En este portal utilizamos datos de navegación / cookies propias y de terceros para gestionar el portal, elaborar información estadística, optimizar la funcionalidad del sitio y mostrar publicidad relacionada con sus preferencias a través del análisis de la navegación. Si continúa navegando, usted estará aceptando esta utilización. Puede conocer cómo deshabilitarlas u obtener más información
aquí
Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí. Iniciar sesión
Está cumpliendo 130 años nuestro himno nacional. Sigue escuchándose a las seis de la mañana y a las seis de la tarde en todas partes de Colombia. Continúa animando a los deportistas que están a punto de saltar al campo de juego o alcanzan la gloria; y celebrándose en arrebatos de patriotismo y parodiándose en las salas de las casas.
Pero en Nilo, el pueblo calurosísimo de Cundinamarca, se ha estado conmemorando semejante aniversario más que en todas partes, porque fue allí –en su hacienda de veraneo: El Prado– donde el compositor italiano Oreste Sindici le puso música a la tan discutida letra del presidente Rafael Núñez.
El armonio original que sirvió para interpretar el himno nacional por primera vez aún se conserva en Nilo, Cundinamarca. Foto:Rodrigo Sepúlveda / LE TIEMPO
Como puede leerse en una reciente crónica en las páginas de este diario, es en el parque principal de Nilo en donde se encuentra, en vez de la estatua de Simón Bolívar de rigor, un busto de Sindici que conmemora la invención de un himno cuya música suele ser reconocida como una de las más hermosas. Podría decirse que Nilo se ha encargado de preservar tanto la memoria de la composición como la de su compositor: en un salón del Instituto de Cultura municipal pueden verse no solo fotos y partituras de Sindici, sino el armonio con el que interpretó por primera vez el himno nacional.
Fue el 24 de julio de 1887, en la sombra de un tamarindo, cuando un coro juvenil lo entonó inicialmente con una emoción que no ha decaído con el paso de los siglos: “¡Oh, gloria inmarcesible! / ¡Oh, júbilo inmortal! / ¡En surcos de dolores / el bien germina ya!”. Por ello, por ser el lugar que vio nacer uno de los principales símbolos patrios de Colombia, el Ministerio de Cultura ha reconocido a Nilo con una placa conmemorativa. En tiempos de recobrar la memoria, resulta importante rescatar nuestro patrimonio y narrar a nuestros artistas con el mismo entusiasmo con el que narramos a nuestros demás héroes. El himno, que empezó siendo una canción para celebrar la independencia de Cartagena sobre la base de un poema patriótico de Núñez, fue adoptado por el país definitivamente en 1920: conocer su origen, de Cartagena a Nilo, es reconocer nuestra identidad.