Cada fecha de la eliminatoria deja sensaciones. La tercera jornada nos dice que hay dos arriba que ya están en el Mundial —Argentina y Brasil— y dos abajo a quienes les costará horrores conseguir un boleto —Bolivia y Perú—. Son sensaciones simplemente, pues quedan quince partidos y dos años de competencia. Muchas cosas podrían cambiar (técnicos, sobre todo), pero desnivelarán las selecciones con mayor riqueza individual, y no se pueden inventar jugadores de un día para el otro, el que los tiene, los tiene, el que no…
Niveles. Dos años después de la anterior clasificatoria, un escaneo de los diez participantes nos muestra con claridad cuatro escalas, la de arriba en que siempre están Argentina y Brasil, una segunda con Ecuador, Uruguay y Colombia, una tercera con Chile, Venezuela y Paraguay (en ese orden y con Chile queriendo trepar a la segunda línea, donde siempre estuvo) y una cuarta con Perú y Bolivia.
Resbalón. El de Brasil, que cedió por tercera vez un empate de local ante Venezuela, dos en eliminatoria y uno en Copa América. Hace tres o cuatro décadas eran resultados de 5, 6 y hasta 7 a 0 a favor de Brasil. Eso se acabó para siempre. Y tiene doble motivo: la Verdeamarilla sigue contando con grandes futbolistas, pero ya no son los monstruos de antaño. Del lado de enfrente, la Vinotinto no es más la que recibía de a media docena por partido y terminaba las eliminatorias con tres o cuatro puntos. Ahora hay que sudar para empatarle.
Avance. No es ninguna casualidad este punto de oro conseguido por Venezuela en tierra brasileña. Después de Ecuador, el venezolano es el fútbol con mayores progresos. Y todo parte de lo mismo: tiene mucho talento en un plantel muy interesante. De sus 28 futbolistas, solo el tercer arquero juega en su país, el resto en Europa, Estados Unidos, Brasil, Argentina. A una defensa de hierro donde sobresalen Yordan Osorio y Wilker Ángel se le suma una cantidad de elementos de buen pie como Soteldo, Savarino, el ‘Brujo’ Martínez, Rómulo Otero, Yangel Herrera, y un DT que gusta del buen fútbol y los manda adelante como Fernando Batista. Hoy Venezuela está claramente en posición de aspirar a un cupo mundialista. No es utópico en absoluto.
Alarmante. La caída de Bolivia. Antes, al menos, era temible en su reducto de La Paz. A 3.650 metros de altitud. Ya ni eso. Lleva 7 derrotas consecutivas en eliminatorias, cuatro en la anterior y las tres de esta. Su estadio Hernando Siles no mete más miedo. Ha caído en los últimos cuatro duelos que disputó allí. La explicación es sencilla: no tiene una sola figura resaltable. Y esto también arroja un motivo: escasísimo trabajo en inferiores. Todo ello se refleja en la falla infantil del zaguero Cuéllar en el minuto 96 que posibilita el gol de Kevin Rodríguez. Muy difícil para Gustavo Costas y para cualquier técnico alcanzar el éxito sin material calificado. “Ya ni la altura nos queda”, se lamentaban los hinchas a la salida del estadio ante las cámaras de TV que buscaban reflejar el ánimo general.
Fantástico. “¡Qué espectáculo Argentina!”, nos dice Ricardo Vasconcellos por el WhatsApp en tiempo real. “Y sin Messi. No deja de atacar nunca. Eso se agradece, más allá de cómo ande el rival. Le hacen una publicidad desmesurada a Bielsa, pero Scaloni, sin tanta pompa, respeta de verdad la tradición del fútbol argentino”, agrega. No se relaja Argentina pese a haber conseguido el título mundial, quiere ganar todo y da un festival de bola en cada presentación. Ante Paraguay fue 1-0, pero jugó como para cinco o seis goles. “Tienen un esquema muy aceitado desde hace tiempo. Cuando van ganando es muy difícil sacarles la pelota”, reconoció Daniel Garnero, DT de la Albirroja. Lo mismo que sufrió Francia en la final de Catar y que sufren todos: empiezan a tocar y es casi imposible interrumpirles el circuito. Nunca, con Menotti, con Basile y mucho menos con Bilardo, una selección argentina jugó así, ni parecido.
