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¿Cómo llegó Ecuador a estar en jaque por cuenta de las bandas criminales?
Renato Rivera, experto en seguridad, habla con EL TIEMPO sobre lo que ocurre en el país vecino.
Ecuador se vio esta semana sacudido por cuenta de una ola de crimen que se inició el domingo y que hasta la fecha deja al menos 16 muertos, según cifras de las autoridades de ese país.
Ataques armados en las calles, la toma de un canal de televisión en vivo, retención de guardias penitenciarios y enfrentamiento con la Fuerza Armada hacen parte del panorama que viven los ciudadanos del país vecino desde hace cuatro días.
Para entender cómo llegó Ecuador a este punto de narcoviolencia, EL TIEMPO conversó en vivo con Renato Rivera, coordinador del Observatorio Ecuatoriano de Crimen Organizado, quien explicó cómo el país vecino, otrora un país pacífico, llegó a vivir estos niveles de violencia.
¿Qué desencadenó la semana de terror que vivió Ecuador?
Hay que decir que el contexto actual de violencia que vive Ecuador es nuevo para la historia del país. El avance del crimen organizado y la violencia se explican por el interés que tienen los mercados ilícitos en el narcotráfico, la extorsión y la minería ilegal, asuntos que han cobrado mucha fuerza en los últimos años. Esto ha hecho que varias organizaciones criminales busquen, no solo control territorial, sino también brazos políticos y de corrupción con instituciones de las Fuerzas Armadas, de Policía y de Justicia.
Agentes de policía hacen guardia frente al edificio del Ayuntamiento de Quito. Foto:AFP
Pero Ecuador era un país tildado de oasis de paz en la región hasta pocos años. ¿En qué momento los grupos criminales lograron tener tanto poder?
Remontarnos al 2020 es el escenario más plausible para entender lo que está sucediendo, pues no solo a raíz de la pandemia hay un cambio en el panorama criminal en el país, sino que en ese mismo año también hubo una fragmentación de la organización criminal más representativa de Ecuador conocida como ‘Los Choneros’. Esto generó episodios sistemáticos de violencia que se han concentrado principalmente en la frontera norte de Ecuador, limítrofe con Colombia, esencialmente en Esmeraldas, que tiene un puerto marítimo importante. Además, San Lorenzo y la misma Esmeraldas tienen una gran cercanía con Tumaco, en Colombia.
Hay que decir que el contexto actual de violencia que vive Ecuador es nuevo para la historia del país
¿Qué importancia estratégica tiene esa zona para el narcotráfico?
Todo esto tiene la intención de mover las grandes cantidades de tráfico de cocaína que se produce en su mayoría en la frontera sur de Colombia. Por eso, en 2020, las redes criminales internacionales deciden financiar a estas organizaciones fragmentadas. Esto ha generado que para 2023 Ecuador se convirtiera en el país más violento de América Latina, sin contar el Caribe, con una tasa de homicidios de 45 por cada 100.000 habitantes.
¿Qué más hace suma para que estos últimos tres años, desde el 2020, sean tan convulsos para Ecuador?
Producto de la fragmentación de ‘Los Choneros’, que tenían el monopolio del crimen organizado, se da una disputa por el control del territorio. Esto coincide con la pandemia, el cierre de fronteras, y el hecho de que todo el mundo se vaya para sus casas, se traduce en una especie de abandono del control del territorio. Toda esa reconfiguración se dio desde abril y mayo de 2020.
Por otra parte, el componente marítimo es fundamental para entender lo que sucede en el país. Mucha droga que entró al Ecuador previo al 2020, se almacenó en ciudades portuarias del país. Durán (cercana a Guayaquil), por ejemplo, es una ciudad que ha tenido altos índices de violencia y se ha caracterizado porque allí se ha almacenado mucha droga. Esto ha generado disputas y ha provocado que haya más interés por las redes criminales trasnacionales por mover esa cocaína a través del Ecuador.
Detenidos de un grupo armado por la toma temporal de un canal de televisión en Guayaquil. Foto:EFE
InSight Crime dijo hace algunos meses que Ecuador se convirtió en una “autopista para el tráfico de cocaína”. ¿Quiénes son los enlaces de los carteles ecuatorianos?
Esto ha generado que para 2023 Ecuador se convirtiera en el país más violento de América Latina, sin contar el Caribe
Esa pregunta nos lleva a remontarlos a lo que sucedió en el 2016 en Colombia. La firma del acuerdo de paz entre las Farc y el gobierno colombiano generó una descentralización del negocio del tráfico de la cocaína. Antes de ese año, ‘Los Choneros’ tenían una especie de subcontratación por parte de organizaciones criminales colombianas y, también, del cartel de Sinaloa de México, para mover toda esa droga que se producía en el sur de Colombia.
