SEÑOR DIRECTOR:
Las motos son un vehículo útil, no solo de transporte, sino de trabajo. Los vemos todos los días en las ciudades: en mensajería, domicilios o para llevar pasajeros. Pero, como todo lo bueno mal usado es peligroso -hay motociclistas responsables y prudentes y sería un error generalizar-, algunos motociclistas van a toda velocidad, en zigzag, chocan y descuadran los espejos de los carros y no se detienen, entre otros percances.
Además, desafortunadamente, estos vehículos resultan involucrados en la mayoría de accidentes, muchos de ellos fatales, pues es evidente la falta de protección del ocupante.
Se necesita un llamado a la prudencia, a la conciencia, a que se respeten las normas por más afán que se lleve. Y a que se hagan cursos rigurosos de conducción. Se requieren campañas de cultura ciudadana, pues no se debe negar que muchos conductores de vehículos abusan de llevar un carro más fuerte y tampoco respetan la moto o la bicicleta. Se necesita que entendamos que la ciudad es de todos, que todos cabemos, que todos pagamos impuestos y tenemos los mismos derechos, pero especialmente que a todos nos esperan el casa.
Dagoberto Castaño Paredes
La salud mental no es un juego
SEÑOR DIRECTOR:
Eliminar la idea de que “ir a un psicólogo nos convierte en locos” es fundamental para combatir la ansiedad y la depresión que se están apoderando de los ciudadanos en Bogotá. Según cifras de la Secretaría de Salud, durante el período 2017-2021 se presentaron 291.896 casos de estos dos trastornos en la ciudad. Por ello invito a todas las personas a manifestarse y entender que ningún problema es tan sencillo como parece, pero es importante comunicarlo. Para este propósito está habilitada la línea de emergencias 123, aunque también es posible charlarlo con un profesional e, incluso, un amigo. En todo caso, es un tema que merece atención, pues conlleva grandes consecuencias sociales, entre ellas salvar miles de vidas que mueren a causa del suicidio.
Laura Almeciga Avellaneda
Adecuar los parques en Bogotá
SEÑOR DIRECTOR:
Una imagen recurrente que se presenta los días laborales, cerca de grandes empresas e industrias, sobre el mediodía, son los parques llenos de jóvenes y adultos que salen a tomar su almuerzo, ya sea porque en la empresa no cuentan con el espacio adecuado para hacerlo o porque prefieren cambiar su ambiente y de paso descansar un poco de la jornada. Son muchos los que se sientan en el suelo o sobre el pasto porque no hay sillas suficientes; sin embargo, lo encuentran como una buena opción.
En este, el gobierno de la gente, y con las acciones de la alcaldesa de Bogotá, sería una excelente oportunidad para adecuar los parques, en diferentes barrios, con sillas y mesas, a fin de que se puedan convertir en ese espacio para los trabajadores, y de paso procuramos el cuidado porque pensaremos que muchos de nuestros familiares los pueden aprovechar. Sería una anotación doble, quizás se logre establecer el sentido de pertenencia hacia los parques y, por ende, su cuidado.
Sandra Nayibe Granada Méndez