Un expresidente de la República, Andrés Pastrana Arango, va a la Comisión de la Verdad y se dirige al padre Francisco de Roux y le suelta está frase: “Con el tiempo se ha descubierto que hasta el Chapo Guzmán ha confesado que envió dinero a esa campaña”, en referencia a Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, el excapo del peligroso y poderoso Cartel de Sinaloa.
El aludido, otro exmandatario, Ernesto Samper Pizano, responde que no le reconoce “ninguna autoridad moral” al conservador y le exige que más bien hable de su relación con el empresario Jeffrey Epstein, acusado y sentenciado de varios delitos sexuales y quien se quitó la vida mientras permanecía recluido en prisión. Y subraya la palabra pedofilia.
La situación, naturalmente, aumenta la controversia política y el grado de polarización en el país. Esa más o menos ha sido la constante tras la presencia de los expresidentes en la Comisión de la Verdad.
De hecho, por ejemplo, Pastrana entregó una carta firmada, supuestamente, por los hermanos Miguel y Gilberto Rodríguez, exjefes del Cartel de Cali, en la que afirman que Samper sí sabía de los ingresos del dinero de esta organización delictiva a su campaña.
Varios medios interpretaron que el documento era “una revelación” cuando en realidad no lo es. "Aquí dejo una carta firmada por los hermanos Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela en la que afirma que Samper sí sabía de los ingresos de los dineros del narcotráfico en la campaña”, dijo Pastrana.
El documento había sido citado por el propio exmandatario en un libro, publicado hace varios años bajo el sello Debate, titulado "Memorias olvidadas".
En este, según informó en ese momento la editorial, el expresidente Pastrana revelaban episodios importantes de la historia reciente de su país, ocurridos entre 1983 y 2002, de los cuales fue protagonista.
“El libro cuenta con un testimonio contundente de los narcotraficantes Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela, del Cartel de Cali, en el que aseguran que el expresidente Samper sí estaba enterado de dicha financiación ilegal”, decía entonces la presentación de la obra.
Samper fue el primer expresidente que aceptó ir a la Comisión. En su esperado relato indicó que no hubo compromisos de la campaña con el cartel de Cali y que en su momento se recibió información que la otra campaña, la de Andrés Pastrana, también había sido infiltrada.
Previamente a Pastrana,
había estado el expresidente Álvaro Uribe Vélez. Técnicamente, el exsenador no compareció, sino que tuvo un controversial diálogo en su finca en el que aprovechó para cuestionar el Acuerdo de Paz y al expresidente Juan Manuel Santos.
Así mismo, precisó que no le daba validez a la Comisión pues, argumentó, había surgido de manera irregular y por encima del resultado del plebiscito del 2 de octubre de 2016.
En un momento, el expresidente tomó como ataques personales las preguntas del padre de Roux y de la comisionada Lucía González y el comisionado Leyner Palacios.
Incluso en la transmisión se escuchó a los hijos acusar a la comisionada González de tener un sesgo favorable a las Farc y le recriminaron un mensaje que publicó en 2017 en la red social Twitter mostrándose a favor de la extinta guerrilla.
Uribe no solamente ha estado en contra de la Comisión de la Verdad sino de otras instancias como la JEP y las curules de paz, creadas en el marco del acuerdo de paz firmado su sucesor, Juan Manuel Santos.
Quien, por su parte, había hecho lo mismo cuando fue a la Comisión y señaló a Uribe de “satanizar” al enemigo lo que, en su concepto, creó confusión en el accionar de las Fuerzas Armadas.
“Cuando llegué al Ministerio de Defensa el 20 de julio del 2006, compartía con el presidente Uribe su objetivo de derrotar a las Farc. Donde teníamos una diferencia era en el cómo. Si bien el documento de la Política de Defensa y Seguridad Democrática de 2003 dejaba una puerta abierta a la negociación, Uribe en realidad pretendía acabar militarmente a las Farc, quería una derrota total. Nunca quiso ni siquiera reconocer la existencia de un conflicto armado; los guerrilleros para él eran unos simples narcotraficantes y terroristas”, dijo Santos.
Cuando llegué al Ministerio de Defensa el 20 de julio del 2006, compartía con el presidente Uribe su objetivo de derrotar a las Farc
“En mi caso, por toda la experiencia y la información acumulada, y tal vez por mi manera de ver las cosas, consideraba más viable y conveniente, más rápido y menos costoso, una derrota estratégica –debilitarlos psicológica y militarmente– y llevarlos a una mesa de negociación. Pretender aniquilar a las Farc era un imposible categórico moral y militar", agregó.
"Pero Uribe era el presidente y yo su subalterno”, explicó.
El otro expresidente que acudió fue César Gaviria Trujillo. De esta sesión, que se dio en noviembre de 2020, trascendió que habló del proceso de la Constituyente, narcotráfico, guerra integral, marco jurídico de la creación de las Convivir y apertura económica.
En su caso, su intervención fue privada, al final de esta De Roux expresó: “Esto nos ayuda a tener una visión que contribuye a esclarecer realmente qué es lo que nos ha pasado a los colombianos en el conflicto armado interno”.
Por su parte, Gaviria dijo sentirse satisfecho y agregó que “del éxito de la Comisión, en gran medida, depende que el proceso (de paz de La Habana) se pueda fortalecer y se pueda ahondar”.
Sin embargo, la presencia de los exmandatarios se hizo de manera voluntaria, pues ellos no estaban obligados a hacerlo. Esto significa que al margen de la narrativa que llevaron hay que reconocer que con su presencia sí validaron y le dieron legitimidad a esta institución. Y eso, en conclusión, sí es una enorme ganancia.
POLÍTICA