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Senador Luis Fernando Velasco: ¿Se siente cómodo en la izquierda extrema?
‘La base liberal está mucho más cercana al reformismo del Pacto Histórico', dice el senador.
Luis Fernando Velasco entra a la contienda con el apoyo de líderes empresariales y sociales. Foto: Ana María García / Archivo EL TIEMPO
El senador Luis Fernando Velasco, hoy en rebeldía con la dirección de César Gaviria, sostiene: ‘La base liberal está mucho más cercana al reformismo del Pacto Histórico que a conseguir firmas para una persona (Alejandro Gaviria) que no quiere reconocerse como liberal’.
Usted es un liberal que está en rebeldía. ¿Haciendo qué?
Se me ocurrió revisar un poco la historia del Partido Liberal y me encontré con algo espectacular: las conclusiones del Congreso Liberal de Ibagué, de 1922, citado por el general Benjamín Herrera. Veníamos de la guerra de los Mil Días. Y en un acto de gran valor –para mí, lo tiene más decir no a las armas que cogerlas–, les dice: Esta pelea la vamos a dar en democracia. Sostiene que no se justifica que unos señores tengan unos latifundios gigantescos sin que los pongan a trabajar. Y eso se logra con una ley de tierras y unos tributos fuertes a la improductiva. Ahí plantea un modelo económico que tiene que defender el liberalismo, lo cual termina en el hito más importante de las ideas liberales del siglo pasado, con la Revolución en Marcha, de un tolimense que se llamó Alfonso López Pumarejo.
¿Dónde está el Partido Liberal hoy?
La institucionalidad está claramente más cercana a unas ideas de derecha, a defender privilegios del uno por ciento de la población, y no está jugando a crear riqueza desde el Estado.
¿Usted cree que César Gaviria es de derecha?
Pues, las decisiones que ha invitado al partido en los últimos años eso indican. No hay nada más terrible en política que la incoherencia. Y entonces yo no entiendo cómo el presidente que le gritó tres veces mentiroso a Álvaro Uribe desde una tarima pida luego que votemos por el candidato de ese mentiroso.
César Gaviria, jefe Partido Liberal. Foto:Mauricio Moreno
¿Usted votó por Duque o Petro?
A pesar de tener en alta estima a Iván Duque, mi compañero en el Senado, no podía votar por él. Tenía que ser coherente. Votamos por Petro.
Pero usted una vez apoyó a Pastrana contra Serpa con el surgimiento de la Gran Alianza para el Cambio, que lideró Rafael Pardo...
No, yo voté por Serpa. En el Gobierno sí le ayudamos a Pastrana a crear una coalición que defendiera el acuerdo de paz. Pero mire, yo no soy el gran disidente del liberalismo. El gran disidente es Gaviria, son los Gaviria, hablemos claramente, porque esto no es solo César, es también Simón. ¿Y por qué son los grandes disidentes del partido? Porque lo quieren llevar a la derecha.
La del aval. El partido no tiene candidato. Yo estoy diciendo ‘denme el aval’, para competir en el Pacto Histórico. Los del partido que le están pidiendo a su militancia que vaya a recoger firmas para lanzar a un candidato que no es liberal, ¡esos sí son más bien los que están afuera!
¿Se está refiriendo a los simpatizantes de Alejandro Gaviria?
Pues claro.
O sea, Alejandro Gaviria no es liberal...
Lo conocí cuando el liberalismo le hacía oposición a Álvaro Uribe, y Alejandro Gaviria le organizaba los consejos comunitarios como subdirector de Planeación Nacional. Y lo hizo bien. Lo volví a encontrar cuando era el candidato de César Gaviria al Ministerio de Salud; tuvimos encuentros y diferencias, porque muchos liberales creíamos que había que reformar radicalmente la Ley 100, y él la defendía. Muchos de sus amigos le celebran como un acto de gran actitud liberal el control del precio de los medicamentos.
¿Y acaso no fue él?