Desde 2016, empiezan a ingresar nuevas organizaciones para dinamizar el negocio en Ecuador, puntualmente de redes en los Balcanes y el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) que empiezan a tener mucha fuerza en Ecuador. Fueron las redes balcánicas y el CJNG las que financian a estas organizaciones ecuatorianas. Todo esto llevó a que Ecuador fuera declarado como “una autopista de la cocaína”.
¿Qué otros elementos facilitan que Ecuador se convirtiera en ese centro de acopio del crimen?
Primero, somos un país dolarizado. Esto facilita la transacción de la droga. Pero también hay nuevos mercados, como la minería ilegal, el lavado de activos y esto convierte a Ecuador en un escenario clave. La segunda es la debilidad de las instituciones y el sistema de justicia para prevenir el lavado de activos. De hecho, Ecuador tiene un promedio de dos sentencias condenatorias al año por lavado de activos. Me parece, por ejemplo, que Colombia tiene en promedio 40.
También tenemos una relativa buena infraestructura vial, que se suma a los bajos controles de frontera y de puertos marítimos. Es más rentable, entonces, enviar la cocaína a través de los puertos marítimos ecuatorianos que por los colombianos. Eso ha modificado totalmente la cadena de valor del narcotráfico a nivel mundial. Ecuador básicamente se convierte en una plataforma logística de los enclaves productivos de la cocaína de Colombia.
Adolfo Macías, alias Fito, líder de la banda criminal Los Choneros, mientras es trasladado al complejo de máxima seguridad La Roca. Foto:Fuerzas Armadas Ecuatorianas / AFP
¿Cómo se componen y se organizan estas bandas criminales ecuatorianas?
Es bastante diversa su conformación. ‘Los Choneros’ son una organización muy piramidal, que ahora está presentada por alias “Fito”, quien se fugó de la cárcel. Él, a través de sus mandos medios, controla todo el territorio del tráfico de drogas y tiene un bastión muy importante en Manabí, una provincia costera que tiene un puerto marítimo muy representativo, llamado el puerto de Manta. Allí hay un sinnúmero de puertos artesanales que se han fabricado para el tráfico de la droga.
'Los Lobos’ se fragmentaron de ‘Los Choneros’ en 2020 y ellos generan control a través de alianzas con organizaciones más pequeñas, sobre todo redes delincuenciales. Además, se habla de una posible alianza con el Tren de Aragua para actividades de minería ilegal y de tráfico ilícito de migrantes durante la pandemia. Esos nuevos mercados les dieron un control especialmente en la región Andina del Ecuador.
Además de estas dos, el Gobierno reconoce que hay por lo menos otras 20 bandas criminales. ¿Qué otra banda ha extendido sus tentáculos?
Se han visto replicadas sus estrategias de poder, como colgar a personas de puentes y desmembramientos
Hay una tercera organización que desde mi punto es muy representativa que son Los Tiguerones, una organización que se ha asentado en Esmeraldas, fronterizo con Tumaco y tiene muchos vínculos con el frente Oliver Sinisterra. Ellos se han especializado en el sicariato y el cobro de vacunas. El líder de esa organización es un ex guía penitenciario, que no se debe pasar por alto porque demuestra que el crimen organizado en el Ecuador surge desde las prisiones.
Usted ha hablado de una alianza activa de estas bandas con carteles mexicanos. Además, hemos visto que las pandillas ecuatorianas utilizan muchos métodos y ‘vendettas’ que usa el crimen en México. ¿Qué tanta influencia tienen estas organizaciones hoy en Ecuador?
Sin lugar a dudas hay una alianza estratégica histórica entre el Cartel de Sinaloa y ‘Los Choneros’. Ellos ya tienen una alianza de más de 20 años. En ese sentido se ha visto un “aprendizaje” de este cartel, sobre todo por sus tácticas de miedo sistemático y poder simbólico. Y aunque es muy difícil leer lo que está pasando en la actualidad entre los de estas bandas, también se han visto replicadas sus estrategias de poder, como colgar a personas de puentes y desmembramientos para mandar un mensaje de miedo a quienes están fallando en el negocio.
En el lugar se podía procesar media tonelada del alcaloide al mes. Foto:Ejército Nacional
¿Qué impacto regional puede tener lo que está ocurriendo en Ecuador, especialmente en Colombia y Perú?
