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Análisis
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¿El Pacto Histórico hundirá la reforma educativa en el Congreso ante la presión de Fecode en la calle?
¿Por qué el Gobierno Nacional da marcha atrás en compromisos ya firmados? Análisis
Fecode y la ministra de Educación, Aurora Vergara. Foto: Mauricio Moreno EL TIEMPO y Ministerio de Edcuación
El Gobierno Nacional enfrenta una vez más la dura realidad. A diferencia de cuando estaba en la oposición donde señalaba en voz alta al Presidente de turno como responsable de todos los males, ahora desde el poder se le mide por sus logros en políticas públicas. La campaña se hace en poesía y se gobierna en prosa, dicen.
En este momento, por ejemplo, reina la incertidumbre sobre el futuro de la reforma educativa, una de las banderas no solo del presidente Gustavo Petro sino también parte que formó parte de las arengas más escuchadas durante el estallido social, el movimiento que lo empujó al poder.
Luego de tenerla casi del otro lado, la reforma se hunde por la presión de los docentes, agrupados en la poderosa Federación Colombiana de Maestros, FECODE. Así las cosas, la bancada de gobierno siguió adelante, se adelantó a los consensos en el Parlamento y presentó su informe para el último debate en el Senado del proyecto de ley reglamentario que regula la educación como un derecho fundamental.
La apuesta del oficialismo incluye cambios muy significativos en materia de evaluación docente, calidad y la propia concepción del sistema educativo colombiano, elementos prioritarios para Fecode y que van en contra de los acuerdos que se habían alcanzado en la Comisión Primera del Senado.
La ministra de Educación, Aurora Vergara, durante la discusión del proyecto. Foto:Ministerio de Educación
"Lamentablemente la bancada de gobierno rompió el acuerdo al ceder a las presiones de un sindicato y presentó primero un informe que ignora todo lo acordado", dice el senador de Cambio Radical David Luna.
"Tenemos que escuchar a las organizaciones sociales", argumentó la senadora María José Pizarro del Pacto Histórico. La parlamentaria se mostró encantada, en su momento, con lo ocurrido en la Comisión Primera del Senado cuando el pasado 5 de junio se aprobó la Ley Estatutaria "que regula el derecho fundamental a la educación en Colombia", resultado del esfuerzo y acuerdo de todos los partidos políticos, que acordaron la construcción de una enmienda.
“Estamos dando un paso adelante, la educación superior va a ser un derecho fundamental, absolutamente transformador”, afirmó la senadora Pizarro.
Mientras que el Gobierno Nacional, que estuvo presente en el mismo recinto, representado por la Ministra de Educación, Aurora Vergara , dijo: "Cuenten con la certeza y responsabilidad de este equipo para integrar sus voces en la versión de la presentación que allí presentaremos". Y finalizó: "Agradecemos a todos los que hicieron posible este acuerdo".
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María José Pizarro, senadora del Pacto Histórica Foto:Ministerio de Educación
Llegó el paro de un sector que no solo apoyó a Petro en campaña, sino que además lo financió y la Ley hoy está en el filo del abismo.
Al punto que desde el propio Pacto Histórico se está pidiendo su hundimiento.
“Lo decimos con claridad: tal como está hoy, 𝐥𝐚 𝐫𝐞𝐟𝐨𝐫𝐦𝐚 𝐞𝐬𝐭𝐚𝐭𝐮𝐭𝐚𝐫𝐢𝐚 𝐝𝐞 𝐞𝐝𝐮𝐜𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐝𝐞𝐛𝐞 𝐫𝐞𝐭𝐢𝐫𝐚𝐫𝐬𝐞 𝐨 𝐡𝐮𝐧𝐝𝐢𝐫𝐬𝐞. Los acuerdos más importantes son los que se hacen con el pueblo. El texto actual es profundamente regresivo y representa un retroceso inaceptable en la lucha por un sistema educativo que promueva la calidad, el democrático y el fortalecimiento de la oferta pública”, dice Erick Adrián Velasco Burbano, representante en la Cámara por esta colectividad. "𝐅𝐄𝐂𝐎𝐃𝐄 𝐚𝐜𝐢𝐞𝐫𝐭𝐚: 𝐞𝐬𝐭𝐞 𝐩𝐫𝐨𝐲𝐞𝐜𝐭𝐨 𝐝𝐞𝐛𝐞 𝐡𝐮𝐧𝐝𝐢𝐫𝐬𝐞 𝐨 𝐫𝐞𝐭𝐢𝐫𝐚𝐫𝐬𝐞”, agrega el congresista en su cuenta de X.
“Firmamos una ponencia y ahora ellos salen con otra totalmente distinta y nosotros no nos vamos a devolver un centímetro”, advierte el senador conservador Germán Blanco, presidente de la Comisión Primera del Senado y quien deja gravitando así la posibilidad de que la reforma se hunda.
