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Diez años de la Primavera Árabe: poderosa voz femenina en las calles
Mujeres tuvieron un papel determinante en movimiento que sacudió a varios regímenes corruptos.
La plaza Tahrir de El Cairo fue escenario de protestas contra Mubarak, hoy expresidente de Egipto. Foto: Khaled Desouki / AFP
El 17 de diciembre de 2010, hoy hace diez años, Mohamed Bouazizi, un vendedor de fruta se prendió fuego y se incineró como muestra de descontento por la represión y el abuso de autoridad en Túnez (África del norte).
Como respuesta, miles de personas de ese país salieron a las calles para rechazar la corrupción y el régimen autoritario de Zin el Abidín Ben Alí, entonces presidente.
Meses después de la ola de protestas, el mandatario dimitió. A esta indignación se sumó la de manifestantes de Egipto, Bahréin, Libia, Siria, Yemen y otros países de Medio Oriente, quienes exigían cambios profundos en sus territorios.
En este estallido social, que conocemos como la 'Primavera Árabe', el papel de las mujeres fue determinante para que se convirtiera en un suceso histórico. Sin ellas en las calles, levantando la voz y exigiendo transformaciones radicales en sus países -cuya tradición suele exigirles silencio y sumisión- no hubiera sido posible que la revolución tuviera tal eco y magnitud.
Una de estas voces fue la de Tawakkol Karman, activista y periodista yemení, que en el 2011 hizo historia al ser la primera mujer árabe en ganar un Premio Nobel de Paz. Fue reconocida por su lucha pacífica en pro de la seguridad y derechos de las mujeres, a quienes defiende como gestoras de paz.
La ganadora del nobel de paz 2013, Tawakkul Karman. Foto:Carlos Ortega / EL TIEMPO
Su voz, que ha resonado en todo el mundo por su activismo y por ser una de las lideresas de la Primavera Árabe, es solo una de las miles que protagonizaron este movimiento; un estallido social que inició hace una década, en la pequeña ciudad de Sidi Bouzid (Túnez)
Además de la dimisión de Zin el Abidín Ben Alí en Túnez, se sumó tiempo después la de Hosni Mubarak en Egipto; y Muamar Gadafi, después de más de cuatro décadas en el poder, fue derrocado y asesinado por manifestantes.
En Yemen, de donde es oriunda Tawakkol Karman, tras 33 años en el cargo, Ali Abdalá Saleh también se vio obligado a renunciar luego de meses de intensas protestas, que empezaron en abril del 2011, inspiradas por las que se dieron ese 17 de diciembre. Allí, las mujeres fueron protagonistas de las tomas de las calles.
Karman, quien también es periodista, es una de las fundadoras de ‘Mujeres Periodistas sin Cadenas’ (WJWC, por sus siglas en inglés), cuyo propósito es defender la libertad de prensa y de expresión, y eso fue lo que hizo en las calles. Como ella, centenares de mujeres estuvieron todos los días en la primera línea de las manifestaciones, liderando espacios y difundiendo información. Un hecho, además histórico, considerando las tradiciones de sus países, que les pide silencio y sumisión.
Tawakkol Karman ha defendido públicamente que fueron las mujeres los sujetos clave de esta revolución
Hoy, este país se encuentra en una crisis humanitaria catalogada por las Naciones Unidas como una de las peores a nivel mundial. Para las mujeres la situación es aún peor, en uno de los países en los que más se margina a la población femenina. La mayoría no puede acceder a educación o participar en escenarios públicos.
El panorama no era tan crítico en febrero del 2011, cuando recién estaba empezando la rebelión. Miles de personas salieron a las calles con la esperanza que, tras años de represión, las cosas cambiarían en Yemen. Las mujeres protestaron en las plazas con cintas y pañuelos rosados, como símbolo de paz.
En Túnez, la situación es distinta. En abril del 2011, las organizaciones de mujeres y feministas lograron que el gobierno aprobara una ley que exigía paridad total en las listas a la Asamblea Constituyente, que se votó en octubre de ese año. Luego del inicio de la Primavera, este es el único país manifestante que logró transicionar a un gobierno democrático.
Y en el 2018, las mujeres tunecinas volvieron a hacer historia al ocupar cerca de la mitad de los cargos de los concejos locales. Además, Suad Abderrahim fue elegida como la primera mujer alcaldesa de la capital de este país. Estos logros fueron posibles gracias a una de las leyes de equidad de género más avanzadas del mundo: en el 2016 fue aprobada una reforma electoral que además de exigir paridad, incluyó que al menos uno de cada seis puestos de las listas debía ser ocupado por un menor de 35 años y que estos, a su vez, tendrían que estar alternados entre hombres y mujeres.
Eran las principales beneficiarias del cambio, y se aseguraron de que siguieran produciéndose cambios todos los días
Tawakkol Karman ha defendido públicamente que fueron las mujeres los sujetos clave de esta revolución. Sus voces resonando en las calles, denunciando la corrupción y las dictaduras de sus países, fueron la fuerza para que la Primavera Árabe fuera un fenómeno de impacto mundial. “Nos han marginado durante mucho tiempo -dijo a la prensa en su momento- y ahora ha llegado el momento de pasar a la acción, sin esperar que nos acepten o que nos den permiso”.
Para Karman, lo que las motivó a salir y manifestarse fueron los años de opresión que han tenido que vivir. “Eran las principales beneficiarias del cambio, y se aseguraron de que siguieran produciéndose cambios todos los días”, escribió para Naciones Unidas, a propósito de las manifestaciones que siguieron a ese 17 de diciembre. Los mandatarios, acostumbrados a relegar a las mujeres a espacios privados, se sorprendieron al ver su masiva participación, sostuvo la periodista.
Pero su lucha le trajo, además del Nobel, el exilio. Otras mujeres se quedaron en sus países cuando el clamor de la rebelión disminuyó y, como Karman, han tenido que afrontar los ataques de la contrarrevolución, pero en sus propios territorios. Les ha costado sus derechos e integridad, señala la activista, quien insiste que ese fue el precio que debieron pagar por ser lideresas y no callarse en un momento histórico para la humanidad.