Con el respeto que merece la reserva de la historia clínica y basados exclusivamente en la información suministrada por la modelo Daniella Álvarez a través de sus redes sociales, se puede inferir que el desenlace que llevó a una cirugía en su pierna izquierda es producto de una alteración vascular derivada de una intervención para retirar un tumor que posiblemente comprometía la arteria aorta (vía principal de aporte de sangre oxigenada al organismo).
Durante dicho proceso quirúrgico al parecer la arteria se comprometió (lesión, obstrucción o colapso), lo que impidió que el oxígeno llegara a los tejidos y órganos por debajo del sitio afectado.
Las cirugías posteriores tuvieron como objetivo manejar la situación para restablecer dicha irrigación, con resultados favorables, empezando por salvarle la vida. Sin embargo, en las arterias del pie izquierdo la obstrucción continuó (posiblemente por un espasmo o un trombo) y no respondió a las medidas para contrarrestarla.
En estas circunstancias, dicha extremidad se afectó por una isquemia (estrés celular causado por la disminución del flujo sanguíneo y consecuentemente del aporte de oxígeno) de manera irrecuperable en las estructuras en la parte inferior de la pierna izquierda (nervios, músculos, huesos, vasos sanguíneos, piel, ligamentos y tendones”.
Por esta razón, el cuerpo médico, en armonía con la paciente, consideraron que la mejor opción era la amputación desde un nivel en el que los tejidos no presenten estos daños. La evolución quirúrgica fue favorable.
Lo que se hizo
Las imágenes difundidas por la misma Daniella Álvarez a través de sus redes sociales evidenciaron que se le realizó una amputación de la pierna por debajo de la rodilla.
En concreto, fue una amputación transtibial, que es la más frecuente en las extremidades inferiores y la de mejor pronóstico en cuanto a rehabilitación.
De acuerdo con Olga Estrada, médica especialista en medicina física y rehabilitación, en estas amputaciones se conserva la articulación de la rodilla, lo que configura una gran ventaja en vista de que la función de flexionar o extender la extremidad queda prácticamente intacta.
“Una rodilla sana no solo proporciona la fuerza necesaria para doblar y extender la pierna sino también para mantener el equilibrio y garantizar un desplazamiento sin complicaciones”, explica la experta.
Y en este sentido, la paciente debe iniciar un proceso de rehabilitación en el cual la meta es la sustitución funcional y estructural del pie y del tobillo, de tal forma que se ajuste a las necesidades de la persona.
La rehabilitación
Es importante aclarar que el proceso de rehabilitación para Daniella Álvarez se inició desde antes de la intervención con el manejo de un grupo interdisciplinario de profesionales que incluyen cirujanos, ortopedistas, médicos rehabilitadores, terapeutas físicos y el apoyo de sus redes familiares y de amigos.
Inicialmente se busca que la pierna operada no tenga dolor, avance en su proceso de cicatrización y empiece a identificar la sensación de peso. Para eso se debe arrancar de manera temprana un proceso de fisioterapia para mantener la posición correcta de la extremidad, evitar las retracciones en flexión (deformidades de la cadera y la rodilla) y consecuentemente se debe mantener la estructura muscular, no solo de la pierna afectada sino del torso, los brazos y las extremidades superiores, indica Olga Estrada.
Con esto se pretende que el cuerpo se adecue a su nueva condición y prepararlo para la adaptación de una prótesis.
En palabras de la fisioterapeuta María Fernández Pérez, jefe de rehabilitación del Hospital Universitario San Ignacio, es importante mantener la movilidad, garantizar los desplazamientos en una sola extremidad con los apoyos debidos y favorecer el mantenimiento del equilibrio.
Progresivamente se debe iniciar, según Álvarez, el ajuste temprano de una prótesis que permita la aplicación de peso parcial sobre la extremidad operada con el objeto de que el cuerpo empiece a reconocer la propiocepción (identificar presiones a ese nivel).
Es importante hacer al tiempo el modelamiento de la pierna para que se adapte fácilmente a un encaje anatómico de lo que será la nueva extremidad.
Pasado un tiempo, se diseñará una prótesis a medida de la paciente, con características modulares, una articulación de tobillo y un pie que le permitirá, seguramente, realizar sus actividades en forma normal y con las adecuaciones que le den una rehabilitación integral.
Otras fuentes: Gabriel Robledo, médico cardiólogo: Asociación Colombiana de Medicina Física y Rehabilitación; Unidad de Rehabilitación del Hospital San Ignacio.
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