El Acuerdo de París, firmado en 2015, está fracasando. La meta de no superar un incremento de 1,5 °C de la temperatura promedio de la superficie de la Tierra, en relación con la era preindustrial, de aquí al año 2030 ya no es posible si se toma en consideración el gran atraso que registra la casi totalidad de países con respecto a los compromisos adquiridos. Al traspasarse el umbral de 1,5 °C entraremos en una zona de alto riesgo, con una alta probabilidad de que se presenten eventos catastróficos.
¿Por qué se está fracasando? Se puede afirmar con certeza que las grandes corporaciones del petróleo, el gas, del carbón y de otros sectores, y sus gremios, son las principales responsables, tal como se evidencia en los efectivos obstáculos que han puesto para impedir el enfrentamiento del cambio climático durante cerca de setenta años. Tres han sido las estrategias de obstaculización:
El ocultamiento (o conspiración del silencio) de la existencia del fenómeno. Charles Keeling, uno de los pioneros de la investigación del cambio climático, adelantó, a principios de los años cincuenta, unos estudios sobre los efectos del incremento del CO2 en la atmósfera, por encargo y con financiación del Instituto Americano del Petróleo, que agrupa las petroleras de EE. UU. En estos señaló las consecuencias que tendrían en el largo plazo si no se enfrentaba el problema tempranamente. El Instituto y sus asociados optaron por el silencio.
Por encargo de la Exxon, la Universidad de Stanford realizó un estudio confidencial (‘Sources, abundance, and fate of atmospheric pollutants’, 1969) en cuyas conclusiones y recomendaciones urgió a la compañía a que iniciara un proceso de sustitución de las energías fósiles por renovables, como se lee en el informe que solamente se conoció recientemente. La Exxon creó un departamento de investigaciones para profundizar sobre el tema, cuyos resultados mantuvo en secreto. En un estudio publicado en 2023 –‘Assessing ExxonMobil’s Global Warming Projections’–, investigadores de Harvard y del Instituto Potsdam para la Investigación del Impacto Climático mostraron, por primera vez, la precisión de los pronósticos, elaborados por los científicos de la Exxon entre 1977 y 2003.
Las grandes corporaciones del petróleo, el gas, del carbón y de otros sectores, y sus gremios, son las principales responsables, tal como se evidencia en los efectivos obstáculos que han puesto para impedir el enfrentamiento del cambio climático durante cerca de setenta años
La negación del cambio climático. La Exxon y las principales petroleras optaron por el camino de construir la negación del cambio climático. Un memorando de 1998, filtrado de una reunión del Instituto Americano del Petróleo en la que la Exxon participó, describe una estrategia para proveer “soporte logístico y moral” a los disidentes del cambio climático, “y así generar cuestionamientos y descrédito a la sabiduría científica prevaleciente”. Esta estrategia ha tenido un éxito total, como se evidencia en el hecho de que sea Donald Trump quien encarne el liderazgo de la negación del cambio climático.
Obstrucción al Acuerdo de París. 25 empresas petroleras y de otros sectores y 25 asociaciones empresariales e industriales han sido definitivas en frenar la aplicación de políticas climáticas alineadas con el Acuerdo de París, y en impedir que en este se establezcan medidas más robustas. Así lo concluye la plataforma de InfluenceMap (2023), que abarca 350 de las empresas industriales más grandes del mundo y a las 150 asociaciones del sector que participan en políticas sobre cambio climático a nivel mundial. Las cinco empresas con más negativa influencia son: Exxon Mobil, Chevron, Toyota Motors, Southern Company (electricidad) y Basf. Y las cinco asociaciones o gremios industriales con más negativa influencia son: el Instituto Americano del Petróleo, la Asociación Americana de Combustibles y de Manufactura de Petroquímicos, la Cámara de Comercio de Estados Unidos, la Asociación Nacional de Minería y la Asociación de Negocios de Europa.
No cabe duda de que el mayor acto de corrupción de la historia es la efectiva obstrucción de la lucha contra el cambio climático perpetrado por una parte significativa de las mayores empresas industriales y extractivas del planeta. Así debe juzgarse en virtud de las catástrofes climáticas que ya están en marcha (por ejemplo, la extinción de los arrecifes de coral) y de las que probablemente se avecinan.
MANUEL RODRÍGUEZ BECERRA