A diez días de finalizar la presidencia de Iván Duque, es momento oportuno para hacer el balance de su manejo económico. Cualquier abordaje a la gestión del Gobierno Nacional en la economía debe partir de reconocer que la istración saliente enfrentó la histórica pandemia causada por el nuevo coronavirus. Un hecho global, inédito y sin precedentes, que trastornó las prioridades de política pública y marcó 30 de los 48 meses del cuatrienio.
Una mirada a la respuesta económica del gobierno Duque al choque del covid-19 refleja resultados positivos. No sobra recordar la magnitud del impacto que trajo la pandemia: en abril de 2020, el 30,2 por ciento de la economía colombiana se paralizó y la actividad económica se desplomó un impresionante 20 por ciento. Desde entonces, el aparato productivo nacional ha protagonizado una senda de reactivación –no sin altibajos en los picos de contagios y por los bloqueos ilegales del paro nacional– que registró un crecimiento del 10,7 por ciento del PIB en 2021.
Tanto las medidas del Gobierno Nacional como las decisiones y la confianza de las empresas y los hogares han sostenido un camino de recuperación de las actividades económicas y del consumo privado. Aun en medio de un primer semestre de 2022 enrarecido por la inflación global, los efectos de la guerra rusa en Ucrania y los temores de recesión en Estados Unidos y la Unión Europea, la economía colombiana ha mostrado su resiliencia y sigue generando expectativas positivas. El Fondo Monetario Internacional (FMI) revisó ayer al alza sus perspectivas de crecimiento del PIB nacional en 2022 a 6,3 por ciento.
La economía colombiana ha mostrado su resiliencia y sigue generando expectativas positivas frente al difícil contexto internacional
Este paquete de medidas económicas de la istración Duque para contrarrestar los impactos sociales de la pandemia incluyó una ampliación de la cobertura de los programas de transferencias monetarias a los más pobres. Desde 2020, año de irrupción del covid-19, los recursos destinados a estas iniciativas han aumentado casi tres veces y, según cálculos del Dane, son responsables de haber mitigado al menos en 3,6 puntos porcentuales la incidencia de la pobreza monetaria en 2020 y 2021. En todo caso, el choque social del covid-19 ha sido de tal magnitud que aún restan más de 3,5 puntos porcentuales de pobreza por reducir para regresar a los niveles previos a la pandemia. El robusto crecimiento económico de la reactivación no se ha traducido en una dinámica similar en materia de nuevos puestos de trabajo. Si bien la economía ya recuperó el empleo destruido por la crisis del coronavirus, la tasa de desempleo de 10,6 por ciento sigue siendo muy alta.
Regresar a la situación de la prepandemia no es sinónimo de borrar desafíos estructurales de la economía colombiana como la generación de puestos de trabajo formales y estables; y si bien la reactivación también ha mejorado las perspectivas de las cuentas públicas, la situación fiscal del país es hoy un gran desafío. En especial, ante las altas expectativas de gasto público y social que ha generado la llegada del nuevo gobierno.
Aunque la percepción en las encuestas de opinión le es adversa al gobierno nacional en varios sectores, es innegable que en materia económica el presidente Duque cumplió con la difícil tarea de reactivar las actividades productivas y retornar a una senda positiva de crecimiento, con lo cual el país queda en una posición de privilegio en la región para encarar retos del futuro.
EDITORIAL