SEÑOR DIRECTOR:
Han sido varios los artículos y comentarios que se han publicado con base en los resultados de las pruebas Pisa, Saber 11 y Saber Pro. Si bien dichas pruebas deben servirnos para reflexionar y proponer políticas que apunten hacia el mejoramiento de la calidad de la educación, no se debe permitir que se conviertan en un elemento para descalificar a colegios, universidades o profesores, pues ello no contribuye sino a generar malestar contra las personas o instituciones.
Como maestro, considero que el problema de los bajos resultados en unas pruebas debe mirarse integralmente si de verdad se quiere el mejoramiento. A cambio de buscar solo la medición, la clasificación, la comparación, el juzgar y el atemorizar, se debe buscar el diálogo, la comprobación, la explicación, la motivación, la rectificación y el diagnóstico, todo lo cual podrá permitir un debate amplio y sincero, para ver si entre todos, maestros, padres de familia, medios de comunicación, Gobierno y sociedad en general, podemos encontrar el mejor camino para mejorar la educación en nuestro país. Las políticas impuestas durante tantos años deben ser sometidas también a una rigurosa evaluación. Rectificar el rumbo y el reconocimiento de los errores por parte de todos puede conducirnos a la mejora que tanto necesitamos.
Profesor Henry Sarabia Angarita
No más quemados con pólvora
SEÑOR DIRECTOR:
Pero qué más tocará hacer, cómo explicar mejor, cómo hacer entender a muchas personas que no deben manipular pólvora, si no son autorizadas y expertas, y menos, mucho menos, si lo hacen bajo el efecto de los tragos. Es triste que después de tantas advertencias, de tantas y tantas dolorosas lecciones, este año se esté batiendo el triste récord de lesionados con estos elementos. “La letra con sangre entra”, dice el adagio. Queda el castigo, más para quien queme a los niños. Simplemente está prohibido, y las istraciones locales y la Policía tienen que hacer cumplir las normas. No saben los inconscientes el daño que hacen al marcar a una persona para toda la vida. Eso no es tradición, es un grave error.
Lucila González de M.
La construcción del metro
SEÑOR DIRECTOR:
En Colombia, por más de 70 años los intereses políticos y económicos que aún persisten han impedido la construcción definitiva del metro de Bogotá.
Para establecer una comparación a lugar, Colombia en 1904 le cedió el derecho de la construcción y explotación del canal de Panamá a Estados Unidos, que pagó una suma de 10 millones de dólares y una renta anual de 250.000 dólares a cambio del control total del canal.
A juzgar por la politiquería y el egoísmo con que hemos manejado el proyecto del metro para Bogotá, podríamos inferir que si el departamento de Panamá aún perteneciera a Colombia, hoy aún estaríamos discutiendo la viabilidad de la construcción del canal, megaobra de ingeniería que se justifica por sí misma, considerada el ‘peaje del mundo’ y que ha facilitado el transporte interoceánico por más de un siglo.
Eduardo Escobar Borrero