Quiero refrescar en esta columna una invitación a la que con frecuencia esta sociedad le baja la caña, quizá por esa obsesión “personalista” que existe en nuestro país o por la innegable atracción de las elecciones uninominales que pueden seguirse con la pasión que despierta una carrera de caballos.
Las corporaciones colegiadas, que, en lo regional, tienen tareas importantes como la definición del endeudamiento de un municipio, la aprobación del ordenamiento territorial, los debates de control político y la selección de contralores para que no se roben la plata, deberían generar igual interés.
Hoy quiero convocarlos para que en estos últimos días, antes del domingo 29 de octubre, pensemos en quién se llevó nuestro voto en la última elección y si lo hizo bien o mal. Si no votaron por nadie, no repitan la misma indiferencia esta vez, cuando el país reclama un mayor nivel de consciencia en las elecciones que se nos vienen.
Y un consejo, desprevenido y en buena onda: si pueden, denle la oportunidad a alguien que por primera vez esté aspirando. La renovación trae calidad, pluralidad y profundiza la democracia.
¿Me dejan contarles sobre algunos candidatos que he conocido en el cubrimiento de esta campaña, para ponerles solo algunos ejemplos de por qué creo que hay gente valiosa en todos los partidos que se merece un chance?
En Bogotá, por el partido Dignidad y Compromiso hay una aspirante que habla de feminismo y educación con hechos concretos que acreditan su conocimiento en estos temas. Se llama Liliana Castañeda y tiene el número 2 de ese partido. En el Centro Democrático, con el número 45 está Daniel Briceño, que ha ejercido desde las redes una interesante y valiosa forma de control político y que en el Concejo lo haría de lujo. También en el CD, con el número 1 está Sandra Forero, experta en finanzas, expresidenta de Camacol y, sobre todo, una mujer transparente y que habla firme. En ese mismo partido, con el número 15, está Camilo Rubiano, un joven que sabe de urbanismo y ha ejercido una oposición con argumentos al corredor verde de la carrera séptima.
Si pueden, denle la oportunidad a alguien que por primera vez esté aspirando. La renovación trae calidad, pluralidad y profundiza la democracia.
Hay un personaje en Bogotá que quiere que nos volvamos a enamorar de la ciudad y que dejemos la ‘tusa’ por los malos políticos: es Juan David Quintero, del Nuevo Liberalismo, con el número 2; y en esa misma colectividad está Cristina Calderón: pila, vehemente, sabe de infraestructura y quiere reformar el IDU. Tiene el número 10. Nicolás de Francisco, con el número 45, de Cambio Radical, ha dado una batalla cívica por andenes dignos en la ciudad. Más a la derecha, no dudo que Nicolás Gómez, el número 1 de Salvación Nacional, jugaría un tremendo papel fiscalizador del próximo alcalde de la capital, mientras en la Alianza Verde Camilo el ‘Mono’ Pardo, con el número 20, representa bien los valores de ese partido.
Si usted está en Cali, piense en gente como Juan Felipe Murgueitio, n.º 10 del CD; o si está en Medellín, dele la oportunidad a gente nueva como Alejandro Moncada, el 10 de la Alianza Verde en la capital antioqueña. Y si en Bucaramanga busca también primerizos, fíjese en José David Cavanzo: honorable, cercano a la empresa privada pero que ha estado en la istración pública. Tiene el número 1 de Cambio Radical. O Pilar Gómez, del Nuevo Liberalismo, con el número 1 en la capital santandereana de ese partido. Finalizo con alguien que se hizo más colombiano y más cartagenero que todos: don Salvo Basile, quien aspira al Concejo en la Heroica con el número 1 del movimiento Fuera Malandrines.
¡Ojo con el Concejo! Llenarlo de buenas personas depende de que nos interesemos también en esta elección. Como dice la cuña aquella: “... y después no digas que no te avisamos”.
JOSÉ MANUEL ACEVEDO