Este martes, en la Universidad del Norte, en Barranquilla, se celebró el tercer encuentro de Casa Grande Caribe. El proyecto, que deriva su nombre de la obra de Álvaro Cepeda Samudio, tiene como propósito identificar las inversiones necesarias para erradicar la pobreza extrema en el Caribe colombiano.
Inaugurada en 2017, Casa Grande Caribe se ha destacado por elevar el nivel del debate sobre las problemáticas que mantienen rezagada a esa parte del país. Con la colaboración de fundaciones, laboratorios de ideas, centros de estudio, universidades, gremios, cámaras de Comercio y el Banco de la República, se estudian diversos problemas que afectan al Caribe colombiano y se proponen soluciones específicas, con inversiones cuantificadas, para superar el atraso de la región.
En su primera edición, Casa Grande Caribe priorizó cinco ejes temáticos: educación, nutrición, financiamiento y calidad del gasto, salud y saneamiento básico. A partir de 2020 se sumaron otros más: fortalecimiento de la democracia, ampliación del comercio exterior, sostenibilidad ambiental, acueducto y alcantarillado, calidad de los gobiernos locales, cultura y deporte, transporte y adaptación al cambio climático.
El destacado economista Adolfo Meisel, rector de la Universidad del Norte y líder del proyecto, afirma que, de acuerdo con los estudios realizados por Casa Grande, la superación de la miseria en la región requeriría una inversión de unos 5.166 millones de dólares. Una cifra importante, sin duda, pero al alcance de un país como Colombia.
Proyectos sobre políticas públicas como Casa Grande Caribe podrían marcar una diferencia en el bienestar de millones de colombianos.
La clave está en priorizar aquellos proyectos que realmente producirían un cambio, y no dejarse distraer por antojos o novedades que a veces se imponen por razones políticas –o populistas– y que no generan un impacto durable en la vida de las personas. O, peor, acaban convertidos en elefantes blancos.
Para llevar a cabo esa priorización, se necesitan datos, estudios y análisis: insumos que no emanan automáticamente del acontecer político, sino que requieren una mirada objetiva, sin sesgos partidistas, como la que la academia es capaz de proveer. De esta manera proyectos como Casa Grande Caribe podrían marcar una diferencia en el bienestar de millones de colombianos.
Por tal razón vale la pena apoyar esfuerzos como este, que ayudan a seleccionar, entre la multitud de propuestas que arrojan la opinión pública y la clase política, aquellas que verdaderamente pueden impactar la vida de los habitantes de una de las zonas más necesitadas del país. Pero no basta con eso. Es necesario, además, hacer un llamado a la dirigencia regional, así como a la del orden nacional, para que conozca y se apropie de los resultados de tan loable iniciativa. Hay allí un aporte de invaluable utilidad. No se encontrará un mejor insumo para la construcción de políticas públicas transformadoras para la región.
La superación de la pobreza extrema en el Caribe es posible, y el camino está bien demarcado gracias a los estudios de la Casa Grande. Se necesita únicamente que la clase dirigente se ponga manos a la obra.
EDITORIAL