Estos días, un lector y buen amigo me soltó a quemarropa, como casi todo en Colombia, una observación sincera, que agradezco: “He notado que se ha vuelto muy serio en su columna. Y uno la espera para distensionarse, para reírse un poquito. Ah, pero es que en este país casi no hay nada de qué reírse”, agregó y se rio, aunque con ironía.
No sé si es en el mundo de hoy y más en este país tragicómico, pero cada día parece que la gente se enerva más y ríe menos. Un chiste de niño decía que un alfiler se reía de ver una aguja “enervada”. Sospecho, pecho, calculo, pienso, que eso es grave, pues se trata al final de la salud mental de la sociedad. Leí que Colombia es el octavo país con más depresión en el mundo.
Pero si se mira bien, hay cosas que deberían sacarnos un jajajá, así sea con ironía, porque este país no es serio. Por ejemplo, después de 70 años de esperar un metro para Bogotá, y cuando ya está el trazado de la primera línea, cuando va en el 24 por ciento de la ejecución de la obra, compra de predios, traslado de redes; cuando hay una enorme planta en Bosa que produce pilotes como deditos de queso, un contrato firmado por más 22 billones, la Presidencia dice ¡alto ahí! Que eso no fue lo pactado. Y otra vez estamos en espera de unos estudios de la SIC. ¿Será que entierran el metro? ¿No será que los egos políticos sí van sobre rieles? ¿Habrá Petro soterrado? Para morirse de la erre.
Por eso insisto, estimado jefe del Estado, Justicia, Congreso, querido fiscal Barbosa, todos, la lucha es contra los corruptos y los violentos que se ríen de todos nosotros.
Este es un país de chistes crueles. Qué tal el hecho de que, al parecer, un grupo de empresas, “gente de bien”, jajajá, dijo el Presidente, que hace mal, de la mano con el Eln, sí, en serio, con el Eln, que secuestra “gente de bien”, estaban robando a Ecopetrol, es decir, a todos los colombianos. Dicen que unas 40 empresas utilizaron crudo sacado del tubo de Caño Limón-Coveñas por el Eln y lo mezclaban con petróleo venezolano para exportarlo como legal. Como por entre un tubo se perdieron unos 80 millones de dólares. Y pensar que hay más de 20 millones de colombianos sudando petróleo para conseguir una bolsa de leche, mientras otros roban plata por barriles. Si se comprueba, que haya justicia, a ver si algún día podemos decir que el que ríe de último ríe mejor. Ah, pero dicen que aquí la justicia es un chiste. Jajajajá.
Y ahora, más cuentachistes. Una mafia se ‘camufló’ en el Ejército. Sí, los corruptos en arrastre bajo, en nuestro glorioso Ejército Nacional, donde tantos hombres y mujeres ponen el pecho por nosotros. Por ahora fueron capturadas 24 personas: 11 militares activos, ¡atención, fir!, dos civiles y 11 exintegrantes de las fuerzas castrenses, que muchos dirán cástrense. Esa red, se dice, hacía falsas incorporaciones, es decir, soldados invisibles, no para el enemigo, sino para el Estado, y cobraba por los salarios, alimentación, viáticos, etc. Los pillos practicaban el un dos tres, un dos tres, pero millones. Jajajajá. Contrainteligencia dice que se llevaban unos 6.000 millones al año... Bueno, por fortuna, fortuna mal habida, se descubrió el chanchullo y si la justicia se pone las botas, el que ríe de último ríe mejor.
Y otro chistecito. El Presidente desafía a la Procuradora, la quiere tomar del Cabello al no permitir que sancione a un alcalde. ¿Y la separación de poderes? ¿Y el respeto a la Constitución?
Y no hablemos de inseguridad, en un país que sigue en guerra, en el que hay mucho Judas sicariote. Y la violencia está disparada. Por ejemplo, murió una niña de 4 años, inocente, en fuego cruzado entre disidencias y el Ejército, el visible, el que lucha. Es para llorar. Por eso insisto, estimado jefe del Estado, Justicia, Congreso, querido fiscal Barbosa, todos, unidad. La lucha es contra los corruptos y los violentos que se ríen de todos nosotros, porque en tierra de entuertos la justicia es ciega. Y terminé serio, como en visita a cementerio.
LUIS NOÉ OCHOA