La cuarentena general o confinamiento total de la población fue una de las medidas que tomaron la mayoría de países para frenar el avance de la pandemia. Lo que busca es limitar la circulación de personas y con ello reducir la velocidad de transmisión del nuevo coronavirus.
Y aunque fue efectiva en su momento, tal como han comprobado diversos estudios científicos y las propias estadísticas, hoy es considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como el último recurso en una serie de decisiones que debe tomar un país para luchar contra la covid-19.
El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, dijo esta semana que si los gobiernos logran “aplicar su sistema de búsqueda de os y concentrarse en el aislamiento de todos los casos y la cuarentena de los os", será entonces posible evitar un confinamiento generalizado, afirmó.
Sin embargo, por ahora las decisiones que han tomado los gobiernos en ese continente se han centrado en toques de queda, cierres específicos de comercios o lugares donde hay un alto riesgo de contagio y confinamientos locales.
Hay que tener en cuenta que Colombia y Latinoamérica viven un momento epidemiológico diferente al de Europa. Mientras en ese continente están en una segunda ola de contagios, en esta parte del mundo las cifras muestran un lento descenso sostenido y en el caso particular de nuestro país hay una suerte de meseta en casos y mortalidad.
Así y todo tanto el Ministerio de Salud como la Alcaldía de Bogotá han advertido que un repunte de los casos es posible hacia finales de noviembre y los primeros días de diciembre y por eso han insistido en la responsabilidad individual como primera medida para controlar ese escenario.
Alejandro Gómez, secretario distrital de salud, afirma que Bogotá puede pasar el segundo pico que probable de la pandemia sin hacer confinamientos estrictos gracias a “la experiencia aprendida, la ampliación de nuestras UCI (de 940 a 2.200 en la ciudad), además con la capacidad de ayudas diagnósticas y la estrategia DAR (Detecto, Aislo y Reporto)”.
El exministro de Salud, Gabriel Riveros, es claro en decir que un nuevo confinamiento total sería la demostración de un fracaso del conocimiento de la situación epidemiológica a nivel nacional. “Creo que seguramente se van a requerir confinamientos de zonas menores que se definan según la información epidemiológica disponible. Esto en la medida que el país son varias pandemias, pues la evolución es distinta por regiones, departamentos, así como municipios”, afirma.
Luis Jorge Hernández, doctor en salud pública, coincide en que las cuarentenas totales “ya no sirven, ya perdieron su efecto y producen mucho daño psicosocial y en salud por los eventos no prevenidos ni tratados”. “Tienen la misma efectividad tres estrategias combinadas: adherencia población al tapabocas y al lavado de manos; pruebas de laboratorio, rastreo de os y aislamientos; y aperturas paulatinas con aforos”.
Carlos Eduardo Pérez, infectólogo, recuerda que las cuarentenas generales no sirven para eliminar el virus sino para desacelerar su transmisión y en ese sentido el confinamiento sería solo una decisión basada en indicadores de salud como la ocupación de UCI y no de número de casos. “Dependerá de la respuesta del sistema de salud y no de las poblaciones afectadas”, remata.
Carlos Álvarez, coordinador nacional de estudios covid-19 para la OMS, expone que el caso de Colombia es distinto al de Europa porque acá el confinamiento no llevó a una supresión sino a la reducción del número reproductivo efectivo (contagios producidos por cada infectado) de 2,6 a 1. “Siempre existe la posibilidad de un confinamiento total según el comportamiento de la población, especialmente en las grandes ciudades”, indica.
UNIDAD DE SALUD
Consulte aquí todas las noticias de la Unidad de Salud de EL TIEMPO.