La pesadilla que se extiende a lo largo y ancho de Estados Unidos ha alcanzado niveles insospechados. No se trata solo del virus mortal que ha atacado al mundo entero, no. Este país que se precia de ser “el mejor del mundo” ha cultivado, además, gigantescas comunidades que se declaran enemigas de la ciencia.
Esta resistencia al conocimiento científico ha derivado en la rebelión colectiva contra las más elementales medidas de protección en una pandemia. Vendedores en almacenes han sido golpeados y periodistas atacados solo por usar mascarillas o por pedirles a otros que las usen.
EE. UU. se convirtió en epicentro del covid-19 gracias al gran promotor anticiencia: Donald Trump. Este individuo, sin el menor conocimiento sobre el funcionamiento del Estado y en franco ataque contra las recomendaciones científicas, se ha dedicado a satanizar el uso de la mascarilla y a ridiculizar a quienes le imploran que se tome en serio esta terrible emergencia sanitaria y humanitaria.
Ante semejante catástrofe, una mujer, Mary Trump, Ph. D., publicó un libro contra viento y marea: Too much and never enough, how my family created the world’s most dangerous man (Demasiado y nunca suficiente, cómo mi familia creó al hombre más peligroso del mundo), que revela las trampas y sistemáticas faltas éticas en las que se crio el hoy primer mandatario y que pone en práctica hoy en día.
Mary Trump se enfrentó, así, al hombre más poderoso y vengativo del mundo, porque, según ella, no quiere que Trump destruya a su país de la misma forma que destruyó a su familia.
La valentía de esta mujer, sobrina del nefasto residente de la Casa Blanca, vendió más de un millón de copias solo en el primer día de su publicación y es ya uno de los referentes claves para quienes aún dudan de lo atroz que es Donald Trump.
Entre algunos de los hechos narrados sobresale que Donald T. le pagó a un amigo para hacer un examen de isión por él, el SAT, y así garantizó su ingreso a Penn State. También que sistemáticamente rechazaba potenciales arrendatarios de sus propiedades si eran afroamericanos. Mary reporta igualmente que le oyó a su tío usar la palabra “nigger” en repetidas ocasiones y hacer comentarios antisemitas.
También, siendo ella doctora en Psicología Clínica, afirma que su tío exhibe todas las características de un narcisista, un sociópata y un mitómano.
Estas tres características resultan nefastas en un presidente que enfrenta una pandemia, pues el narcisista solo trabaja con quienes lo vanaglorian sin contradecirlo; el sociópata no siente compasión por otros ni remordimiento por sus acciones y el mitómano pues… el mitómano miente de forma compulsiva y descarada.
Mary Trump hizo acopio de toda su valentía y se enfrentó, ella sola, ante el más grande matoneador y el más peligroso individuo. El impacto mundial que tiene Trump por ser presidente de EE. UU. es lo que lo hace infinitamente más peligroso que otros presidentes o dictadores como Putin, Duterte, Bolsonaro o Duque.
De allí que la gesta de Mary sea aún más peligrosa y valerosa. Ojalá que su gancho al hígado de ese tío tramposo, mentiroso, con decenas de acusaciones por acoso y abuso sexual sirva para frenar su reelección. Y ojalá que inspire también a las miles de mujeres que, por temor, no denuncian a quienes las han matoneado o abusado de alguna manera. Es hora de que las mujeres rescaten a la sociedad de individuos tóxicos como Donald Trump.
María Antonia García de la Torre