delitos, la separación de la reina Sofía —que conserva su imagen de mujer abnegada— y movimientos opacos de dinero en cuentas internacionales han contaminado la historia de un hombre que se vio obligado a abdicar y prácticamente a huir de su país

El comienzo de la caída

Es probable que si no se hubiera caído aquella vez en Botsuana en 2012, no se habría conocido la existencia de su entonces amiga íntima Corinna Larsen, con quien estaba de viaje.
La rotura de la cadera obligó un traslado de emergencia a España para que lo operaran y destapó los caprichos del rey, mientras los ciudadanos contaban los céntimos en plena crisis económica.
No había cesado el escándalo, que daba a conocer más detalles sobre la pareja, cuando estalló otro: la investigación a su yerno, Iñaki Urdangarin, y su hija, la infanta Cristina. Aunque ella solo pagó una multa, él ingresó a prisión en 2018. Este jueves, a propósito, salió en libertad condicional.
Juan Carlos I se vio obligado a abdicar en 2014 en su hijo, Felipe VI, que se ha dedicado a recuperar la imagen dañada de la monarquía y a extender la distancia con su padre a medida que se han conocido sus dineros opacos.
El primer indicio llegó, precisamente, de voz de Larsen. Los efectos del tsunami mediático habían llevado a la pareja a terminar, y la “mejor amiga” comenzaba a convertirse en la peor.
En una infidencia al excomisario José Villarejo, un hombre que es investigado ahora por varios delitos, le contó que Juan Carlos I había recibido dinero del rey de Arabia Saudita.
Según el periodista Jaime Peñafiel, la relación entre el rey Felipe y su padre, el rey emérito Juan Carlos I, es “inexistente” .

Según el periodista Jaime Peñafiel, la relación entre el rey Felipe y su padre, el rey emérito Juan Carlos I, es “inexistente” . Foto:Paco Campos. EFE

¿Comisión o regalo?

Coronado príncipe saudí Abdalá bin Abdulaziz recibe a mandatario argelino Abdelaziz Buteflika en su visita a Arabia Saudí en el 2000.

Coronado príncipe saudí Abdalá bin Abdulaziz recibe a mandatario argelino Abdelaziz Buteflika en su visita a Arabia Saudí en el 2000. Foto:AFP

Cuando se conoció la grabación, la Fiscalía suiza abrió una investigación en 2018 por el presunto cobro de comisiones en la construcción de una vía férrea entre Medina y La Meca, una operación en la que Juan Carlos I intervino y de la que salió beneficiado un consorcio de empresas españolas. Suiza terminó sus indagaciones en septiembre de 2021, sin llegar a una conclusión.
La justicia española, por su parte, comenzó sus investigaciones cuando vio que las de Suiza avanzaban. Pasó por varias instancias hasta llegar a la Fiscalía del Tribunal Supremo.
La clave de todo estaba en determinar por qué el rey de Arabia Saudita había transferido 65 millones de euros a una cuenta de la fundación Lucum, de la que Juan Carlos I era el beneficiario real, en el Banco Mirabaud de Ginebra.
¿Se trataba de una comisión ilegal o de una donación? Y, en caso de que fuera la segunda, ¿por qué no lo había declarado ante Hacienda y había orquestado una serie de movimientos para dificultar su seguimiento? La respuesta a la primera pregunta todavía es una incógnita.
Abdalá bin Abdulaziz, quien ordenó la transferencia, murió en 2015. Y la segunda contestación ya no importa porque sus abogados presentaron una regularización a Hacienda en diciembre de 2021, que lo exonera.
Lo cierto es que tiempo después de haber recibido la suma millonaria, el rey se la trasladó a Larsen. Según dijo una persona cercana a él a El País, ese dinero era “para su nuevo plan de vida con Corinna. Un plan que contemplaba su separación de la reina y la abdicación. Un proyecto que se truncó”.
Tras la ruptura de la pareja, Juan Carlos I le pidió a Larsen que le devolviera el dinero, algo a lo que ella se ha negado alegando que se trató de un regalo.

Otras investigaciones

Las pesquisas llevaron a otro descubrimiento. Allen Sanginés-Krause, un empresario de origen mexicano, le transfirió a Juan Carlos I cerca de medio millón de euros, mediante un testaferro, que fueron destinados a sufragar viajes y algunos servicios de salud.
El emérito ha debido pagar el impuesto de sucesiones y donaciones obligatorio, lo que no hizo en su momento. Sin embargo, la regularización presentada a finales del año pasado lo salvó.
También existen pruebas que Juan Carlos I recibió regalos, como viajes y alojamientos, de la fundación Zagatka, de su primo Álvaro de Orleans, que tampoco fueron declaradas en su momento, pero la posible responsabilidad penal quedó anulada con la regularización ante Hacienda.
En total fueron dos: una de diciembre de 2020 por casi 700 mil euros correspondientes a una deuda tributaria de 2016 a 2018, cuando ya no gozaba de inmunidad, y otra de febrero de 2021 por ocho millones de euros por los vuelos privados pagados por la fundación Zagatka.
Foto tomada en el 2014, cuando el rey de España, Juan Carlos I, visitó Abu Dabi para el Foro Económico EAU-España. Según informó la casa real, el rey está pasando su exilio en ese país.

Foto tomada en el 2014, cuando el rey de España, Juan Carlos I, visitó Abu Dabi para el Foro Económico EAU-España. Según informó la casa real, el rey está pasando su exilio en ese país. Foto:Karim Sahib. AFP

Por otra parte, se conoció la existencia de un fondo en Jersey, que se nutrió, según la Fiscalía, de “donaciones de personas no identificadas que apoyaron entre los años 50 y 70” al rey y de nueve millones de euros donados por Simeón de Bulgaria.
Su objetivo era ayudarle en caso de que tuviera lugar “un golpe de Estado inconstitucional o una situación similar”. Sin embargo, en 2003 el mismo rey explicó que el fondo ya era “innecesario” y se cerró.
Ahora queda pendiente un caso: la demanda que Larsen entabló contra él por acoso en el Reino Unido, donde ella reside. Las intervenciones en el tribunal en julio del año pasado se centraron en determinar si el rey emérito conserva o no la inmunidad para ser juzgado, una pregunta que el juez inglés extendió al Estado español.
En opinión del abogado Luis García Segura, sí está cubierto por ella, aunque se trata de “una protección controversial y polémica”. Hay que esperar, sin embargo, a que Madrid le responda a Londres y el caso siga su curso.

Ansiado regreso

Javier Sánchez-Junco, el abogado del rey, viajará a Abu Dabi a reunirse con su cliente y analizar los escritos de la Fiscalía. Según ha dicho, el emérito podrá pensar entonces si vuelve a España.
Para nadie es secreto que ese es el sueño de Juan Carlos I, que, con 84 años, vive solo y achacoso. En varias oportunidades ha tanteado el terreno y no ha sido propicio. Con el aval de la justicia, quizás su hijo, uno de los más reticentes, le dé la luz verde.
“Si Juan Carlos muriera en el exilio, Felipe lloraría lágrimas de sangre”, dijo al respecto Jaime Peñafiel, experto en monarquía. La pista de aterrizaje ahora se torna más amplia.
JUANITA SAMPER OSPINA 
Corresponsal de EL TIEMPO
MADRID

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