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'Mi bebé murió por tos ferina, que no le pase a usted'
Que ningún niño muera por falta de vacunas o información, el objetivo de los papás de Salomé.
Salomé y su madre, Juana. Foto: Archivo particular
Salomé solo vivió 30 días, pero de su muerte surgió toda una historia de vida.
Juana Estrada, su mamá, tomó una determinación radical tras la muerte de su pequeñita, causada por la tos ferina, una infección que debe ser prevenida con la vacuna a la mamá en embarazo, y la restricción de visitas durante los tres primeros meses de vida de un bebé: así de simple.
A raíz de su drama, ella, con el apoyo de su esposo, Julián Jaramillo, decidió que a nadie más debería pasarle lo mismo. Que las familias y los amigos deben entender las restricciones de las visitas, y que la tos ferina, como muchas otras infecciones y virus que viven en el ambiente, pueden ser mortales para un bebé, porque si a ellos les pasó, le puede pasar a cualquiera.
De hecho, en ese año, el 2011, además de su pequeña Salomé también murieron 10 bebés menores de 6 meses en Colombia.
Pero a Juana no le gusta hablar de estadísticas, “porque el uno por ciento puede ser tu cien por ciento. Es decir, un solo caso puede ser el suyo”. El de ellos fue Salomé.
Por eso su tarea, tras asumir la dolorosa pérdida, fue “aceptar, levantarse y quedar embarazada otra vez”, como ella dice sonriendo, tras haber vivido el duelo que todo aquello significó para la familia, pues luego de todas las pruebas se detectó que el abuelo fue el portador de la infección. Tenía una tos persistente que se convirtió en bronquitis y contagió a Salomé en los primeros días de vida.
Para mitigar el dolor
“Acababa de pasar lo de mi hija, estaba en el consultorio del ginecólogo y leí un folleto que vi en una mesa, tenía toda la información sobre las vacunas que debe ponerse toda embarazada; sin dudar escribí al correo del laboratorio: mi hija se acaba de morir por tos ferina ¿qué tengo que hacer?”.
El uno por ciento puede ser tu cien por ciento
Juana decidió que debía aceptar lo que había pasado, pero quería tener otro embarazo y cuidarse de otra manera.
“Pensar en otro hijo era duro, pero así es y creo que si una pareja toma esta decisión para mitigar ese dolor, hay que respetarlo”. No pensó en lo que le dirían, tampoco dejó pasar mucho tiempo, y tras unos meses, volvió a quedar embarazada. Lo perdió.
A pesar de las recomendaciones de su ginecólogo, buscó otro embarazo, que se dio con algunos riesgos, pero que llegó a buen término.
Juan Estrada, mamá de Salomé, Salomón y Luna. Foto:Claudia Rubio / EL TIEMPO
Durante todo ese tiempo, entre un embarazo y otro, comenzó una capacitación (casi médica) para informarse sobre todo lo que significa la tos ferina, las vacunas, la prevención, el riesgo de las visitas antes de los tres meses de vida del recién nacido.
Con esa información y la determinación clara de hacer de su duelo un propósito de vida, Juana y Julián crearon la fundación Salomé Salva una Vida, para que “a nadie le pase lo que a nosotros nos pasó”.
Juana y Felipe son hoy una pareja estable, con dos hijos que llegaron después de la muerte de Salomé. Como ella dice: “soy la mamá de tres hijos, una en el cielo y dos en la tierra”.
La familia actual con Salomón y Luna, los dos hijos que nacieron luego de la pérdida. Foto:Archivo particular
Cinco años después de su pérdida, los aprendizajes han sido todos: manejar el duelo, recuperarse como pareja, aceptar que el origen de la infección fue el abuelo, incluso, tener un embarazo fallido, pero sobre todo, aprender del error.
Un propósito de vida
Como socios de una agencia de publicidad digital, se enfocaron en crear una página web: www.salomesalvaunavida.com.
Ella se convirtió en bloguera, conferencista, istra una red con más de cien mil seguidores y contesta todas las dudas que puede sobre su experiencia para que, como insiste sin descansar, a nadie le pase lo mismo.
Ha catalizado su profesión de a, pero sobre todo su experiencia en el manejo del duelo, para ir por el país llevando su mensaje. No es médica, pero sabe que un bebé no debe ser expuesto antes de los tres meses a ninguna visita, que no debe salir a la calle y que si bien el esfuerzo es mucho, el riesgo es mayor.
Es una defensora de la autonomía que deben ejercer los padres para que nadie visite al recién nacido. “Yo fui enfática con Salomón (su segundo hijo). Como muchas personas no alcanzaron a conocer a Salomé, la gente quería ir a visitarlo. Fui radical. Todos en mi familia se vacunaron, pero igual, no acepté visitas sino a los tres meses, luego de que el niño tenía, desde los dos, sus primeras dosis de vacunas."
Su principal mensaje radica en la necesidad de que toda madre entre al programa denominado “estrategia capullo”, que vacuna a la mamá contra la tos ferina. Ese es el primer paso.
Desde el 6 diciembre del 2011 tomaron la decisión de generar todo un movimiento alrededor de la muerte de Salomé; el 6 de diciembre del 2012 se lanzó una gran campaña en Bogotá para vacunar a las madres gestantes contra la tos ferina, con ella como vocera de su propio testimonio.
La fundación es una catarsis del duelo y aunque hablan sin tapujos, Juana y Julián consideran que siempre habrá dolor, pero saben que Salomé vino y se fue para que todos pudieran aprender.