Colombia vive un tipo de situación en su conflicto armado interno que se relaciona con lo que ha sido la naturaleza y la forma de hacer la guerra, por lo cual las características de la nombrada guerra de quinta generación se adaptan al conflicto armado colombiano.
En la guerra de quinta generación, que a su vez tiene que ver con lo que se denomina guerra en el espacio cognitivo, lo que se busca es que en el conflicto no sea determinante solo el enfrentamiento militar, sino incidir en la mente de la sociedad, buscando el control de la percepción ciudadana sobre lo que pasa, las causas, consecuencias y, de manera contundente, sobre la realidad del conflicto armado y del país, porque además se busca tener dominio político, social, cultural, económico y hasta moral.
En Colombia y el mundo, cada vez es más relevante para los grupos criminales transnacionales y con capacidad de control de territorio el dominio de la percepción ciudadana. El Eln es un ejemplo, al buscar manipular diferentes contextos desde el espacio cognitivo, en donde actúan como actores que influyen en la mente de las poblaciones de los territorios que ocupan, masificando el odio hacia diferentes sectores y actores, utilizando como propaganda para su causa el disfraz de la preocupación por la sociedad y, sobre todo, tergiversando la realidad sobre su violencia y criminalidad bajo supuestos objetivos sociales.
Otro factor relevante es que los actores criminales se adaptan de manera rápida a los cambios y contextos sociales, políticos, tecnológicos y económicos.
De tal forma que en el conflicto armado interno colombiano, la movilización popular es instrumentalizada como una modalidad para agitar y permear la legitimidad del Estado, sin interesarles las reales causas de la movilización y reclamos de la gente, para lograr satisfacer intereses de los criminales y, en el caso del Eln, a partir de sus frentes urbanos, se da una conexión con las diferentes modalidades que tiene este grupo para buscar lograr sus propósitos; esto es, actuar e impactar en lo social, lo político, lo económico, la información, lo cultural y, ante la comunidad internacional, lo que se traduce en capacidades determinadas en el quinto escenario de la guerra, con apoyo de la tecnología y el ciberespacio.
Otro factor relevante para el caso de las guerras de quinta generación y su cohesión con el caso colombiano es que los actores criminales se adaptan de manera rápida a los cambios y contextos sociales, políticos, tecnológicos y económicos. El Eln actúa y se fortalece en zonas de Colombia y de Venezuela con rápidas actuaciones, apoyos políticos y condicionando el comportamiento de las comunidades de ambas partes, bajo el ejercicio de la violencia y el miedo, vendiendo la idea de que no les interesa el negocio del narcotráfico, sino que continúan siendo un actor con objetivos sociales y para esto, su interés no es destruir el Estado, sino socavar la legitimidad y mantener el control del territorio y de las economías ilícitas. Con este grupo puede verse el caso de su frente de guerra ‘Urbano Nacional’ Comandante en Jefe Camilo Torres Restrepo, el cual tiene un sitio web donde evidencia algunas de sus acciones propagandísticas con el objetivo de promover revolución y acciones que permeen la percepción ciudadana.
Alterar el contexto es primordial en las guerras de quinta generación, y en el conflicto armado interno colombiano tiene esta característica. Los medios de comunicación son actores fundamentales porque sus acciones pueden contribuir a cortar los flujos de información y desinformación que controlan los criminales. Las acciones constantes son la agitación política y de propaganda, aprovechando la tecnología, y al integrarse estos tres aspectos, la guerra trasciende del campo armado al cognitivo, y así, se enlazan la guerra de quinta generación y el conflicto armado colombiano.