Esa copa o dos de vino todas las noches no está mejorando su salud.
Después de décadas de investigación confusa y en ocasiones contradictoria, el panorama se vuelve más claro: hasta pequeñas cantidades de alcohol pueden tener consecuencias para la salud.
Una investigación publicada en noviembre reveló que entre el 2015 y el 2019, el consumo excesivo de alcohol resultó en aproximadamente 140 mil muertes por año en Estados Unidos, la mayoría causadas por afecciones crónicas, como enfermedades hepáticas, cáncer y males cardíacos.
“El riesgo comienza a elevarse muy por debajo de los niveles en los que la gente pensaría: ‘Ay, esa persona tiene un problema con el alcohol’”, dijo Tim Naimi, director del Instituto Canadiense para la Investigación del Uso de Sustancias de la Universidad de Victoria.
El “uso excesivo de alcohol”, con base en las Pautas Dietéticas de EU, es más de dos bebidas al día para los hombres y más de una bebida al día para las mujeres. También hay evidencia emergente “de que existen riesgos incluso dentro de estos niveles, especialmente para ciertos tipos de cáncer y algunas formas de enfermedades cardiovasculares”, dijo Marissa Esser, quien dirige el programa de alcohol en los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EU.
Y si te abstienes de beber de lunes a jueves y tomas dos o tres tragos el fin de semana, esas bebidas cuentan como consumo excesivo. Son tanto las bebidas acumuladas a lo largo del tiempo como la cantidad de alcohol en tu sistema en un momento dado lo que puede causar daño.
Cuando bebes alcohol, tu cuerpo lo metaboliza en acetaldehído, una sustancia química que es tóxica para las células. El acetaldehído “daña tu ADN y evita que tu cuerpo repare el daño”, explicó Esser. “Una vez dañado el ADN, una célula puede crecer sin control y crear un tumor canceroso”.
El alcohol también crea estrés oxidativo, otra forma de daño en el ADN que puede ser particularmente dañino para las células que recubren el interior de los vasos sanguíneos. El estrés oxidativo puede conducir a arterias endurecidas, resultando en presión arterial más alta y enfermedad de las coronarias.
Investigación anterior sugirió que el alcohol eleva el HDL, el colesterol “bueno”, y que el resveratrol, un antioxidante hallado en las uvas (y el vino tinto), tiene propiedades protectoras para el corazón.
Sin embargo, dijo Mariann Piano, profesora de enfermería en la Universidad de Vanderbilt, en Tennessee, “ha habido mucha evidencia reciente que realmente ha desafiado la noción de cualquier clase de lo que llamamos un efecto cardioprotector o saludable del alcohol”.
La idea de que una dosis baja de alcohol era saludable para el corazón probablemente surgió del hecho de que las personas que beben pequeñas cantidades tienden a tener otros hábitos saludables, como hacer ejercicio, comer muchas frutas y verduras y no fumar. Investigación más reciente arroja que incluso niveles bajos de bebida elevan ligeramente el riesgo de alta presión y males cardiacos. El alcohol también está relacionado con un ritmo cardíaco anormal que eleva el riesgo de coágulos y accidentes cerebrovasculares.
Se sabe que el alcohol es una causa directa de siete cánceres diferentes: cánceres de cabeza y cuello (cavidad oral, faringe y laringe), cáncer de esófago, cáncer de hígado, cáncer de mama y cáncer colorrectal. La investigación sugiere que puede haber un vínculo entre el alcohol y otros tipos de cáncer, incluyendo el cáncer de próstata y de páncreas, aunque la evidencia es menos clara. Para algunos tipos de cáncer, como el de hígado y colorrectal, el riesgo comienza sólo cuando las personas beben en exceso. Pero para el cáncer de mama y de esófago, el riesgo aumenta, si bien ligeramente, con cualquier consumo de alcohol.
La causa individual más común de muerte relacionada con el alcohol en EU es la enfermedad hepática alcohólica, que mata a unas 22 mil personas al año. Tiene tres etapas: hígado graso alcohólico, cuando la grasa se acumula en el órgano; hepatitis alcohólica, cuando comienza la inflamación; y cirrosis alcohólica, o cicatrización del tejido. Las dos primeras etapas son reversibles si deja de beber por completo; la tercera no.
No todos los que beben desarrollarán estas condiciones, pero incluso reducir un poco el alcohol puede ser beneficioso.
Los bebedores diarios ligeros también podrían beneficiarse de reducir un poco. Trate de pasar unas noches sin alcohol: “Si se siente mejor, su cuerpo está tratando de decirle algo”, dijo George Koob, director del Instituto Nacional sobre el Abuso del Alcohol y el Alcoholismo de EU.
El consejo general de Naimi: “Bebe menos, vive más”.
Por: Dana G. Smith
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