No obstante algunos desarrollos recientes, que considero desafortunados, sigo creyendo que Colombia debe progresar en los próximos años, siempre y cuando los colombianos depongamos, al menos parcialmente, nuestras diferencias y contribuyamos a construir sobre lo construido.
Existen algunos aspectos muy positivos en los cuales el gobierno del presidente Santos obtuvo unos logros importantes que desafortunadamente no son compartidos por algunos colombianos, como el acuerdo de paz con las Farc, con el consiguiente aumento en la seguridad; las relaciones internacionales, con la firma del TLC y el ingreso a la Ocde; el avance considerable en la construcción de infraestructura, el inicio del proceso de reincorporación de los de la Farc y el mejoramiento en el sistema de educación.
Afortunadamente, las manifestaciones del presidente Iván Duque en el proceso de cambio de gobierno han sido por lo general adecuadas. No así las del Centro Democrático, como su aviso en la prensa sobre la ‘Herencia de Santos’, que apareció el 7 de agosto; las declaraciones de dirigentes del Centro Democrático y, particularmente, el muy desatinado discurso del presidente del Senado en la ceremonia de posesión. Un amigo comentaba acertadamente que hubiera podido evitar la preparación del discurso simplemente leyendo el aviso.
Estas divergencias confunden a la opinión y dificultan la labor del presidente Duque en su deseo de trabajar para todos los colombianos disminuyendo la polarización existente entre el Centro Democrático y otros partidos. Lo fundamental es avanzar decididamente en campos que requieren continuidad, como la consolidación de la paz, la educación, la infraestructura, la disminución de la inequidad, en los cuales se lograron indudables avances en los gobiernos del presidente Santos y se necesitan políticas de Estado y no de gobierno.
En lo referente a la educación, debe mantenerse la articulación buscada entre los diferentes niveles de educación con el programa De Cero a Siempre, así como las mejoras de a la educación superior de calidad con programas como Ser Pilo Paga, al cual sería conveniente hacerle algunos ajustes para buscar una mayor efectividad. Igualmente, se deben fortalecer los esquemas de mejoramiento de la calidad en todos los niveles y aumentar la retención de los estudiantes en las instituciones de educación, pues los índices de deserción son aún bastante altos.
En educación superior, que incluye la universitaria, la técnica y la tecnológica, sería conveniente revisar el esquema actual para ajustarlo mejor a la vocación de las instituciones, como se hace en otros países como Estados Unidos y Chile. Por ejemplo, las calificaciones de los profesores de una universidad que ofrece programas de posgrado y hace investigación deben ser diferentes a las de una que solo los tiene de pregrado.
En lo referente a infraestructura vial, los avances fueron sustanciales en vías principales; igualmente, fueron notables la vinculación de inversión privada en los proyectos, el mejoramiento de los aeropuertos y la construcción de vías terciarias. Todos estos aspectos exigen continuidad y seguimiento, particularmente el de las vías terciarias, fundamental para el desarrollo de las zonas más apartadas del país, la disminución de la inequidad y la consolidación de la paz.
La tarea que tenemos es de gran magnitud y requiere continuidad en muchos aspectos y el apoyo de todos los colombianos, independientemente de las convicciones políticas. Por esta razón, mensajes disonantes y agresivos, a los que hice referencia, no contribuyen a la creación de un clima favorable; al contrario, confunden y polarizan aún más la opinión. Unamos esfuerzos para construir sobre lo construido. El expresidente Santos ha prestado un muy importante servicio al país que indudablemente merece nuestro agradecimiento. Solo le queda competir con el expresidente Betancur por el título de mejor expresidente de estas últimas décadas.
CARLOS ANGULO GALVIS