Malestar. Desde Uruguay fustigan que Colombia haya fijado el horario de las 15:30 para recibir a la Celeste en el calor húmedo de Barranquilla y a las 19 para enfrentar a Brasil (quinta jornada). “Si bien cada asociación tiene libertad para la determinación, no parece lógica ni igualitaria”, señaló el narrador oriental Rodrigo Romano. Sobre Uruguay: Bielsa dio a entender en rueda de prensa que Suárez y Cavani no están ni estarán en sus planes. Algo que la acarrea tremendas críticas dentro del fútbol uruguayo. Los más molestos son los técnicos charrúas, porque la AUF haya llamado a un extranjero para dirigir la selección, nada menos que argentino, algo intolerable para ellos.
Derrumbe. Perú lleva un punto sobre nueve disputados, punto afortunado en un partido que estaba para perderlo por goleada ante Paraguay. En tres cotejos remató una vez al arco en 300 minutos, contando tiempo reglamentario y añadidos; un tiro desde 40 metros de Paolo Guerrero que dio en el travesaño paraguayo. No obstante, las estadísticas no son ni remotamente tan pobres como su juego timorato, feo, defensivo. Hasta marzo de 2022, el Perú fue un país futbolísticamente feliz. Sin estrellas, con jugadores modestos, sin mejorar su organización ni su infraestructura, sin trabajar en planes formativos ni hacer nada de lo que se requiere para evolucionar en el deporte, se vio de pronto representado por un equipo. Como por obra de la Providencia. Un conjunto armonioso, que sonaba bonito y jugaba a la peruana, que cuidando la pelota dio batalla a todos. Sin meterse atrás, con dignidad estilística. Clasificó a un Mundial después de 36 años y se le escapó otro por un penal. Metió un subcampeonato y dos terceros puestos en la Copa América. Goleó a Chile. Multiplicó por seis o siete los ingresos de la Federación, invadió Rusia con 40.000 hinchas. La marca Selección Peruana creció exponencialmente y atrajo un puñado de patrocinadores. Recuperó el prestigio en el continente.
Cambio. De pronto, a alguien se le ocurrió romper en mil pedazos esa Disneylandia futbolera cambiando de técnico, que es lo más difícil de acertar: uno bueno. Empujaron a la calle a Gareca y llevaron uno definidamente defensivo, Juan Reynoso. La derrota frente a Chile caló muy hondo. Todos los medios coincidieron en una palabra: desastre. “Que lo echen ya, ya, ya… Que no vaya ni a la conferencia de prensa”, bramaba un periodista peruano refiriéndose a Reynoso, a poco de terminar el juego en Santiago.
Increíble. Que un goleador fantástico como Germán Cano, de Fluminense, no tenga selección para demostrar su capacidad. El máximo artillero de la Libertadores no completó su trámite de nacionalización en Colombia (vivió cinco años entre Pereira y Medellín) y en Argentina, su país natal, no es tenido en cuenta por Lionel Scaloni. Y que haya tantas selecciones con desesperante necesidad de un hombre-gol… En la Albiceleste siguen peleando por ese puesto Julián Álvarez, de gran presente en el Manchester City, y Lautaro Martínez, la estrella del fútbol italiano. Por ahora gana Julián. Desde el Mundial le sacó la titularidad a Lautaro y no la suelta.
Peor. ‘Uno de nueve no se ve bien’, es el título del diario ABC Color, de Asunción. “Es el peor inicio de Paraguay en una eliminatoria desde que se juegan todos contra todos, en 1998”.
Histórico. El gol de Kendry Páez con 16 años y 161 días. Ojalá el primero de muchos. Siempre ver nacer un crac es una alegría para el hincha de fútbol verdadero. Lleve la camiseta que lleve.
JORGE BARRAZA