Amigo lector, permítame parafrasear al expresidente Óscar Arias en su discurso ante jefes de Estado de las Américas, reunidos en Trinidad y Tobago el 26 de abril de 2009, quien tituló su discurso: 'Algo hicimos mal'. En general, todo el subcontinente latinoamericano es rico en recursos naturales con la mayor biodiversidad del planeta. Sin embargo, los cordones de miseria en un buen número de ellos son alarmantes.
El expresidente Arias expresa que Estados Unidos de América es una de las economías más pujantes del mundo, todo ello se debe a la cultura del trabajo de sus gentes. Cito algunos apartes de su histórico discurso: "Tengo la impresión de que cada vez que los países caribeños y latinoamericanos se reúnen con el presidente de los Estados Unidos de América es para pedirle cosas o para reclamarle cosas. Casi siempre, es para culpar a los Estados Unidos de nuestros males pasados, presentes y futuros. No creo que eso sea del todo justo".
Es verdad, tan fácil es creernos víctimas para que tengan compasión de nosotros. Continúa el entonces presidente: "No podemos olvidar que América Latina tuvo universidades antes de que los Estados Unidos crearan Harvard y William & Mary, que son las primeras universidades de ese país. No podemos olvidar que en este continente, como en el mundo entero, por lo menos hasta 1750 todos los americanos eran más o menos iguales: todos eran pobres". Entonces, ¿por qué nos dejamos coger tanta ventaja del coloso del norte? Nada viene por arte de magia o por generación espontánea.
Por favor, no nos lavemos las manos, los problemas no los crearon los marcianos. El premio Nobel de Economía 2024 fue dado a los profesores Daron Acemoglu y James Robinson, académicos del Instituto Tecnológico de Massachussets y de la prestigiosa Universidad de Harvard, respectivamente: Por qué fracasan los países.
Los que hablan de honestidad y viven criticando a los gobiernos, al llegar al poder con hambre atrasada, a devorar el presupuesto.
En uno de los capítulos, los autores analizan una ciudad mexicana, limítrofe con Estados Unidos, se trata de Nogales (Arizona) y Nogales (México); las divide una larga calle. La diferencia entre una y otra es abismal. Aquella, próspera, con todos los servicios, limpia y ordenada; esta, todo lo contrario, llena de desorden, basura por todas partes; la gente, indisciplinada; los andenes, invadidos por el rebusque, etc. Parece, entonces, que nuestra pobreza es mental, nos hemos declarado pobres y lo somos. Nos quejamos de todo y muy poco aportamos a la solución de los problemas.
Por ejemplo, nos quejamos de la suciedad de la ciudad y vivimos botando cuanto residuo produzcamos al río, convirtiéndolo en una cloaca de infecciones. Tenemos un Estado asistencialista que fomenta la holgazanería y premia el pillaje. La corrupción y la impunidad campean con todas las gabelas del caso. Criticamos todo y solo vota el 45 % del censo electoral; criticamos a la dirigencia política y votamos estomacalmente; el esclavo vota por sus verdugos.
Sigo con el expresidente Arias: "Hace cincuenta años, México era más rico que Portugal. En 1950, un país como Brasil tenía un ingreso per cápita más elevado que el de Corea del Sur. Hace sesenta años, Honduras tenía más riqueza per cápita que Singapur, y hoy Singapur –en cuestión de 35 o 45 años– es un país con 40.000 dólares de ingreso anual por habitante. Bueno, algo hicimos mal los latinoamericanos". Infortunadamente nos hemos deformado en la cultura del robo, dinero fácil; lo que nada nos cuesta, hagámoslo fiesta.
Se despilfarra el erario de manera descarada. Los que hablan de honestidad y viven criticando a los gobiernos, al llegar al poder con hambre atrasada, a devorar el presupuesto. Buena parte de este se va en burocracia y mordidas. Los países prósperos se caracterizan por la cultura del trabajo y del emprendimiento. Las políticas de Estado apuntan al crecimiento apoyando la productividad, no la mendicidad.
* Obispo emérito de Neiva