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Travesía en China hasta el corazón de Huawei
Un recorrido por su sede principal en Shenzhen y el laboratorio de pruebas en Beijing.
La ciudad prohibida en Beijing es uno de los principales atractivos turísticos y legados de la China imperial. En el complejo de palacios hace parte del patrimonio cultural y natural de ese país y fue incluida como Patrimonio Cultural de la Humanidad de la UNESCO en 1987. Foto: Tecnósfera
A unas 25 horas de viaje desde Bogotá, en la provincia china de Cantón, no muy lejos de la frontera con Hong Kong, se encuentra Shenzhen, una ciudad que hace poco más de 30 años atrás era una bahía de pescadores pero que hoy es la punta de lanza de la ofensiva tecnológica de la China actual. También queda allí la sede principal de Huawei, una de las empresas más simbólicas para este país, que representa como pocas su esfuerzo por inscribir su nombre en lo alto del paisaje digital.
Su sueño parece no estar tan lejos, al menos no en números. Huawei tiene más de 180.000 empleados en 170 países. Es un logro que alcanzó en 32 años de historia y que se debe, entre otros múltiples factores, como la presidencia rotativa o el modelo de acciones distribuidas entre los empleados, a su filosofía de aprender de occidente. Curiosamente, por más global que sea, su nombre significa ‘el éxito de China’.
Muchos pueden recordar a la empresa por sus celulares, pero Huawei trabaja un espectro lo bastante amplio como para llegar a sus clientes casi por todos los frentes.
Es dueño de un consolidado negocio de redes inalámbricas, que a 2017 había conectado a una tercera parte del planeta en cobertura y había logrado ingresos por más de 45 mil millones de dólares.
Produce hardware de consumo masivo, como las líneas P y Mate, con las que en el segundo trimestre de 2018 logró la producción de 54 millones de dispositivos distribuidos en el mundo. Huawei cuenta con más de 53.000 tiendas de retail en el mundo, de las cuales abrió 10.000 solo en el transcurso de este año.
Por último, Huawei cuenta con una unidad de negocio que ofrece servicios en la nube a empresas.
Al respecto, los ejecutivos no ocultan su intención de convertirse en una solución ‘end to end’. Ese es el caso de Jim Xu, quien lleva más de 21 años en la compañía y ahora es vicepresidente de comercialización y servicio de ventas de Huawei. Xu considera que la empresa tiene una ventaja en el área de los procesadores, los 'cerebros' de los celulares.
Vista desde la línea de ensamblaje de los celulares en Shenzhen. Foto:Huawei
“Estamos muy seguros de las capacidades de nuestros procesadores, especialmente en las tecnologías de Inteligencia Artificial y 5G. Fabricamos la red, el teléfono inteligente y el procesador. Somos el único proveedor capaz de entregar soluciones de extremo a extremo", expresó el ejecutivo.
De hecho, en varias presentaciones de la empresa, se mostraba un esquema que describe la siguiente hoja de ruta: el ofrecer un escenario completo para clientes arranca por los dispositivos móviles como nivel de ingreso primario, tiene un segundo o con tabletas, computadores y rios ‘wearables’ y pasa a un nivel más completo de interacción con hardware preparado para el internet de las cosas.
La visión a futuro
Desde el aeropuerto y los hoteles hasta los restaurantes y las calles, la decoración impecable con flores de diferentes tamaños y colores es casi un sello de la ciudad de Shenzhen, un contraste marcado con los cielos grises de Beijing.
La sede de Huawei en Shenzhen es un complejo de varios edificios, algunos de ellos construidos con una arquitectura tradicional de la china imperial, de tonos sobrios. Nuestra visita se enfocó en una torre de gran tamaño con puertas de vidrio donde están las oficinas principales. En frente queda un lago donde se puede contemplar algunos patos reposando. Los caminos de piedra están rodeados por árboles de gran tamaño. Aún dentro del edificio, las paredes de cristal dan paso a la vista a jardines perfectamente cuidados.
Fabricamos la red, el teléfono inteligente y el procesador. Somos el único proveedor capaz de entregar soluciones de extremo a extremo
Vista desde la línea de ensamblaje de los celulares en Shenzhen. Foto:Huawei
Al preguntarle sobre si Huawei está trabajando en un teléfono que soporte los avances que la compañía ha adquirido en materia de 5G, Clement Wong, director de márketing de Producto de Huawei, respondió que sí se encuentran trabajando en un smartphone 5G, aunque se negó a detallar si lo veremos o no antes de 2020.
