El cerebro es el órgano más complejo de nuestro cuerpo, pero en ocasiones es quien recibe menos atención. En la actualidad existen gimnasios de entrenamiento mental que promueven el desarrollo de las capacidades cognitivas y la creatividad. Por ejemplo, el gimnasio Hardbody cuenta con programas de Neurofitness en sus cinco sedes en Bogotá. Con un análisis técnico de las ondas cerebrales, se diagnostican problemas psicopatológicos como la depresión, ansiedad o insomnio y se desarrollan ejercicios para potenciar la memoria, la atención, o la creatividad.
En Madrid (España) se encuentra el Liceum Gimnasios de la Mente, el cual diseña una serie de actividades con profesionales en pedagogía, psicología y neurología para desarrollar la memoria y las capacidades cognitivas. Su CEO, el pianista, docente y musicólogo Pedro López, explica la importancia de ejercitar el intelecto y la memoria para desechar la información que no nos interesa y dar paso a guardar aquella que es más importante. Incluso, si bien no se ha comprobado la posibilidad de frenar enfermedades degenerativas, la gimnasia mental es capaz de aumentar las reservas cognitivas, limitar los efectos perjudiciales y mejorar la calidad de vida.
Según López, una imagen para entender cómo funciona nuestra memoria es imaginarla como un gran armario. Cada cajón guarda una información distinta: la memoria trabajo u operativa, la memoria a corto plazo y la memoria a largo plazo.
¿Cómo funciona?
El escritor francés Marcel Proust escribía que “la mejor parte de nuestra memoria esta fuera de nosotros, en un aliento lluvioso, en el olor a cerrado de una habitación, o el de una primera fogata”. La conexión entre lo que recibimos de nuestros sentidos y la memoria fue denominado por el autor de En busca del tiempo perdido (1913) como memoria involuntaria. Hoy lo conocemos como ‘fenómeno de Proust’.
Precisamente ahí radica el inicio del proceso de la memoria, en los sentidos. Según López, “la memoria es un proceso complejo. Simplificándolo, podríamos decir que para que un recuerdo se guarde en uno de estos tres cajones, en primer lugar, hace falta poder prestar atención a los estímulos del medio que nos llegan principalmente a través de nuestros sentidos”.
Al entrar al cerebro, se ubica en el primer cajón: la memoria de trabajo, la puerta. En ella almacenamos la información cotidiana que recibimos, pero no toda alcanza a llegar al segundo cajón.
López aclara que esta memoria es muy frágil, por lo que si alguna de estas actividades es interrumpida a la mitad, perderíamos parte o la totalidad de su información.
Si, por el contrario, esta información se fortalece, podría pasar al segundo cajón: la memoria de corto plazo. Para fortalecerla, se requiere invertir más tiempo en este recuerdo y acceder a él en reiteradas ocasiones. En esta memoria, se guarda información de los eventos que vivimos recientemente, por ejemplo. Cuando no recordamos qué hicimos el día anterior o el costo del almuerzo que compramos el fin de semana, es señal de que debemos ejercitar mucho más esta parte de la memoria.
“Esta memoria dura un poco más que la anterior y actúa de filtro, ya que parte de la información que guarda se mantendrá al cabo del tiempo, pero otra se perderá. Nuestro cerebro necesita olvidar aquello que no sea importante”, sigue López.
Sin embargo, cuando al recuerdo se le agrega un significado a través de una historia o mediante una carga emotiva, una herramienta muy potente para la memoria, queda almacenada en el tercer cajón: la memoria a largo plazo.
Esta es la información que el cerebro ha considerado la más fundamental para que perdure en el tiempo ya que puede sernos útil para obtener recompensas o evitar daños. También allí guardamos nuestra historia de vida.
“Es la memoria que nos recuerda llevar las llaves al salir de casa, tras la experiencia de haberlas olvidado dentro y tener que pagar una factura al cerrajero para que nos abriera la puerta, por ejemplo”.
¿Cómo ejercitarla?
El experto recomienda una serie de actividades que podemos incluir en nuestra cotidianidad. Por ejemplo, para la memoria de trabajo, propone conversar con personas con las que no lo hacemos habitualmente. También recomienda preparar recetas de cocina elaboradas y para la cual debemos pensar en los ingredientes y el orden en que los añadimos.
¿Qué comí ayer? ¿Qué ropa me puse hace dos días? ¿Qué hice el fin de semana pasado? ¿Qué cené el pasado miércoles? Estas son algunas de las preguntas que López aconseja hacer para ejercitar la memoria a corto plazo.
En la memoria a largo plazo, el experto sugiere ejercitar esta memoria recordando fechas importantes para cada uno de nosotros, como cumpleaños de seres queridos o aniversarios.
Algunos ejercicios útiles
Tómese unos minutos para prestar atención al nombre de la persona que le presentan, repita su nombre en la conversación, sobre todo en los primeros minutos de conversación. Imagínelo de forma escrita y haga preguntas de tipo: “¿tu nombre lleva h?”. Con estos consejos, López dice que la mente retendrá por más tiempo. Ahora sí, ¿recuerda qué desayunó esta mañana? Uno de los lanzamientos más novedosos del Liceum Gimnasio de la mente es el canal ‘Mente en forma’, un servicio de gimnasia mental accesible a través de apps como WhatsApp.
REDACCIÓN DOMINGO*
* CON INFORMACIÓN DE AGENCIA EFE