BERLÍN — El 30 de abril de 1986, “Linie 1” (“Línea 1”), un musical de rock ambientado en el metro de Berlín, se estrenó en un teatro con 367 butacas en lo que entonces era Berlín Occidental. El periódico Der Tagesspiegel elogió el espectáculo como “cosmopolita y exportable”.
“El musical alemán se ha emancipado de sus modelos estadounidenses de una manera inteligente, madura y muy berlinesa”, escribió Hellmut Kotschenreuther, el crítico del periódico.
“Linie 1”, escrita por Volker Ludwig, ha continuado presente en Berlín desde entonces. Con regularidad agota las localidades del Teatro GRIPS, donde tiene 40 años de estar en cartelera y recientemente celebró su función número 2 mil.
Natalie, la ingenua protagonista pueblerina de la obra, se asemeja a Dorothy del “Mago de Oz”. Pero su camino de baldosas amarillas es la sucia línea U1 del metro, o U-Bahn.
Mientras busca al músico berlinés que pasó por su ciudad en Alemania Occidental y la dejó embarazada, Natalie se encuentra con borrachos, prostitutas, drogadictos y otros personajes pintorescos en la gran y mala ciudad. Hay muy poca trama en esta velada tipo revista musical. Muchos de los 11 artistas se ponen y despojan de volada los fabulosos trajes retro de Mascha Schubert —pants color neón, chaquetas de mezclilla, mallas, chaquetas de esquí de nailon— para habitar los 80 papeles del espectáculo.
En una función reciente (la número mil 994), el público aplaudió sus sketches y personajes favoritos y cantó al unísono. (Una canción enumera las paradas del U1).
La partitura de Birger Heymann, interpretada por cinco músicos, es contagiosa y muy ochentera. Pero algunos de los números con más ritmo tienen que ver con la alienación, los vínculos perdidos y la soledad. Las canciones suelen estar inyectadas con vulgaridad e ira.
Un número espectacular es “Wilmersdorfer Witwen”, una marcha cervecera cantada por viudas vestidas de pieles (cuatro hombres vestidos de mujer) que gastan las pensiones de sus maridos nazis fallecidos hace mucho tiempo en una tienda departamental de Berlín Occidental. Se ven a sí mismas como las defensoras de un Berlín más antiguo. “Con Dios y la prensa de nuestro lado / Nuestra ciudad pronto será limpiada / Como hace 50 años”, cantan.
GRIPS afirma que más de 600 mil personas han visto allí “Linie 1”. El espectáculo ha realizado giras y han aparecido producciones locales en Europa y Canadá, Brasil y Corea del Sur. “Linie 1” ha sido vista por más de 3 millones de personas en todo el mundo, dice GRIPS.
Berlín ya no está dividido, el punk ha muerto y quedan pocas viudas nazis, pero la Berlín de “Linie 1” resulta sorprendentemente familiar. El musical aún captura el abrasivo encanto de Berlín, y su elenco de soñadores e inadaptados sigue siendo reconocible.
“Linie 1” se siente como uno de los pocos musicales que encarna el alma de una ciudad.
A.J. GOLDMANN. THE NEW YOK TIMES
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