Aún son un riesgo en el campo

Lastimosamente, nuestro país ha tenido que vivir una guerra de más de 50 años en la que nuestros campesinos siempre han sido los más afectados. Las minas antipersona son un enemigo constante al que los habitantes de las zonas apartadas se enfrentan en su diario vivir. Hasta noviembre del 2016 Colombia era el segundo país del mundo con más víctimas de minas antipersona, donde el 98 % de los casos sucedían en zonas rurales.

Después de los acuerdos de paz, el Gobierno Nacional ha realizado un gran esfuerzo para poder desminar 25 departamentos donde se encuentran estos artefactos. Se ha avanzado; sin embargo, la labor ha sido muy difícil para los integrantes de la Fuerza Pública, quienes arriesgan su vida y no logran detectar con facilidad estos artefactos.

Como colombiano espero que algún día se pueda lograr la meta de tener un país libre de minas antipersona para que no se vuelvan a presentar hechos de dolor y tristeza.

El pueblo colombiano necesita más calidad que cantidad de candidatos y, antes que los agravios, gazaperas y zaperocos entre ellos, conocer sus propuestas concretas para solucionar los grandes problemas del país en favor del mejor desarrollo nacional y mayor bienestar colectivo.

Colombia clama por un presidente con talante de estadista y de carácter, firmeza y eficiencia ejecutiva. Germán Vargas Lleras, reconocido por tales virtudes, enriquecería la contienda electoral. Se ha preparado toda la vida para ser presidente de la República, dijo Pedro Medellín Torres en su columna ‘El presidente Vargas Lleras’ (EL TIEMPO 3-3-22). Ojalá se someta nuevamente al escrutinio popular, en vez de renunciar a su aspiración y dedicarse a escribir, actuar, reunirse, opinar y recomendar como expresidente.

Felicitaciones por su excelente y oportuno editorial del domingo pasado. Me sirvió de documento de análisis en mi clase en la universidad.

Éxitos en su noble trabajo.

Exalcalde de Medellín

El decreto 070/22 permitirá el arrendamiento del espacio público en Bogotá, aunque la economía informal ya lo usufructúa sin pago alguno. Este incrementará su privatización y el peatón seguirá siendo excluido y segregado, ya harto expoliado por la informalidad de su entorno natural, por los avisos publicitarios móviles, el acoso de ciclistas, domiciliarios, patinadores y motociclistas, la indigencia, los escombros clandestinos, los artistas callejeros y las mesas, las sillas y las materas instaladas sin control, que bajo una autorregulación que nadie cumple y el Distrito no controla convertirá al andén en tierra de nadie y al transeúnte en otra víctima, silenciada e ignorada, como ya se advierte en la calle 53, en el barrio Galerías.