David Luna, senador del partido Cambio Radical. Foto:Prensa Senado
La situación pone sobre la mesa la dificultad del Pacto Histórico para mostrar sus cartas de manera definida y clara. De ser consistentes desde el principio hasta el final.
Esto obedece, en parte, a que se trata de una agrupación conformada por distintos idearios y aunque su esencia es la izquierda hay una variedad de matices que, en ocasiones, muestra evidentes roces en su interior y que salen a flote al momento de las definiciones.
Así pasó, por ejemplo, con la discusión de la reforma de la salud. El presidente Petro invitaba a Palacio a los líderes de los partidos, llegaban a acuerdos, pero a la hora de ponerlos en letra escrita los textos venían con otro contenido.
Este caso lo hizo público el expresidente Liberal César Gaviria Trujillo: “Hemos avanzado bastante con el presidente Petro en convencerlo de que lo mejor es un acuerdo. No estamos cerca, dada la dificultad que se tiene en aceptar el tema de gestión del riesgo que es una esencia del sistema, eso es un tropiezo bastante grande. De todas maneras, se ha logrado un clima de respeto, de entendimiento, de trabajar todos los días con los presidentes de los partidos y el Gobierno. Las charlas con el jefe del Estado han sido buenas y estamos trabajando en una dirección que a él le satisface”.
Sin embargo, el exmandatario narró que luego al ver los textos que llevaba al Congreso la entonces ministra Carolina Corcho no se había incluido las propuestas de los partidos de la coalición. “No entiendo bien por qué esa señora es ministra de Salud. Ha sido la principal interferencia que ha habido para poder hacer un trato”, acusó Gaviria.
Carolina Corcho Foto:Tomado de la cuenta de X de Carolina Corcho
Para quienes seguían esta discusión, no era que Corcho se le ocurriera porque sí alterar los contenidos sino porque ella también estaba interesada en dejar consignado los anhelos por los que habían luchado los sectores radicales que se la jugaron por Petro.
Estos casos se presentan porque la realidad en Colombia es compleja y no existen fórmulas precisas para solucionar los problemas. Una cosa es cuando se está en la oposición y otra muy distinta a cuando se gobierna y se deben tomar decisiones.
Así, por ejemplo, lo recuerda la Fundación Paz y Reconciliación, Pares, en otro punto de interés para los jóvenes. “‘Cambio de aviso: gobierno Petro echa para atrás desmonte del Esmad”, titula en un análisis.
En este recuerda que “el reclamo más sentido de los jóvenes de Colombia que marcharon” en “todo el país es el de las garantías para el ejercicio de la protesta, lo que pasa por una consigna que acuñó Petro en campaña y es el desmonte total del ESMAD, principal motor de violencia y confrontación, cuyo antagonista fueron las primeras líneas de defensa de la protesta”.
“Con estas banderas recogidas y echadas al hombro, un Gustavo Petro candidato convocó a los jóvenes del país a que le dieran su respaldo. Repitió hasta la saciedad en cuanto espacio pudo la promesa de desmonte total del ESMAD, entre otras propuestas clave del estallido social de 2021 para los jóvenes”.
¿Qué pasó? Se rebautizó el Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD) con el de Unidad Nacional de Diálogo y Mantenimiento del Orden (UNDMO). “La promesa de acabar con el ESMAD fue un saludo a la bandera durante la campaña presidencial”, dice Pares.
César Gaviria, expresidente de Colombia. Foto:EL TIEMPO
Pero ¿por qué se han ido acumulando tantos obstáculos para un Gobierno que llegó precisamente con las banderas del cambio?
“Aunque sus reformas puedan ser interesantes o respondan fielmente a sus bases electorales, se estrellan contra el suelo y afectan su gobernabilidad, porque no cuenta con un equipo técnico-gerencial experto, ni menos con alfiles políticos sólidos que las defiendan técnica y políticamente más allá de su base de leales activistas”, dice Pablo Sanabria, profesor de istración Pública de la Florida Atlantic University. En un artículo publicado en el portal Razón Pública y titulado “El Gobierno Petro en crisis”.
“La obsesión reformista y el enamoramiento de Petro con su “refundación de la nación”, hacen que presente cualquier viento en contra como prueba de que el mundo está contra él y su gobierno. Su visión victimizada de “no me dejan gobernar”, indica que el Presidente prefiere hacer pataleta y crear tensiones en las redes sociales, antes que asumir que gobernar es precisamente ponerse al frente, coordinar, gestionar y capotear las fuerzas contrarias, todo sin salirse de los marcos institucionales”, dice Sanabria.
Al margen de la discusión, lo concreto es que las manecillas del reloj corren velozmente en contra de los intereses del primer gobierno de izquierda en Colombia. Y a esta hora, desde las mismas filas del Pacto Histórico se le pone el freno a reformas claves con las que el Gobierno ya contaba.