Cuando Alejandro Gaviria presentó la ley estatutaria de la salud, en el proyecto original no venía, y me acuerdo bien porque yo era el ponente. Esa pelea la dimos en el Congreso durante el gobierno Santos. Mauricio Cárdenas y Alejandro Gaviria se opusieron. Los derrotamos. Y luego, Alejandro Gaviria sacó un buen decreto, debo reconocerlo. Pero en el proyecto original de él, no estaba.
Alejandro Gaviria, candidato independiente a las elecciones presidenciales de 2022. Foto:Néstor Gómez
¿Por qué no le gusta Alejandro Gaviria?
Es un hombre que, en derechos individuales, claramente defiende las ideas liberales. Pero es que el gran problema hoy en Colombia son los derechos colectivos, el derecho al medioambiente, a un modelo económico que cree riqueza, y no, como está pasando hoy en Colombia, donde hay un modelo económico en el que sectores muy poderosos acumulan riqueza golpeando a otros.
Los que especulan con el dinero, los que especulan con el poder y los que especulan con las licencias de la megaminería se están quedando con la riqueza del país, golpeando muy duro al sector industrial, al agroindustrial, al de servicios como el turismo y a otros. Entonces, el gran debate es ese modelo económico. Yo no veo a Alejandro Gaviria dándolo.
Usted hubiera podido quedarse defendiendo esas ideas en la Coalición de la Esperanza, que se dice de centro, y en cambio ha preferido irse al Pacto Histórico, que agrupa a la izquierda más radical...
Respeto a la Coalición de la Esperanza. A sus líderes. A Juan Fernando Cristo, a Humberto de la Calle, a Juan Manuel Galán, a Sergio Fajardo, a Jorge Robledo y a los ‘verdes’. Pero me preocupa ver que algunos de esos dirigentes, más que hacer el cambio fuerte que necesita el país, terminen maquillándolo.
¿Maquillando qué?
La realidad. Según el director del Dane, en Colombia hay más de 22 millones de colombianos que viven con menos de diez mil pesos diarios. Ahí hay un mensaje muy fuerte, que obliga a quienes estamos en el ejercicio político a pensar en una propuesta capaz de cambiar esa realidad, y no de maquillarla.
¿Y eso solo se puede hacer desde el Pacto Histórico?
Yo veo en el Pacto Histórico gente con la capacidad y las propuestas para hacer ese cambio. Hoy más que nunca, las ideas liberales están vigentes, no las del siglo XIX, que eran las del libre cambio, sino las del siglo XX e inicios del XXI, que son los derechos colectivos de la sociedad. Al establecimiento financiero de este país hay que meterle mano, no para estatizarlo, yo no soy amigo de eso, sino para ponerle unas reglas de juego claras, que hagan que se dediquen a su verdadero negocio.
¿Cambiar el sistema financiero del país es la revolución que usted está buscando?
Ese es un elemento central para lograr que el país se industrialice y recupere la gran producción agraria que necesita.
¿Qué diferencia hay entre su propuesta y, por ejemplo, la del candidato conservador, David Barguil?
No. Barguil plantea unos temas muy débiles. Un control de unos costos istrativos de los bancos, con lo que yo estoy de acuerdo, pero que no es el tema central. Sino el papel de la banca en el desarrollo del país. Los liberales decimos: que el Estado intervenga en la economía para ayudarle a crecer, no para quitarle a la gente su apartamento, su finca. Hoy, en Colombia, más que un Estado intervencionista, tenemos un Estado comisionista. Los buenos negocios los entrega a dedo, y ya no solo es la renta especulativa con el dinero, sino con el poder. Si usted revisa los dueños de los grandes negocios del Estado, se dará cuenta de que detrás hay un hombre poderoso que le ha servido al Estado. Y eso no está bien. Porque entonces no tenemos un Estado intervencionista, sino un Estado comisionista, que ayuda a hacer grandes fortunas, que luego esconden en los paraísos fiscales.
Yo a usted lo conocí en el Congreso, una persona tranquila, inteligente, reflexiva, pausada. ¿Cómo puede ser que a estas horas de la vida acoja esas exaltaciones petristas, que todo el tiempo están incitando al odio, a la lucha de clases?
