En medio de la avalancha informativa por el inquietante avance del coronavirus en el planeta y de la operación ‘Júpiter’ para repatriar a 13 colombianos y 3 extranjeros de su familia, que se encuentran en Wuhan, China, hasta ahora ha pasado a un segundo plano una noticia de consecuencias imprevisibles en las relaciones exteriores trazadas por el presidente Iván Duque: El nuevo, y sorpresivo, rol que puede jugar La Habana para ponerle un punto final a la crisis de Venezuela.
En efecto, se trata de un despacho de la agencia sa AFP procedente de Washington y que el diario Portafolio tituló: “Cuba, la apuesta para la solución en Venezuela”.
La información dice que del Grupo de Lima –del que Colombia es uno de sus más fervientes impulsores- “están en conversaciones con Cuba para buscar una solución en Venezuela, de acuerdo con el coordinador de este bloque de países, el peruano Hugo de Zela”.
De Zela tiene una trayectoria diplomática de más de 40 años, tanto en la Cancillería de su país como en el ámbito de la OEA.
Quienes lo conocen dan cuenta de su "reconocida capacidad de negociación para la solución pacífica de conflictos en el hemisferio" por lo que sus palabras no son un canto a la bandera.
Según AFP, el diplomático peruano se refirió al tema al informar sobre la nueva estrategia del Grupo de Lima, anunciada la víspera tras una reunión en Canadá, de convocar a toda la comunidad internacional para propiciar una “salida pacífica y democrática” a una “crisis que se deteriora” en Venezuela.
“Los esfuerzos del Grupo de Lima se llevarán a cabo sin exclusiones”, anunció De Zela durante una conferencia en Washington sobre su candidatura a la secretaría general de la Organización de Estados Americanos (OEA).
“Creemos que cada país puede ayudar. De hecho, hay tres del Grupo de Lima hablando actualmente con los cubanos para ver si están dispuestos a ayudar”, reveló.
Fuentes diplomáticas dijeron que al menos Argentina, Canadá y Perú han iniciado un diálogo con La Habana, considerado un aliado clave del gobierno venezolano de Nicolás Maduro.
Consultado sobre si Cuba es parte del problema en Venezuela, De Zela dijo: “Es parte de la solución”.
Llegamos a la conclusión de que emitir declaraciones como las que hemos estado emitiendo no conduce realmente a una solución.
AFP recuerda en su despacho que Venezuela, gobernada por el cuestionado Maduro, cuya salida impulsan medio centenar de países por considerar ilegítima su reelección en 2018, vive una debacle económica sin precedentes en la historia reciente de la región.
De Zela, que impulsó la creación del Grupo, dijo que la gravedad de lo que ocurre en Venezuela urge una presión diplomática que incluya la mayor cantidad de países posible.
“Llegamos a la conclusión de que emitir declaraciones como las que hemos estado emitiendo no conduce realmente a una solución. Así que decidimos cambiar el método”, dijo De Zela.
Una de las preguntas que surgen ante esta afirmación es: ¿Se trata de un reconocimiento del fracaso de los esfuerzos por parte del presidente Duque de sacar a Maduro -como él mismo lo había dicho hace un año- "en cuestión de horas"?
De Zela, por su parte, explicó que el objetivo es construir “una amplia coalición internacional” bajo tres ideas rectoras: que los propios venezolanos deben decidir su futuro, que el restablecimiento pleno de la democracia solo se logrará mediante elecciones libres, y que cualquier solución debe ser pacífica.
¿Aquí también viene otro cambio de rumbo al plan trazado por Colombia y que en un momento llevó al embajador de Colombia en Washington, Francisco Santos Calderón, a afirmar que incluso no se descartaba una solución militar?
De Zela no tocó este tema puntual pero sí adelantó que se prevé convocar en primer lugar a los países europeos.
El diplomático, actual embajador de Perú en Estados Unidos, incluso aseguró que “soy realmente optimista de que Estados Unidos será parte de esto”.
Preguntado sobre si esta apuesta incluirá a los aliados de Maduro, como Rusia y China, De Zela contestó: “Por supuesto. Porque esos aliados tendrán que ser parte de la solución. Tenemos que convencerlos de que no pueden seguir siendo parte del problema”, dijo.
