En este portal utilizamos datos de navegación / cookies propias y de terceros para gestionar el portal, elaborar información estadística, optimizar la funcionalidad del sitio y mostrar publicidad relacionada con sus preferencias a través del análisis de la navegación. Si continúa navegando, usted estará aceptando esta utilización. Puede conocer cómo deshabilitarlas u obtener más información
aquí
Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí. Iniciar sesión
¡Hola! Parece que has alcanzado tu límite diario de 3 búsquedas en nuestro chat bot como registrado.
¿Quieres seguir disfrutando de este y otros beneficios exclusivos?
Adquiere el plan de suscripción que se adapte a tus preferencias y accede a ¡contenido ilimitado! No te
pierdas la oportunidad de disfrutar todas las funcionalidades que ofrecemos. 🌟
¡Hola! Haz excedido el máximo de peticiones mensuales.
Para más información continua navegando en eltiempo.com
Error 505
Estamos resolviendo el problema, inténtalo nuevamente más tarde.
Procesando tu pregunta... ¡Un momento, por favor!
¿Sabías que registrándote en nuestro portal podrás acceder al chatbot de El Tiempo y obtener información
precisa en tus búsquedas?
Con el envío de tus consultas, aceptas los Términos y Condiciones del Chat disponibles en la parte superior. Recuerda que las respuestas generadas pueden presentar inexactitudes o bloqueos, de acuerdo con las políticas de filtros de contenido o el estado del modelo. Este Chat tiene finalidades únicamente informativas.
De acuerdo con las políticas de la IA que usa EL TIEMPO, no es posible responder a las preguntas relacionadas con los siguientes temas: odio, sexual, violencia y autolesiones
Siete años y 500.000 muertos, ¿cómo empezó la guerra en Siria?
Los inicios de un conflicto que nació bajo la ilusión de la Primavera Árabe.
A eso se le suma un informe que recalca que se usaron vehículos como helicópteros para esparcir el cloro en, al menos, dos ataques más entre 2015 y 2016. Foto: EFE/YOUSSEF BADAWI
Las manifestaciones en Siria comenzaron en marzo de 2011 como una forma pacífica de exigir mejores condiciones económicas y un cambio político que permitiera el paso a la democracia, pero terminaron por convertirse en una guerra que se ha extendido por siete años y ha dejado a más de medio millón de víctimas a su paso. ¿Cómo terminó el país sumido en esta situación?
A comienzos de 2011, una serie de revueltas y protestas en Oriente Próximo y el norte de África desataron sucesos sin precedentes, a través de los cuales las personas exigían reformas en la política de su país. A esos levantamientos la historia los denominaría la ‘Primavera Árabe’. En ese contexto nace la guerra civil siria.
Las protestas en Túnez, el lugar donde inició la Primavera Árabe, demostraron que era posible exigir un cambio a través de las manifestaciones: en enero de 2011, un mes después del comienzo de las revueltas, el presidente Zine El Abidine Ben Ali fue forzado a huir del país. Uno a uno, otros países comenzaron a aplicar el mismo sistema: Egipto primero, luego Yemen, Libia, y por último, Siria. De estos países, solo Egipto y Túnez lograron la transición a la democracia. Yemen y Siria están en guerra civil.
El presidente sirio, Bashar Al-Asad, llegó al poder en el año 2000, al asumir el cargo tras la muerte de su padre Hafez Al-Asad, quien había gobernado el país por 29 años. El nuevo Gobierno le dio la esperanza a Siria de que vendría un cambio democrático y mejores condiciones económicas. 11 años después, los sirios se encontraban bajo un gobierno autoritario, aún a la espera de la democracia.
En agosto de 2016 regresaron las denuncias de ataques químicos. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos denunció más de 20 casos de muerte por asfixia, al parecer por agentes químicos, al norte de Alepo. Una semana después se registraron cuatro muertes en la misma ciudad por un aparente uso de estas sustancias. Foto:Thaer Al Khalidiya / Reuters
Con Túnez y Egipto como modelo, los sirios salieron a las calles a protestar contra el gobierno de Al-Asad en marzo de 2011. El régimen buscó reprimir los alzamientos a través de la violencia, hiriendo y asesinando a algunos de los manifestantes.
Estos actos progresivamente convirtieron a los movimientos pacíficos en movimientos radicalizados que llevaron a que los manifestantes se armaran en defensa propia. El 29 de julio de 2011, disidentes de las milicias sirias anunciaron la creación del Ejército Libre de Siria, con el objetivo de derrocar el régimen de Al-Asad y de apoyar a los manifestantes en sus protestas. A partir de ese momento escaló la violencia, la magnitud y la intensidad del conflicto.
Según Unicef, 2017 fue el peor año para los niños en Siria. Foto:EFE / Mohammed Badra
Con esto, los ataques no solo se concentraron en los manifestantes, sino que las ciudades mismas se convirtieron en territorios de disputa entre las facciones rebeldes y las fuerzas prorégimen, cuyas causas principales fueron asegurar la permanencia de Al-Asad en el poder y neutralizar a los rebeldes. Por esta razón, su arsenal fue aumentando de manera progresiva, desde bombas hasta armas químicas.
En 2013, el grupo Estado Islámico logró controlar algunas regiones del noreste del país, razón por la cual Estados Unidos creó una coalición en su contra, que incluyó a países como Turquía, Israel y Arabia Saudí. Además del EI, las milicias kurdas también han buscado controlar zonas de Siria. Por su parte, Rusia entró al conflicto en 2015, en apoyo a las fuerzas de Bashar Al-Asad.
Así, Siria pasó de convertirse en un país que buscaba un cambio democrático a ser un país del que todos quieren tomar una parte. Dividido por territorios controlados por una facción u otra, hasta marzo de 2018 se contabilizan aproximadamente 511.000 muertos por la guerra. La última tragedia que ha azotado a Siria fue la ofensiva de las fuerzas prorégimen en Guta Oriental, que en menos de un mes ha dejado más de 1.000 personas muertas, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
Tras siete años de guerra, Siria, fracturada y vulnerable, aún carga con las heridas abiertas que dejó la Primavera Árabe.