Si usted vive en Okinawa (Japón), Icaria (Grecia), Cerdeña (Italia), Loma Linda (California) o la península de Nicoya (Costa Rica), probablemente sabrá que vive en uno de los lugares más especiales del planeta, pero, de no ser así, quizá sentirá una sana (y nunca mejor dicho) envidia de los privilegiados que habitan en estas regiones.
Esas son las denominadas ‘zonas azules’ o los cinco lugares del mundo donde cumplir 100 años y gozar de buena salud no es una situación excepcional, sino una realidad muy frecuente.
“El concepto de zonas azules lo introdujo el explorador y escritor Dan Buettner”, explica Gonzalo Peñaranda, director de uno de los grupos que buscan desentrañar los factores claves que fomentan que los habitantes de esos lugares tengan una vida más larga y saludable, para aplicarlos en el desarrollo de preparados o medidas terapéuticas que produzcan sus mismos efectos.
Buettner publicó en 2005 el artículo ‘Secrets of long life’ (‘Secretos de una vida larga’) y, en 2008, el libro ‘The Blue Zones: Lessons for living longer from the people who’ve lived the longest’ (‘Las zonas azules: lecciones para vivir más tiempo de las personas más longevas’), describiendo cinco lugares donde la tasa de longevidad era más alta que en el resto y los índices de achaques asociados a la vejez eran de los más bajos.
En esos trabajos, publicados por ‘National Geographic’ y NatGeo (www.nationalgeographic.com), Buettner explica que esos lugares especiales comparten algunos factores, “como una vida activa en sus habitantes, dieta equilibrada, niveles moderados de estrés, relaciones personales satisfactorias y un motivo por el cual levantarse todas las mañanas”, según Peñaranda.
Claves de la longevidad
“Zona azul es un término utilizado para describir áreas demográficamente confirmadas y geográficamente definidas en las que la población está alcanzando los 100 años de edad en proporciones extraordinarias, tiene una esperanza de vida mayor o presenta los porcentajes de mortalidad más bajos en la mediana edad”, señala el propio Buettner en NatGeo.
A partir de la investigación de estas áreas, el equipo de Peñaranda (http://aorahealth.com) ha desarrollado una gama de complementos alimenticios “basados en moléculas presentes en la naturaleza y con un efecto sinérgico y complementario que, sumados a un estilo de vida saludable, permitan a una persona construir su propia zona azul”, señala este portavoz.
En el diseño y desarrollo de estos nutraceúticos han participado el Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España (CSIC), el Instituto de Investigación de Ciencias de la Alimentación (Cial), la Universidad Complutense de Madrid (UCM), la Sociedad Española de Medicina Científica Psicosomática y Psicológica, la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y el Centro Tecnológico de Valencia (Ainia), según apunta.
“Las grandes ciudades no ofrecen un ambiente propicio para llevar una vida pausada, sin estrés, asociada a un envejecimiento saludable, y es difícil mantener una dieta equilibrada, potenciar las amistades y fomentar una sólida e intensa relación familiar, pero con esfuerzo y tesón y la ayuda de la ciencia podemos convertir nuestra vida en una auténtica zona azul”, según Peñaranda.
Las investigaciones de los laboratorios de Aora Health son una de las iniciativas que, según Peñaranda, tratan de replicar “el modo de vida de los habitantes de esos lugares” y desarrollar “sustancias y productos que generan sinergias saludables (acciones combinadas con un efecto potente) en el organismo”.
“Las zonas azules nos dan unas claves de los factores que comparten esos territorios que los hace diferentes”, indica.
“Teniendo en cuenta esos factores comunes se buscan soluciones que ayuden a mejorar el índice de longevidad en lugares donde el ritmo de vida es mucho más complicado”, manifiesta.
La alimentación
“Así, se pueden desarrollar productos que nos permitan alimentarnos mejor, combatir el estrés, mejorar nuestra capacidad cognitiva, favorecer el descanso, practicar deporte de manera más satisfactoria y con menor esfuerzo o, incluso, mejorar nuestro aspecto para sentirnos mejor con nosotros mismos, empezando la transformación en el interior de nuestro organismo”, destaca.
“Por ejemplo, se está trabajando en conseguir que tomemos la cantidad justa y adecuada de nutrientes que necesita nuestro organismo, asegurando su máxima absorción”, añade.
“Al comenzar nuestro proyecto, analizamos el Grant Study de la Universidad de Harvard, que viene estudiando la evolución de sus estudiantes desde 1939 hasta hoy, revelando la influencia de la dieta y las relaciones humanas para llevar una vida más satisfactoria, saludable y longeva, tres factores relacionados estadísticamente”, según Peñaranda.
“Al profundizar en la investigación, comparamos el Grant Study con el concepto de ‘secrets of long life de Dan Buettner’, concluyendo que existen una serie de factores comunes en esos lugares especiales y también en las sociedades más desarrolladas que favorecen la longevidad y la salud”, señala.
Existen una serie de factores comunes en esos lugares especiales y también en las sociedades más desarrolladas que favorecen la longevidad y la salud
“Los factores comunes en las zonas azules, y menos expresados en el mundo desarrollado, son: llevar una dieta saludable y equilibrada, mantener unos buenos niveles de descanso y un menor estrés, desarrollar una vida físicamente activa, mantener relaciones sociales y personales satisfactorias y disponer de una meta en nuestra vida que nos permita cumplir objetivos”, indica.
“Es el equilibrio entre los factores lo que favorece la longevidad, ya que la actividad física y mental durante la vejez es imprescindible para mantener la calidad de vida”, agrega.
“Ya hemos conseguido aumentar la esperanza de vida, pero no mejorarla hasta edades avanzadas, y las zonas azules pueden usarse como guía para encontrar soluciones a nuestros achaques”, enfatiza.
Aquí están, estas son
El equipo de investigación, desarrollo e innovación de Aora Health también ha identificado las características más llamativas o señales de identidad que distinguen a cada uno de estos lugares.
Gonzalo Peñaranda explica que “las zonas están situadas en lugares muy distantes entre sí, por lo que existen aspectos que destacan en unas respecto de otras, y que son los siguientes”:
Loma Linda, California (EE. UU.). Sus habitantes mantienen una dieta muy saludable y la práctica común de una misma fe, ya que es una comunidad de los adventistas del séptimo día.
Cerdeña (Italia). En algunas regiones de esta isla el consumo diario de vino en cantidad moderada y en grupo hace que sus hombres sean los de mayor esperanza de vida de todo el planeta.
Icaria (Grecia). La práctica de la siesta y el consumo de leche de cabra por parte de sus habitantes contribuyen a un aumento de la longevidad.
Okinawa (Japón). La dedicación a la familia y a los amigos hace que las mujeres de esta zona sean quienes tienen mayor esperanza de vida.
Península de Nicoya (Costa Rica). Esta zona tiene un agua rica en calcio y magnesio, que contribuye a una menor incidencia de las enfermedades cardiovasculares y a un mayor fortalecimiento de los huesos.
DANIEL GALILEA
EFE Reportajes