La decisión de la Sala Plena de la Corte Constitucional de otorgarle personería jurídica al grupo significativo de ciudadanos constituido como Colombia Humana corrige una anomalía de nuestro sistema político, se convierte en un impulso enorme para Gustavo Petro en inicios de la campaña electoral y, sobre todo, es un avance para la oposición.
Una rápida mirada a los orígenes del conflicto armado muestra los difíciles caminos que debían sortear quienes querían hacer oposición legal y a mala hora terminaron empuñando las armas. La democracia en Colombia es más robusta en la medida en que quienes están en la orilla de la oposición tengan más garantías para su ejercicio político.
Era difícil de entender que el senador que llegó al Congreso tras haber logrado el segundo puesto en la disputa presidencial de 2018, como lo establece la normatividad vigente, no tuviera una colectividad legal que lo protegiera. Para los ocho millones de electores que llevaron a Petro al Legislativo era insólito que no se cumpliera su voluntad y se afectara el Estatuto de la Oposición.
Fue precisamente en diciembre de ese año cuando Petro pidió el reconocimiento de la personería jurídica de su partido, Colombia Humana, por parte del Consejo Nacional Electoral.
Desde ese momento a la fecha, el Consejo sí había reconocido otros partidos y movimientos políticos como Movimiento Indígena y Social (Mais) y Unión patriótica (UP).
Petro, entonces, tuvo que interponer una tutela alegando sus derechos. La respuesta, por su parte, era del incumplimiento de uno de los requisitos constitucionales para la obtención de la personería y era el hecho de no haber alcanzado el umbral de las legislativas. Una contradicción enorme en nuestro sistema.
Desde el punto de vista formal, el artículo 633 del Código Civil dice que la persona jurídica es “una persona ficticia, capaz de ejercer derechos y contraer obligaciones civiles, y de ser representada judicial y extrajudicialmente”.
Sin la obtención de este reconocimiento, el partido político Colombia Humana no podría presentar un candidato de cara a las elecciones presidenciales del próximo 2022. Ahora, que lo puede hacer Petro –si quisiera– podría hacerlo en solitario.
Es decir, sin la necesidad de buscar a otros partidos que le dieran el aval o iniciar el camino de la recolección de firmas como lo han hecho otros de sus oponentes.
Asimismo, Colombia Humana tendrá apoyo económico del Estado. En otras palabras, la crucial financiación para su funcionamiento está garantizada.
Tendrá, igualmente, a espacios y medios de comunicación como movimiento político y podrá declararse en oposición al Gobierno en ejercicio y pedir el derecho a réplica.
"El fallo de la Corte Constitucional no solo confirma una verdad de Perogrullo que le da espacio legal y democrático al movimiento del que fuera la segunda mayor votación en las últimas elecciones presidenciales, sino que le permite al líder de esa colectividad y candidato único configurar listas al Congreso y entrar aún más fuerte en la carrera por la presidencia de la República y las elecciones legislativas del 2022 en todas las regiones", dice Carlos Arias, docente de comunicación política de la Universidad Externado.
"Seguramente, veremos una consulta interna para legitimarse entre los votantes de izquierda y centro izquierda, pero esa es una estrategia política que no debía depender de un fallo en derecho como el que entregó la corte", augura Arias.
"Por otro lado, también tiene que obligar a replantear el discurso de Gustavo Petro y sus seguidores en relación con que el Estado colombiano no da garantías para la participación política y el debate político. Desvirtúa en parte algunos señalamientos sobre una posible persecución para sacarlo de la carrera presidencial", asegura el catedrático.
En efecto, para los colombianos era difícil de entender que Petro, quien por el número de votos alcanzando en su lucha por llegar a la presidencia con el presidente Iván Duque, permanentemente dijera que él era el líder de la oposición, pero sin serlo desde un punto de vista de papeleo. Ahora sí lo es y eso habla bien de la democracia colombiana.
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