Bienvenida la visita de Mr. Blinken, secretario de Estado de EE. UU., que parece llegar con varios mensajes de alto impacto que, de concretarse, marcarían un punto de inflexión en la historia de las relaciones bilaterales, la lucha contra las drogas, la migración, la recuperación económica, la transferencia de tecnología, la democracia y la forja de una alianza como los puentes de antes, en abarco de río, veamos:
Narcóticos: 50 años y cerca de un trillón de dólares después de que Nixon lanzara su guerra contra las drogas, los cultivos, el consumo, los arrestos, la violencia y la rentabilidad de este negocio que, por ilícito, no cesan de prosperar, siguen en progresión aritmética. Solo la coca colombiana genera cerca de US$150 billones al año y, así, pareciera que el trillón hubiese sido invertido en propaganda y fertilizantes a favor del narco que se quiso erradicar. Es evidente que su ilicitud es su mejor blindaje, que esa política fracasó y que es acertado lo que empieza a perfilarse.
En su reciente visita, H. Fulton anunció una política antinarcórticos más cercana a lo que Joseph Nye, profesor de Harvard, explica como soft power. Seducción mejor que fuerza, convicción, cultura y acción integral mejor que guerra, que el antecesor de Mr. Blinken, el general Colin Powell, recién fallecido, defendió y que atestigua en favor de la evolución de la política exterior de USA, desde la diplomacia de las cañoneras a lo que vemos hoy y que representa, felizmente, un primer paso del mandatorio viraje en la política antidrogas. Mejor Laird que Mcnamara, lo que per se es un hito histórico, pero hay más:
Migración. El caos de Venezuela es asunto central en la agenda. Coincido con Luis A. Moreno en su apreciación de que el éxodo venezolano no tiene precedentes en América Latina y, así, el esfuerzo del tío Sam en contribuir a forjar una política migratoria y una mejoría de las economías de Latam, y hacerlo con fondos, programas de ayuda y transferencias de tecnología, es el sendero correcto. Construir una sociedad más justa está en el corazón del programa de nuestros visitantes, y a este le sigue otro mensaje:
Si esta visita consolida algunos de sus objetivos, podría alejar de la región los caudillismos que florecen en tiempos de crisis.
Un espaldarazo a Colombia y al liderazgo del presidente. Foreign Affaires señala que para los norteamericanos del común y del Gobierno la confianza en el otro, la similitud en creencias, protocolos, sistemas políticos, el ‘trust’, es de la esencia para forjar alianzas. La llegada de Mr. Blinken, segundo funcionario más poderoso de USA, es una señal de fe, confianza y respaldo al país, a su liderazgo interno y a su visión en Latam, pero el que no llegue solo sino con los secretarios Mayorkas y González, responsables de asuntos de seguridad; B. Nichols, de asuntos diplomáticos; D. Singh, de asuntos económicos, es un espaldarazo a la democracia.
Y es mandatorio reconocerle al embajador Juan Carlos Pinzón la eficacia en los círculos políticos de Washington, su gestión y la determinación del Gobierno en seguir solidificando los vínculos con nuestro mayor aliado global, hacia un punto de inflexión de la historia, desde cualquiera o desde todos los ángulos referidos, para transitar con firmeza hacia una sociedad menos violenta, más próspera, por ejemplo, a través de la intensificación del near shoring.
Esta figura, que ha generado enorme prosperidad en México, es un vehículo para captar inversión, transferencia de conocimiento, intercambio empresarial y crea otro camino para atraer mayor inversión, desarrollo y nuevas fuentes de riqueza para el país y la región, que se debería pensar en trasladar hacia las zonas menos desarrolladas. Si esta visita consolida algunos de sus objetivos, podría alejar de la región los caudillismos que florecen en tiempos de crisis, defender los valores esenciales de nuestras constituciones, promover una mejor economía regional y seguir navegando, en democracia, las turbulentas aguas del sigo XXI.
MAURICIO LLOREDA