La fastuosa boda del Príncipe heredero de Jordania la primavera pasada fue anticipada durante meses en los medios estatales. No decepcionó. Después de días de eventos públicos, celebridades y de la realeza vestidos con elegantes atuendos pasearon por un opulento palacio.
Los escritores de AlHudood, un sitio web satírico, se burlaron del evento. Entre los artículos había una pseudo campaña de servicio público advirtiendo que los agentes de seguridad le arrancarían los dientes a cualquiera que no sonriera lo suficiente.
En julio, las autoridades jordanas bloquearon AlHudood —que en árabe significa “Los Límites”— convirtiéndola en la víctima más reciente de una creciente represión a la libertad de expresión. Pero durante una década, el sitio había sorteado cuidadosamente las líneas rojas de lo que podía y no podía publicarse.
Isam Uraiqat, fundador de AlHudood, que ahora vive en Londres, dijo que la ostentosa exhibición de riqueza en un País lleno de pobreza lo convertía en un blanco irresistible para la sátira.
“A lo largo de nuestros 10 años, realmente pusimos a prueba los límites”, dijo Uraiqat, de 39 años. “Va más allá de la libertad de expresión —es todo. Están tomando medidas enérgicas contra todos”.
Durante mucho tiempo, Jordania ha ofrecido una forma de autocracia más leve que los países limítrofes como Siria, Irak y Arabia Saudita. Pero recientemente, el Gobierno ha puesto freno a la libertad de expresión, incluyendo una nueva legislación sobre delitos cibernéticos que podría utilizarse contra los críticos. Conlleva una pena de hasta tres años en prisión o una multa de hasta 28 mil dólares por contenido que se considere que socava el orden público, provoca conflictos o falta el respeto a la religión.
Faisal al-Shboul, Ministro de Información de Jordania, defendió la legislación como necesaria para combatir un aumento en “noticias falsas”.
Para evitar críticas en el país y en el extranjero respecto a la nueva ley, el Rey Abdullah II dijo que Jordania consideraría cambiarla si fuera necesario. “Jordania nunca fue un País opresivo y nunca lo será”, dijo.
Jordania lleva mucho tiempo trazando líneas rojas claras para sus ciudadanos, bloqueando docenas de sitios web y prohibiendo las críticas a la monarquía y los servicios de seguridad. Pero también ha tolerado cierta oposición. Los disidentes tenían más probabilidades de ser acosados que encarcelados.
El rey Abdullah ha prometido liberalizar la autocracia de Jordania. Pero el País ha experimentado un “giro autoritario”, dijo Adam Coogle, investigador de Human Rights Watch.
En ocasiones, los periodistas han sido detenidos durante días o semanas, pero rara vez han enfrentado penas de cárcel graves, dijo Nidal Mansour, un activista en Jordania.
Pero en julio, un tribunal jordano condenó al periodista Ahmed Hasan al-Zoubi a un año de prisión por “socavar la unidad nacional” en una publicación en Facebook en la que criticaba a un funcionario.
Por: Aaron Boxerman
THE NEW YORK TIMES
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