En este portal utilizamos datos de navegación / cookies propias y de terceros para gestionar el portal, elaborar información estadística, optimizar la funcionalidad del sitio y mostrar publicidad relacionada con sus preferencias a través del análisis de la navegación. Si continúa navegando, usted estará aceptando esta utilización. Puede conocer cómo deshabilitarlas u obtener más información aquí

CLUB VIVAMOS
Suscríbete
Disfruta de los beneficios de El Tiempo
SUSCRÍBETE CLUB VIVAMOS

¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo [email protected] no ha sido verificado. Verificar Correo

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí. Iniciar sesión

Hola, bienvenido

¿Cual es la ciudad colombiana clasificada como la más peligrosa del mundo?
¿Cómo va el juicio al expresidente Álvaro Uribe?
¿Accidente de bus en Calarcá?
Frío inusual en Bogotá explicado por el Ideam

Una normalidad anormal

Numerosas naciones subdesarrolladas tendrán que esperar meses antes de una reactivación segura.

Alt thumbnail

DOCENTE UNIVERSITARIAActualizado:

00:00
00:00

Comentar

Whatsapp iconFacebook iconX iconlinkeIn iconTelegram iconThreads iconemail iconiconicon
Un año y medio ha pasado desde que se desató el mortal covid-19 que a tantos abuelos, madres, adolescentes se llevó antes de tiempo. El aislamiento, el miedo, el hambre, el desempleo: todas estas “dolencias preexistentes” de la humanidad incrementaron y dejaron a cientos de millones en la más cruel desconexión, lejos de sus amigos y familiares.
El o con otros humanos es crucial para nuestro bienestar emocional y para el continuo desarrollo de las ideas y de la tecnología y esta interrupción abrupta ha ahondado el silencio y la soledad.
Ahora, lentamente, unos pocos países intentan un regreso a lo considerado “normal”, tras campañas masivas de vacunación. Este proceso, sin embargo, ha obrado igual que el virus mortal, y ha beneficiado más rápidamente a los países que cuentan con mayor tecnología, presupuesto y capital humano para la fabricación y distribución del líquido más preciado en 2021: la vacuna contra el covid-19.
Estados Unidos reporta jubiloso que más de 141 millones de ciudadanos ya fueron vacunados y el CDC autorizó a aquellos afortunados para que dejaran de usar mascarillas al aire libre y en espacios cerrados. Europa anunció la creación de un pasaporte de vacunación para permitir el libre tránsito de los individuos ya inmunizados.
En nuestros países, sin embargo, las vacunas llegan con cuentagotas, las UCI no dan abasto hace meses y la gente sigue muriendo contagiada, lejos todavía del refugio de una vacuna, ya sea Pfizer, Moderna o AstraZeneca. La tragedia de India –e incluso de Colombia– nos obliga a reflexionar sobre las fuerzas que aún hoy favorecen a algunas naciones y mantienen a otras en el purgatorio del subdesarrollo.
Si hay diferencias tan radicales entre unas regiones y otras no es por casualidad. Y la mortandad que está dejando este virus a su paso indica que las decisiones sobre la salud pública no deberían depender de políticos que nada saben de salud –o medicina en general– y que las vacunas creadas para contrarrestar un virus mortal a escala mundial no deberían estar atadas a una patente que impida su libre distribución en el mundo. En este caso sí es cierto que si una persona es vulnerable al virus, todos lo son, de modo que la lógica tribal de enfocar los esfuerzos en las comunidades locales e ignorar al resto del planeta Tierra no es una estrategia viable a la hora de mantener un virus mortal bajo control.
Numerosas naciones subdesarrolladas tendrán que esperar meses –si no años– antes de que puedan cantar victoria y autorizar una reactivación segura del comercio y de los espacios públicos en general.
El covid-19 nos mostró, sin querer, los egoísmos que caracterizan a las sociedades modernas y la necesidad de solidarizarse con otros grupos humanos –en especial los más vulnerables–, no por un sentimiento caritativo sino por una noción de justicia y por sentido común. Ojalá que el próximo virus mortal que amenace a la especie humana se encuentre con una sociedad mejor preparada, más colectivizada y lista para trabajar en conjunto a fin de proteger, no a los más ricos y más blancos, sino a todos sin distingos de raza, edad o género.
MARÍA ANTONIA GARCÍA DE LA TORRE
En Twitter: @caidadelatorre

Sigue toda la información de Opinión en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal.

00:00
00:00

Comentar

Whatsapp iconFacebook iconX iconlinkeIn iconTelegram iconThreads iconemail iconiconicon

Conforme a los criterios de

Logo Trust Project
Saber más
Sugerencias
Alt thumbnail

BOLETINES EL TIEMPO

Regístrate en nuestros boletines y recibe noticias en tu correo según tus intereses. Mantente informado con lo que realmente te importa.

Alt thumbnail

EL TIEMPO GOOGLE NEWS

Síguenos en GOOGLE NEWS. Mantente siempre actualizado con las últimas noticias coberturas historias y análisis directamente en Google News.

Alt thumbnail

EL TIEMPO WHATSAPP

Únete al canal de El Tiempo en WhatsApp para estar al día con las noticias más relevantes al momento.

Alt thumbnail

EL TIEMPO APP

Mantente informado con la app de EL TIEMPO. Recibe las últimas noticias coberturas historias y análisis directamente en tu dispositivo.

Alt thumbnail

SUSCRÍBETE AL DIGITAL

Información confiable para ti. Suscríbete a EL TIEMPO y consulta de forma ilimitada nuestros contenidos periodísticos.