El desesperado pedido de la madre de Loan a Messi: ‘Quiero que grabe un video y le pida a los secuestradores que lo devuelvan’

María Noguera pasa varias horas cada día frente a un altar dedicado a una docena de santos, rogando por la aparición con vida de su hijo Loan. 

El pequeño de cinco años desapareció hace dos semanas tras ir a un almuerzo en la casa de su abuela paterna, y desde entonces no se ha sabido nada de él. Con la mirada perdida y la angustia reflejada en su rostro, María accede a tomarse una foto junto al altar y un cartel verde con letras negras que claman por el regreso de su hijo.

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En un momento de vulnerabilidad, María comparte su dolor con un periodista de La Nación, realizando una especie de catarsis. Entre lágrimas, hace un desesperado llamado a Lionel Messi, pidiéndole que grabe un video dirigido a los captores de Loan para que lo regresen con vida. 

María, que venera especialmente a la Virgen y a San Expedito, explica que estaban preparando una fiesta para la Virgen el 9 de julio, pero ahora todo está en pausa hasta que Loan aparezca. "Todavía tenemos tiempo, si aparece Loan y se larga todo”, comenta con esperanza.

María hace un pedido directo: “Le decía que los periodistas le hablen a Messi, que es tan popular, para que él pida que le larguen a Loan. Que ya estamos sufriendo mucho, muchos días. No sé dónde está, pero algún lado está. Pero si a él le están teniendo encerrado, pobrecito, va a estar sufriendo. Porque él no suele estar encerrado. A él no le gusta estar encerrado, a él le gusta más estar afuera", expresó.

Cuando se larga la lluvia, él se siente muy aburrido porque no puede salir afuera. Él va a estar ahí, él no se va a olvidar de sus hermanos, no se va a olvidar de César, de Cristian. Él ya está diciendo, de mamá, papá. Bueno, ojalá que vuelva”, añadió.

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La madre de Loan rememora momentos tiernos y cotidianos con su hijo. “Él tenía una toallita, una toallita de mano chiquitita. Y con esa dormía y se chupa el dedo. Cuando va a dormir me dice, ‘mami, mi toalla’. O cuando va a estar con el celular, mirando dibujitos y acostado, me pide la toalla y se chupa el dedo. Chupa el dedo. Y voy a seguir diciendo chupa el dedo, no voy a decir chupaba porque lo van a encontrar. A mí me da pena que va a estar sufriendo. Nunca sufrió eso. Él va a estar sufriendo”, dice.

María no desconfía de su pareja, José Peña, quien estuvo presente en el almuerzo y llevó a Loan hasta el campo en El Algarrobal. “No desconfío porque él me dijo que nadie le pidió permiso. Él creía que estaba ahí en el patio con las criaturas y demás que estaban jugando. Pensó que él estaba jugando ahí, se escuchaba que estaban jugando. Después se enteró de que no aparecía, lo llamó su hermana (Laudelina). Él ahí empezó a correr, me dijo y ahí ya me llamaron a mí”, comentó.

En respuesta a las críticas hacia ella, María se defiende: “Eso que dicen que yo le obligué a mi hijo a ir al campo, que yo le vendía a mi hijo, eso es una estupidez. Nadie le obligó a mi hijo para irse. Él quería irse hace rato. Él quería irse, tenía esas ganas de irse al campo. Yo le mandé ese día porque no tenía maestra. Aproveché que no tenía maestra, porque la maestra de él no faltaba ni una sola vez. A él le gustaba ir más a la escuela. Yo le llevo, a la una y media de la tarde y lo iba a buscar a las cuatro y media”.

María sigue sin comprender lo sucedido y comparte sus dudas: “No puedo creer hasta ahora por qué le pasó eso a él ese. No sé si ya le estaba por pasar a otro niño, y justo cayó él ese día. No se puede creer hasta ahora. Antes decían que no había lobos, yacarés, ni monos, pero justo que Loan se fue ese día al campo, aparecieron todos los bichos. No me cierra a mí eso. Tampoco me cierra el que asegura que Loan dijo que quería volverse con su papá. ¿Por qué esa persona no le dijo a uno más grande de acompañar a Loan? O que esperaran a todos. Pero los que estaban ahí con Loan tienen que saber, ellos tienen que saber”.

Cuando se le pregunta qué le diría a los detenidos si los tuviera frente a ella, María responde con firmeza: “Que hablen. Ellos tienen que saber. El que le llevó a tomar naranja, no sé por qué motivo le llevó tan lejos, si dentro de la casa tenía naranja y mandarina. No sé por qué motivo se le llevó allí de tan lejos y tampoco le dijo a mi marido. Si vio que el padre está muy encarnizado donde la conversaba de ellos, no sé de qué que estaban conversando, pero le tendría que haber dicho que lo llevaban a Loan, pero nadie le avisó nada, nadie le dijo nada”.

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Catalina Peña, la abuela del pequeño Loan que desapareció el 13 de junio pasado, rompió el silencio en una extensa charla con La Nación desde su campo en El Algarrobal, el lugar donde pasó sus últimas horas el niño de cinco años antes de desaparecer.

Catalina, una mujer octogenaria, replicó junto al enviado especial de La Nación el recorrido de casi 600 metros que separan su casa del naranjal al que llevaron a Loan y del que nunca volvió. La angustia, bronca y miedo son algunos de los sentimientos que Catalina experimenta, ya que su vida dio un giro drástico y parte de su familia y amigos están bajo la lupa de la Justicia por el presunto delito de captación de menores con fines de trata. Mientras tanto, Loan sigue sin aparecer.

Desde teorías de secuestro hasta la mención de “el Pomberito”, un duende mítico de la cultura guaraní, Catalina ha trazado diversas hipótesis sobre lo que pudo haber ocurrido esa fatídica tarde en la que organizó un almuerzo para cumplir una promesa a San Antonio tras haber perdido su pequeño y antiguo celular.

LA NACIÓN / GDA