Reconocidas figuras de la política nacional como Federico Gutiérrez, Enrique Peñalosa y Alejandro Gaviria, que tranquilamente podrían tener el aval de un partido para aspirar a la presidencia en 2022, han oficializado en los últimos días su comité promotor para recoger firmas con miras a inscribir su candidatura presidencial.
Con la inscripción del comité promotor de la lideresa Francia Márquez, el pasado viernes, la lista de precandidatos que van por firmas se elevó a 26. Esta figura, que fue consagrada en la Constitución como una manera de abrir el sistema político para candidatos novatos o que no cuenten con el apoyo de un partido, ha ido tomando fuerza en los últimos años.
En las elecciones del 2002, Álvaro Uribe, quien hasta entonces había militado en el Partido Liberal, inscribió su candidatura bajo el movimiento Primero Colombia. No solo logró recoger más de un millón de firmas, sino que se convirtió en el presidente más votado de la historia hasta ese momento (5’862.655 votos).
Para las elecciones presidenciales de 2018, según la Registraduría, se inscribieron inicialmente 49 comités para recoger firmas, aunque al final solo 11 cumplieron con su objetivo.
¿Por qué ha tomado tanto auge esta figura? Para el experto en temas electorales Alfonso Portela, “una de las posibles razones de este crecimiento puede ser que el camino en los partidos para obtener un aval se esté volviendo cada día más complicado y esto haga que las personas busquen una opción diferente”.
Pero también, según analistas, la inscripción por firmas otorga algunas “ventajas”, especialmente en el tiempo para hacer campaña.
“La mayor duración de las campañas es otra ventaja del sistema de firmas sobre el de inscripción a nombre de partidos. Quienes optan por la vía independiente inician su campaña con la recolección de las firmas (...), mientras que un candidato con el aval de un partido debe esperar a la inscripción, de modo que cuenta apenas con cuatro meses para llevar a cabo su campaña”, indicaron las analistas Mónica Pachón y Manuela Muñiz, en artículo para Razón Pública.
Igualmente, como le dijo a este diario el politólogo de la Universidad Nacional Rodrigo Sánchez, “esta modalidad es una forma de darle apariencia de independencia a un candidato en momentos en que los partidos están cada vez más desprestigiados, adicionalmente las regulaciones sobre financiación son más laxas que las que tienen los partidos.
Ese escenario se vio justamente en la pasada elección presidencial. El aumento del número de candidatos por firmas fue tal que superó por primera vez el de los aspirantes con avales de partidos.
Costos
A pesar de las ventajas, este no es un camino sencillo. Para estos comicios presidenciales, cada aspirante debe alcanzar alrededor de 586.000 firmas válidas, que representan el tres por ciento de los votos válidos en la última elección presidencial, es decir, la de 2018.
Pero la logística resulta, en ocasiones, tan compleja, que hay empresas que les ofrecen a los candidatos este servicio.
En 2018, por ejemplo, estas compañías cobraron un promedio de 850 pesos por firma. Si ese precio se mantuviera, el precandidato que quiera contratarlas tendría que pagar aproximadamente $ 489 millones para reunir el mínimo de firmas válido.
Por ello, hay quienes consideran que, a pesar de su desprestigio, los partidos siguen siendo necesarios.
“En Colombia tenemos una legislación que les cierra la puerta a los candidatos. Es muy difícil llegar por fuera de los partidos”, dijo el exalcalde Enrique Peñalosa.
Prueba de ello es que, como lo explicó el analista Sánchez, “desde 1991 a la fecha, solo un candidato ha llegado a la presidencia por firmas (Álvaro Uribe), los demás han llegado por coaliciones de partidos, a pesar de que algunos de ellos inicialmente habían recogido firmas”.
Para Sánchez, “lo que existe es una ‘relación tóxica’, en la que los candidatos tienen su caudal electoral, pero necesitan una personería jurídica para llegar, mientras que los partidos necesitan otorgar avales a figuras con votos, así estas sean cuestionables y afecten su imagen, para mantenerse con vida”.
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