En términos de alertas de seguridad pone el nivel en cinco sobre cinco, especialmente en las fronteras con estos países. Uno por la posibilidad de fuga que tienen estos jefes de organizaciones criminales a países vecinos, pero también por el tráfico de armas. Esto pone en alerta máxima a ambos Estados (Perú y Colombia). Esto va de la mano con algo que dijo Daniel Noboa y es que en las últimas horas quiere sacar a los extranjeros de las prisiones, pero eso es algo que va a tomar semanas. Aún no está clara la estrategia de control del sistema penitenciario, entonces el proceso tomará tiempo y a nivel regional no se sentirá en pocas horas, sino en las siguientes semanas.
¿Qué otros países aparte de Perú y Colombia podrían estar en alerta roja?
Si no destruyes la estructura de financiamiento, es muy poco probable que la respuesta militar genere escenarios positivos
Si tomamos en cuenta que el crimen organizado ecuatoriano también tiene un componente trasnacional, de hecho ‘Los Lobos’ ya operan fuera del país, hay otros países que también tienen una alerta. Ya se ha visto presencia de esta banda en Chile, por ejemplo. La marihuana que sale de Colombia, y que tiene un núcleo muy importante del Ecuador, termina también en Chile y esto los pone en alerta sobre las posibles consecuencias. Yo te sumaría incluso a Costa Rica. Si miras las cifras de homicidio en América Latina hay dos países que su tasa ha incrementado: Ecuador y Costa Rica.
¿Cómo se explica el fenómeno costarricense?
Hay una proximidad entre lo que sucede entre los puertos marítimos ecuatorianos, en las islas Galápagos, y la provincia de Limón, de Costa Rica, donde hay estrategias similares del control del territorio por el flujo y el tráfico de cocaína que está saliendo desde Ecuador hasta Costa Rica, lo que ha puesto al país centroamericano en una alerta máxima no solo de seguridad, sino de alianzas con las redes ecuatorianas.
Teniendo ese panorama, ¿qué tan factible es que la política contra el crimen en América Latina caiga en un ciclo de ‘bukelización’?
Yo diría más bien una militarización de la lucha contra el crimen organizado, que es algo que ya se había visto en América Latina, pero que ahora está representado por un jefe de Estado de un país latinoamericano. Lo que vemos es un ciclo de recurrir históricamente a las Fuerzas Armadas ante los problemas de inseguridad. Esto goza de muchísima aceptación y legitimidad popular, por lo que se apela al populismo y se ve a las Fuerzas Armadas como la única salida para responder al crimen organizado. Pero el crimen organizado es mucho más complejo. Si no destruyes la estructura de financiamiento, es muy poco probable que la respuesta militar genere escenarios positivos.
Daniel Noboa, presidente de Ecuador. Foto:EFE/Presidencia de Ecuador
Lo grave para América Latina es que estas respuestas populistas pueden generar una presión al sistema de justicia de dar medidas, inclusive excesivas, a personas que no necesariamente tengan un vínculo con el crimen, porque no suele haber investigaciones judiciales exhaustivas. Esto puede generar posibles violaciones a los derechos humanos y más hacinamiento en las cárceles, el cual ya es muy alto para la región. Estos son los riesgos plausibles detrás de la militarización de la lucha contra el crimen organizado y es algo que vamos a ver probablemente en las próximas semanas en Ecuador.
Antes de que todo esto ocurriera el Observatorio que usted coordina publicó nueve recomendaciones para que el nuevo Gobierno combatiera el crimen. ¿Qué lecciones le deja a la región todo lo que está ocurriendo en Ecuador?
Ahora recurrimos a medidas de corto plazo, como el estado de excepción o la declaratoria de un conflicto armado interno
Las recomendaciones básicamente planteaban un fortalecimiento de las instituciones que tienen un rol protagónico en el combate del crimen organizado, especialmente en las investigaciones de lavado de activos. También abordamos la importancia que tiene el tráfico de armas. Actualmente, nueve de cada diez homicidios en Ecuador se cometen con armas de fuego, pero no hay una estrategia o política puntual para debilitar esto. Eso también es un riesgo latente para los países de la región. Ahora recurrimos a medidas de corto plazo, como el estado de excepción o la declaratoria de un conflicto armado interno, pero no hay estrategias a mediano y largo plazo para reducir la rentabilidad de los mercados ilícitos y sobre cómo quitar ese poder de fuego y violencia detrás del crimen.