Prevención en los puentes festivos

Vienen puentes festivos que las familias colombianas suelen aprovechar para salir de paseo, en especial a tierras calientes, al campo y a otras ciudades. Parece que nuestra economía no da, pero, aparte de necesitar un descanso, somos recursivos, viajamos con poco o con mucho, razón por la que las ciudades se ven un tanto desocupadas, y, por supuesto, las carreteras llenas.

Es aquí donde debemos pensar en la prevención, en que se revisen los carros, en que se vaya con prudencia, se respeten las vías y, sobre todo, se respete al otro. Y de paso a los ocupantes de nuestros carros. Que por ningún motivo se maneje con tragos, que no se pierda ninguna vida. Ya hay mucha violencia, mucha inseguridad; se trata, entonces, de ir a pasarla bien con los nuestros. Las autoridades, con sus puestos de control y su compañía, son fundamentales. Hay que respetarlas. La misión es regresar bien a casa.

No se entiende el empecinamiento del presidente Petro en cuanto a la construcción del metro de Bogotá. Ahora propone pagarlo al 100 % si se hace como él tozudamente impone. Esto es una especie de chantaje.

¿Qué opinarán las regiones donde se tienen evidentemente muchas necesidades no resueltas? Además, parece olvidarse de que actualmente funge como el Presidente de la Nación y que ya tuvo su oportunidad en la Alcaldía de la capital.

Esto parece más bien una especie de rencilla para superar logros de anteriores alcaldes o, quizá un duelo no resuelto en un balance personal en su paso por el Palacio Liévano. No hay otra explicación ante semejante obstinación.

El resultado de las pasadas elecciones confirma la desaprobación mayoritaria a la gestión gubernamental del presidente Petro que venían mostrando las encuestas. Su posición con relación al conflicto Isralel-Hámas, que mucho daño les puede causar a nuestras tradicionales y buenas relaciones diplomáticas y comerciales con Israel, realmente tampoco interpreta ni represente el sentimiento nacional. Ojalá nuestro Presidente no desoiga ni desatienda el claro mensaje recibido del pueblo el domingo pasado y se dedique a biengobernar el país a través del diálogo y la concertación, y no a casar nocivas confrontaciones en nombre de nuestra nación.

El hecho de que un ruso sea el nuevo alcalde de Tunja se constituye no solo como una paliza electoral, sino también un llamado contundente para nuestros dirigentes, pues no lograron convencer al electorado debido a sus múltiples escándalos y al incumplimiento de promesas electoreras. Ojalá que el alcalde electo logre cumplir con su programa de gobierno en pro de nuestra ciudad y no se constituya en un nuevo populista. Amanecerá y veremos.