Estas declaraciones dibujan un horizonte nuevo para Duque quien ha mantenido una línea severa con el gobierno cubano por la permanencia de de la cúpula del Eln en la isla y que Bogotá insiste en su extradición.
Este problema ha llevado a los dos países a una situación inédita. En efecto, en noviembre Duque dio un viraje en la política exterior de Colombia al abstenerse en la votación en la Organización de Naciones Unidas (ONU) que condena el bloqueo de Estados Unidos hacia Cuba.
Es la primera vez que el país no se suma a la casi totalidad de naciones que se oponen de frente a esta situación, que para muchos analistas perjudica directamente al pueblo cubano.
Más de medio siglo de bloqueo no ha tumbado el régimen político y, por el contrario, ha privado a sus habitantes de productos básicos para su existencia.
Históricamente, además de Estados Unidos solo Israel se ha manifestado a favor del bloqueo.
En esa reunión anual, que se hace desde 1992, de los países de la ONU se vota un proyecto de resolución no vinculante para terminar con el embargo de Estados Unidos a Cuba.
Es casi una rutina que la Asamblea vota abrumadoramente a favor del texto que exige “la necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos contra Cuba”, con la natural oposición de Washington.
Hasta ese momento, Colombia siempre había votado en contra del bloqueo en línea con los demás países latinoamericanos. En esta ocasión, optó por abstenerse. ¿La razón? La presencia de de la guerrilla del Eln en La Habana.
La trascendental decisión fue tomada por el entonces canciller Carlos Holmes Trujillo, naturalmente siguiendo instrucciones del presidente Duque.
Cuba reiteró, como lo ha venido haciendo, que no los entrega a Colombia porque había un acuerdo entre las partes firmado con unos rigurosos protocolos para adelantar una negociación de paz.
A pesar de que varias voces en Colombia -desde los partidos políticos y la academia, especialmente, habían pedido en las horas previas a esta cita multilateral que Colombia votara en contra del bloqueo con el argumento de que el país no solo tiene unos vínculos muy fuertes con la isla, sino que en política exterior lo deseable es tener socios y no empezar a sumar adversarios, la cancillería dio este viraje.
Aunque Colombia no votó en contra optó por abstenerse, que en la práctica es marginarse de la condena que había sido su tradición independientemente de la ideología del gobierno que estuviera en la Casa de Nariño.
La situación con las declaraciones de De Zela puede cambiar de manera drástica. No hay un país en el mundo que sufra más los efectos de la crisis en Venezuela que Colombia. El paso a través de la frontera que une a los dos países de varios millones de personas –entre ellos casi dos millones que decidieron quedarse en el país- es un hecho indiscutible.
En enero, los cancilleres de Colombia y Cuba se reunieron para hablar de la extradición de ‘Gabino'.
Ya no estaba en el cargo Holmes Trujillo sino la canciller Claudia Blum. Ella llegó al encuentro con su par de Cuba, José Luis Ponce, con el mismo guion.
Trascendió que en la cita se habló del tema de la extradición de Nicolás Rodríguez Bautista, ‘Gabino’, jefe máximo del Eln sobre quien pesan varias condenas y órdenes de captura en su contra.
“En esta reunión se reafirmó que la Cancillería, en ejercicio de sus funciones legales, estará atenta a la información y respuesta que las autoridades cubanas provean en relación con el trámite de esta solicitud y de las que se han presentado previamente frente a personas requeridas por la Justicia colombiana (sic)”, dijo en un comunicado Colombia.
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Hasta ese momento, Colombia insistía en hablarle con tono fuerte a La Habana. Pero, ¿con esta nueva propuesta de De Zela qué hará ahora el Gobierno? ¿El Grupo de Lima ahora cree que las llaves a una solución de la tragedia de Venezuela pasa por la participación de Cuba?
Respuesta Grupo de Lima
Tras ser publicada esta información, el Grupo de Lima publicó que no era correcta la información de la agencia AFP.
La Embajada de Perú en Estados Unidos también aclaró el tema.
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