El martes 20 de este mes se produjo un episodio muy importante para Colombia. Ese día, soleado en todo el país, decenas de miles de personas salieron a la calle para mandarle al presidente Gustavo Petro tres mensajes claros: que las calles no son de él, que se va construyendo una mayoría que está descontenta con su ineptitud gubernamental y que no comparten la mezquindad con la que se refiere a decenas de millones de colombianos que no piensan como él.
La marcha, que fue una convocatoria ciudadana coordinada por varias organizaciones civiles a través de redes sociales, fue un rotundo éxito. No solo por su transcurrir pacífico, a la que no salieron unos desadaptados a vandalizar, rayar paredes, atacar a las autoridades, romper vidrios ni lanzar piedras, sino también porque quintuplicó a la que convocó el propio Petro el 7 de junio para apoyar sus reformas peligrosas, arcaicas y retardatarias.
Desconocer lo que representó #LaMarchaDeLaMayoría es algo que solo haría Petro en su triste universo de odio, maldad y resentimiento. Tildar a los que salieron de ser unos arribistas de clase media es profundizar en la división que ha buscado desde que tuviera conciencia como líder político. Como si el odio fuese algo bueno para construir un proyecto político.
Entre las cien mil personas o más que marcharon había clase obrera, maestros, personas que sirven el tinto, de la comunidad lgbti+, trabajadores de empresas pequeñas, medias y grandes, empresarios, presidentes de compañías, clase alta, personas de 20, 30, 40, 50, 60, 70 y hasta de 80 años.
Fue una multitudinaria marcha de colombianos de todos los colores, personas valientes cuya voz de protesta se va a sentir cada vez más, porque este gobierno no quiere un diálogo con ellas. Y es una voz muy poderosa de cara a las próximas elecciones del 29 de octubre, que deben ser un referendo en torno a Gustavo Petro, Daniel Quintero y todos los políticos que han alimentado la fragmentación de los colombianos.
En los días posteriores a la marcha, publiqué un video en el que hablaba de la necesidad de consolidar estas voces de protesta y descontento en grupos de WhatsApp y cuentas reales en redes sociales.
Muchas personas me escribieron pidiéndome que fuese más específico, así que espero poder explicarlo bien en los siguientes párrafos, porque una oposición a Petro, al que no le tiembla la mano en mentir, calumniar y difamar, y que cuenta con todo el aparato del Estado para amenazar e intimidar, tiene que estar bien organizada y actuar de manera valiente, constante y coordinada.
Así pues, cada persona debería armar de 3 a 5 grupos en WhatsApp (o en Telegram) con 10-20 integrantes cada uno. Los grupos con cientos de personas terminan siendo 'spam', poco eficientes y un intercambio de opiniones ególatras.
Cada grupo ha de tener un propósito. Por ejemplo, en el grupo de empresarios compartir columnas u opiniones de sectores varios de la economía, en el de académicos intercambiar informes de universidades o tanques de pensamiento, en el de jóvenes tratar temáticas que a ellos les interesen, en el de adultos mayores hablar sobre reformas como la pensional y en el de vecinos coordinar difusión de material en redes sociales con un mismo numeral. Luego, pedirle a cada persona que cree sus cinco grupos y así sucesivamente.
#LaMarchaDeLaMayoría es de todos. No es de una persona, ni de una organización. Lo difícil ya se hizo, que fue lograr una unión que no creíamos que íbamos a ver ante este gobierno del miedo. Quedarnos solo en la marcha del 20 sería un grave error. Es ahora cuando debemos apretar más, hablar más y compartir más. La defensa de Colombia no se logra en una marcha. Se logra todos los días, y con una fecha en mente: el 29 de octubre nos jugamos el futuro de este gran país.
DIEGO SANTOS
Analista digital