En este portal utilizamos datos de navegación / cookies propias y de terceros para gestionar el portal, elaborar información estadística, optimizar la funcionalidad del sitio y mostrar publicidad relacionada con sus preferencias a través del análisis de la navegación. Si continúa navegando, usted estará aceptando esta utilización. Puede conocer cómo deshabilitarlas u obtener más información aquí

Suscríbete
Disfruta de los beneficios de El Tiempo
SUSCRÍBETE CLUB VIVAMOS

¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo baxulaft@gmai.com no ha sido verificado. Verificar Correo

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí. Iniciar sesión

Hola, bienvenido

¿Cual es la ciudad colombiana clasificada como la más peligrosa del mundo?
¿Cómo va el juicio al expresidente Álvaro Uribe?
¿Accidente de bus en Calarcá?
Frío inusual en Bogotá explicado por el Ideam

Política en tiempos de Narciso

Los candidatos a la presidencia nunca se habían visto tan caricaturescos.

Alt thumbnail

PROFESORA DE ESCRITURA CREATIVA, COLUMNISTA Y ESCRITORAActualizado:

00:00
00:00

Comentar

Whatsapp iconFacebook iconX iconlinkeIn iconTelegram iconThreads iconemail iconiconicon
Estando de viaje con mi hija, nos encontramos con un fotomatón de los de antes, con todo y cortinas para preservar la privacidad de la cabina. Ella tiene ocho años y nunca había visto un aparato de estos, tan de moda en los noventa. Me vi contándole que uno entraba ahí solo, con una amiga o con el novio, y la máquina hacía una sesión de instantáneas que luego imprimía y uno se llevaba. Me miraba extrañada, como si le hablara de otro mundo.
Pensé en lo usual que es ver gente tomándose fotos en toda clase de poses ahora, sin el menor pudor. También se ve gente hablando a gritos por teléfono, muchas veces de temas privados. Recuerdo en el bus hace unos días a una mujer que le decía a su marido en el celular que estaba abriendo la puerta de su casa justo en ese momento. Recordé también al taxista que hace cosa de un año iba viendo porno en la pantalla mientras me llevaba a mi destino. Temí que, tras ese acto de pasar por encima del otro con tal de alcanzar la satisfacción inmediata, hay una exacerbación del egoísmo destructiva e imparable.
Hoy más que nunca, la adicción está exacerbada, tanto como la valoración positiva de cuanto hacemos, pensamos, decimos. Esta necesidad de aprobación constante nos hace volátiles, impredecibles. Y en ese afán de brillar, agradar, convencer, los demás pasan a un segundo plano. O bien, solo nos interesan quienes suman puntos a nuestros ansiosos deseos de aceptación.
¿Dónde quedaron entonces los intereses colectivos? ¿La idea de un bien común? ¿La empatía, la solidaridad, la compasión? A lo mejor se ahogan en el pozo de Narciso, junto con los fotomatones con cortinas y las cabinas telefónicas. O a lo mejor las concentramos solamente en aquellas personas con las que elegimos hacer una trinchera. Nuestra pequeña secta, donde hipotecamos nuestras convicciones más profundas con tal de compartir la solidez de una masa a la cual adherirnos. Es así como nos organizamos en equipos. Pequeñas tribus con las que coreamos la injusticia, salimos a cazar brujas, ajusticiamos, compartimos la silla de las víctimas, recibimos premios y castigos, en un yo que somos muchos, a veces millones, pero que actúa como un solo hincha resentido o como una sola víctima lastimada.
Si bien las tribus, como todo colectivo, llegan a luchar por causas nobles, cuando se radicalizan tienden a negar matices y arrasar como un huracán con cuanto se les atraviesa.
Como dice Juan Soto Ivars, esa masa sectaria que comparte un ideal, un odio, una ideología a menudo confunde justicia con venganza, ruido con mensaje y prestigio con popularidad. Se vampirizan las víctimas, se pisotea la presunción de inocencia, todo vale en ese rapto apasionado de la masa que actúa como un solo cuerpo y fluctúa de forma volátil y trastornada del linchamiento al aplauso. La tentación de anexarnos como un solo cuerpo a colectivos ideológicos que definen una identidad sexual, política, social y cultural junto a otros que “piensan como uno” nos lleva casi sin notarlo a dejarnos arrastrar por la corriente más enfurecida.
En medio de este contexto, los candidatos a la presidencia nunca se habían visto tan caricaturescos. Una horda de extraviados dispuestos a prometer lo que sea y a sumarse a quien sea mientras luchan entre trincheras ideológicas a las que buscan seducir más allá de si gritan patria, cristianismo, aborto legal, familia, pena de muerte, paz, educación gratuita para todos, empleo o seguridad. ¿Cómo convencer a grupos con creencias tan opuestas? ¿Cómo, en fin, gobernar para cada colectivo ideológico, social o político y para todos al mismo tiempo, aun cuando entre ellos las peticiones son muchas veces irreconciliables?
En medio de tanta volatilidad, nadie sabe qué podrá pasar mañana y el ideal de un futuro compartido, de un proyecto colectivo, se desvanece en el aire.
MELBA ESCOBAR
En Twitter: @melbaes
(Lea todas las columnas de Melba Escobar en EL TIEMPO aquí).

Sigue toda la información de Opinión en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal.

00:00
00:00

Comentar

Whatsapp iconFacebook iconX iconlinkeIn iconTelegram iconThreads iconemail iconiconicon

Conforme a los criterios de

Logo Trust Project
Saber más
Sugerencias
Alt thumbnail

BOLETINES EL TIEMPO

Regístrate en nuestros boletines y recibe noticias en tu correo según tus intereses. Mantente informado con lo que realmente te importa.

Alt thumbnail

EL TIEMPO GOOGLE NEWS

Síguenos en GOOGLE NEWS. Mantente siempre actualizado con las últimas noticias coberturas historias y análisis directamente en Google News.

Alt thumbnail

EL TIEMPO WHATSAPP

Únete al canal de El Tiempo en WhatsApp para estar al día con las noticias más relevantes al momento.

Alt thumbnail

EL TIEMPO APP

Mantente informado con la app de EL TIEMPO. Recibe las últimas noticias coberturas historias y análisis directamente en tu dispositivo.

Alt thumbnail

SUSCRÍBETE AL DIGITAL

Información confiable para ti. Suscríbete a EL TIEMPO y consulta de forma ilimitada nuestros contenidos periodísticos.