Hace 60 años García de Enterría escribió uno de los libros más importantes del Derecho istrativo: ‘La lucha contra las inmunidades del poder’. Su tesis se fundamenta en que, no obstante todos los esfuerzos de la democracia en los últimos siglos, los poderes públicos se amparan en la discrecionalidad para la arbitrariedad y la corrupción.
Estas lecciones son muy importantes para un mundo que vive hoy una profunda crisis de valores en los que ya la corrupción ni siquiera se disimula, sino que se ejerce y luego se indulta de manera directa o indirecta. ‘The New York Times’ titulaba la semana pasada ‘Biden indulta a Biden’. En Colombia tal vez podría titularse Petro indulta a Petro.
El pasado 11 de junio un jurado del Estado de Delaware condenó a Hunter Biden por los delitos de declaración falsa para la adquisición de un arma de fuego, hacer una declaración falsa para obtener el arma en los registros y posesión ilegal de un arma de fuego. Pero, días antes de que el tribunal emitiera la sentencia que determinara su pena, el Presidente Joe Biden utilizó su facultad constitucional de indulto frente a su propio hijo, pese a que había manifestado que no iba a hacerlo porque “nadie está por encima de la ley”.
La misma situación está pasando en Colombia. Ya nadie se acuerda del caso de Nicolás Petro, cuyo proceso se ha enredado con todo tipo de estrategias pese a la existencia de una confesión categórica y testimonios contundentes. Ahora Nicolás Alcocer, otro de los hijos del Presidente, ha sido denunciado por el propio ministro de Hacienda de ejercer influencias indebidas en contratos públicos en la empresa Central Hidroeléctrica Urrá S. A.
Si bien en Colombia el indulto está destinado a los delitos políticos y tiene requisitos especiales, existen maneras de aplicarlos, bien sea de manera activa como de forma pasiva, como durante años ha hecho el Presidente con Armando Benedetti. El primero fue otorgarle inmunidad diplomática, al nombrarlo embajador en la FAO, en un país sin tratado de extradición con Colombia como Italia.
Ya nadie se acuerda del caso de Nicolás Petro, cuyo proceso se ha enredado con todo tipo de estrategias pese a la existencia de una confesión categórica y testimonios contundentes
La segunda ha sido su empoderamiento en el Gobierno mediante su designación como intermediario con el Congreso, pese a la oposición de gran parte de sus propios ministros y de varios congresistas del Pacto Histórico.
La tercera se avecina, y es su nombramiento en el Gobierno, tal vez en el Ministerio del Interior. ¿Por qué el Presidente se arriesga a designar a una persona tan cuestionada? La respuesta está en las conversaciones de Benedetti en las que asegura conocer detalles sobre la financiación de la campaña presidencial.
Mientras tanto, el proceso penal del escándalo de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo en la Fiscalía solo ha avanzado frente a Olmedo López y Sneyder Pinilla, mientras los 2 ministros implicados, el exdirector del Dapre y la ex alta consejera para las Regiones (una de las flamantes impulsoras de la consulta anticorrupción), simplemente renunciaron para evitar la presión. En cambio, el proceso sí avanza en la Corte Suprema de Justicia, donde sí se ha llamado a los congresistas involucrados y se han conocido revelaciones contundentes como las de la exasesora del ministro de Hacienda, quien dijo que conocía las presuntas irregularidades en la UNGRD, como maniobras para desviar contratos hacia congresistas.
Para García de Enterría, el único antídoto contra las inmunidades es la aplicación de la ley por los jueces. Dependerá ahora de la Corte Suprema de Justicia que en Colombia no se dote de indulto pasivo a los ministros y altos funcionarios del Gobierno involucrados en una organización criminal que está desfalcando al Estado.
P. D. “Mejor que mil días de estudio diligente es un día con un gran maestro”. Tuve la fortuna de tener uno de los mejores, el Dr. Jaime Lombana, quien después de más de 30 años de cátedra es condecorado por la Universidad del Rosario como profesor emérito.
LUIS FELIPE HENAO