Tengo una respetuosísima diferencia de criterio. Yo no he visto a Petro planteando odio. No creo que ese sea el tono de la campaña.
Oiga, por ejemplo, el discurso de Petro en su manifestación en Cartagena, con la cual, por cierto, está violando todas las reglas que prohíben hacer actos anticipados de campaña. Si un candidato pone una valla, se la obligan a tumbar, pero si Petro hace una manifestación, qué pena, pero es Petro...
Cosas de las normas colombianas. Le hago una pregunta: ¿cree que los candidatos de la Coalición de la Esperanza se montaron y se tomaron una foto en TransMilenio porque se les vararon los carros blindados? No. Estaban en campaña. Y Fico está en campaña recogiendo firmas. Y me parece profundamente agresivo ese trino de Fico diciendo que Petro pertenecía a un grupo de asesinos y que no había pedido perdón.
Si nosotros ganamos con el Pacto Histórico, tendremos que sentarnos a hablar con todos. Tender puentes para crear unos acuerdos fundamentales para recuperar la economía del país, enfrentar la inseguridad urbana, el resurgimiento de ‘bacrim’ en las zonas rurales. Tal vez usted me recuerde tendiendo puentes, tratando de hacer acuerdos. Y en el Pacto Histórico ese será mi talante.
¿A qué aspira en el Pacto Histórico?
Yo escucho los planteamientos que hace Gustavo Petro en materia económica, y me parecen profundamente liberales. Pero por ahora, en la consulta de marzo, no aspiro a ser su jefe de debate, sino a competir con él con el aval liberal.
Ni sueñe. ¿Aval liberal para que compita en otra plaza?
Es que hoy el Partido Liberal no tiene candidato. Anda metido en un pantano. Están trayendo a unos muchachos a los que cada rato los invitan a congresos en Bogotá, con tiquete y hotel pagos, para invitarlos a que recojan firmas.
Luego sí tienen candidato...
No, porque ese candidato es de un movimiento y el Partido Liberal tiene personería jurídica.
¿Se siente cómodo ocupando su curul a nombre del Partido Liberal, pero desacatando sus directrices?
¡Claro, claro! Yo me siento comodísimo defendiendo las ideas liberales. Prefiero que les pregunte a los dirigentes liberales del partido si ellos se sienten cómodos pidiendo que recojan firmas para un candidato que no quiere aceptar ser liberal. O mandando por la noche a Simón a que busque a Fico, o a Álex Char, y a otros representantes de la derecha, a ver si hacen un acuerdo. Me siento cómodo con las ideas liberales. Me siento incómodo viendo a dirigentes liberales traicionando las ideas liberales.
Pero usted apoya a Petro, que no es liberal. ¿Se siente cómodo al lado de la extrema izquierda?
Las ideas que Gustavo Petro defiende tienen origen en ideas liberales en materia económica, en materia de orden público. Vienen de economistas modernos que ya las están aplicando en algunos países, con bastante éxito. Y consisten en cómo incluimos a la gente en la economía; cómo no dejamos que unos pocos monopolios se queden con la riqueza de un país.
¿Tiene pensado volver al Congreso?
No. Tomé la decisión firme. Cumplí ya un ciclo en el Congreso, bastante largo... Voy a cumplir veinticuatro años. Después de Fincho Cepeda, soy el más veterano del Congreso. (Risas).
¿Y a qué aspiraría en un gobierno de Petro?
No es un tema de cálculo. Tan no lo es que si el Partido Liberal no me da el aval, y Petro gana, quedo impedido para tener un alto cargo del Estado, por lo menos en un año, por efectos de la ley electoral y de la doble militancia.
Ah. Pero ese año se pasa rapidito...
Pues en un año quien esté gobernando sabrá si yo sirvo para algo o no. Estoy muy conectado con la base liberal, que es mucho más cercana a las propuestas reformistas del Pacto Histórico que a las directivas que hoy mandan a sus militantes a conseguir firmas por una persona que no quiere reconocerse como liberal.