Todo es campaña. Todo es política. Todo lo que empezamos a vivir desde hace unas semanas y que se prolongará hasta el próximo mes de mayo viene impregnado por esa urgencia de conseguir votos para consolidar candidaturas al Senado, a la Cámara o a la Presidencia. Aunque no lo acepten, hemos entrado en el territorio del ‘todo vale’ para conseguir votos.
¿Que Gustavo Petro les dio la espalda a las madres de las víctimas de los llamados ‘falsos positivos’? Algunos dirán que es pragmatismo. Que el cálculo electoral lo obliga a incluir en sus listas a personas que logren movilizar votantes suficientes para cumplir su meta de curules en el Congreso. Que a ellas se las tendrá en cuenta en un eventual gobierno. En fin, excusas hay y habrá siempre.
Claro está que para quienes han sido víctimas del horror, como es el caso de las Madres de Soacha, ese tipo de excusas no sirven. Cuando a uno le dicen que lo van a tener en cuenta, se espera que eso sea desde las primeras etapas de un proceso político y no cuando ya este se haya consolidado. Tal vez ellas y otras víctimas sepan que en campaña los políticos son prolíficos en promesas, pero ya gobernando esas promesas se olvidan y a quienes los llaman para recordar los viejos compromisos se los deja en unas agendas que no tienen ni fecha ni hora definidos.
Hablando de promesas, ¿será que si sale la propuesta del presidente Duque de un incremento de 10,07 % del salario mínimo veremos al mandatario sacando pecho diciendo que tal y como lo prometió en campaña él y solo él logró el incremento más importante en la historia para el ingreso mensual de los colombianos?
Hablar de un poderoso incremento salarial, sin mencionar que este atiende a un incremento del costo de vida galopante, es, por lo menos, hablar con medias verdades.
Me hago la pregunta porque, si eso llegare a pasar, ojalá el Presidente recuerde que tan poderoso incremento poco tiene que ver con su voluntad o promesas de campaña y más bien viene amarrado a una crisis económica que está lejos de terminar y dejará a Colombia (así como al mundo entero) con unas cifras de inflación que en muy pocos meses harán mella sobre tan cacareado incremento.
La crisis de los contenedores sigue y seguirá. Las alzas de precios (incluso en productos de la canasta básica) apenas las estamos empezando a sentir, y el arranque de 2022 será generoso en mostrarnos cómo la capacidad adquisitiva de los colombianos se merma. Además, el precio del dólar sigue sin dar tregua, con el consiguiente impacto sobre TODO lo que sea importado. Así que hablar de un poderoso incremento salarial, sin mencionar que este atiende a un incremento del costo de vida galopante, es, por lo menos, hablar con medias verdades.
Todo es campaña. Todo es política. Por eso Roy Barreras se quiso posicionar como precandidato a la presidencia en una supuesta competencia con Petro. Para darse pantalla. Para que lo asociaran con la izquierda a la que nunca ha pertenecido, pero que ahora necesita para mantener su curul en el Senado, que tantos réditos le ha dado. Por eso ya no competirá contra Petro. Su objetivo se ha cumplido.
Todo es campaña. Todo es política. Por eso ahora el presidente rechaza la ‘ley mordaza’ que muy campante venía avanzado en el Congreso con un sospechoso silencio cómplice del ministro del Interior y de la jefa de la Oficina de Transparencia de la Presidencia.
Todo es campaña. Todo es política. Por eso nos tenemos que preguntar si muchos de los discursos de los candidatos de hoy son de verdadera conciencia sobre nuestro drama o mero oportunismo de audaces tiburones del océano de la vieja política.
#PreguntaSuelta: ¿a usted le generan confianza o desconfianza las listas cerradas para Senado y Cámara de Representantes? ¿Prefiere votar por una persona o es mejor por un partido definido?
JUAN PABLO CALVÁS
@juanpablocalvas