El R+D, la clave ‘mágica’
13. 800 millones de dólares es la cifra de la inversión que Huawei destinó en 2017 a la investigación y el desarrollo (R+D por sus siglas en inglés). Esa cifra representa el 14.9 por ciento de sus ingresos anuales y con ese dinero mantiene a más de 80.000 empleados que se dedican a esa área en específico en los 14 centros de innovación de Huawei que existen distribuidos en el mundo. Hay laboratorios en China, EE. UU., Corea, Japón, Francia, Rusia, Suiza, Alemania, Reino Unido e India.
Xu reconoce que Huawei, en algunos países de América Latina, es “un actor nuevo”, en comparación con fabricantes como Motorola, Sony Ericsson y LG. “Creo que nuestro crecimiento acelerado es producto de nuestra inversión en R+D, algo que está muy arraigado en el ADN de la compañía. Esa es la clave que todos reconocemos que ha hecho de nosotros una empresa estable a lo largo del tiempo”, apuntó.
Además de los 14 centros propios, la empresa tiene alianzas con universidades y otras compañías para pruebas de tecnologías en un total de 36 laboratorios más.
El Centro de Investigación y Desarrollo de Huawei en Beijing queda a unas tres horas de vuelo local desde el aeropuerto de Guangzhou. El contraste del cielo es drástico, pero la filosofía perfeccionista está presente en todos los rincones.
El centro de Beijing inició labores en 2016 y está compuesto por un total de 23 laboratorios. El recorrido por la sede incluyó una visita a los simuladores de operadores de red, donde los equipos prueban de forma virtual las radiofrecuencias usadas en 14 países en distintas condiciones geográficas para identificar el alcance de sus redes.
Gracias a ese tipo de simulación, que contempla hasta más de 100 escenarios diferentes, como montañas, centros comerciales, supermercados o edificios altos, Huawei puede medir cambios en la frecuencia en más de 1.000 situaciones diferentes como por ejemplo cuando alguien usa un manos-libres para hablar por teléfono mientras conduce a una alta velocidad.
También entramos a las salas donde se realizan pruebas de antenas y de acústica. En el centro se ubica un maniquí. Alrededor hay aislantes de ruido hechos en goma de distintos colores y en forma de puntas cubriendo las paredes. Las pruebas de acústica simulan de qué forma una frecuencia alcanza un dispositivo si hay variaciones frente a cómo se sujeta el teléfono. También mide el funcionamiento del reconocimiento de la voz humana y la diferenciación del ruido en ambientes, probando fondos sonoros como cafés, restaurantes, oficinas, un cine y hasta un teatro de ópera.
El Centro de Beijing cubre más de 9 categorías de pruebas en móviles, ‘wearables’ y productos de hogar. Al lado de los procesadores hay un cuarto de luz blanca. Dentro, las máquinas trabajan con un sistema de software que realiza pruebas de cómputo equivalentes al trabajo de 10.000 ingenieros escribiendo código sin descanso. A esos ‘ingenieros’ simulados los monitorean solo diez ingenieros de carne y hueso, que se encargar de labores de mantenimiento.
La vida extrema de algunos celulares
El centro de innovación de Beijing es una definición de la alta automatización. Un brazo mecánico sujeta un teléfono que se ve como un P 20, lo lleva a la altura de un metro y lo suelta, dejándolo caer hasta el suelo. Los presentes reaccionamos con una exclamación de dolor, similar a la que brota cuando se quiebra el display de un celular, ignorando que ese mismo teléfono caerá cientos de veces más.
Al ir avanzando por la línea de pruebas, el dolor imaginario desparece y crece un silencio atento que deja escuchar el golpeteo rítmico que sale de un rectángulo metálico que gira sin detenerse. Al interior de esa estructura, hay otro teléfono que sufrirá caídas desde los 25 centímetros unos cuantos miles de veces.
De los Centros de R+D, salen miles de patentes al año. En 2017, la empresa realizó 4.307 aplicaciones a patentes, unas 3.5 aplicaciones a patentes por día. Las patentes están distribuidas a lo largo y ancho de su línea de producción. Habitan en laboratorios con redes de telecomunicaciones que pueden operar como postes y también como brazos robóticos en la manufactura de los productos finales.
El recorrido por el laboratorio de pruebas incluyó el desfile junto a unas mesas donde algunos teléfonos soportaban una presión de hasta 25 kilos sobre el celular en una simulación dentro de un bolsillo de un ‘jean’. En otra parte, una fila de teléfonos reposaba sobre una superficie mientras dedos robóticos de punta de goma realizaban un millón de toques en la pantalla de cada uno. Algunas máquinas se dedicaban a enchufar y desenchufar unos audífonos cientos de veces, al tiempo que tres celulares permanecen dentro de una máquina de unos dos metros de altura que dejaba caer agua sobre ellos.
Cada línea de un producto nuevo dispositivo destina miles de unidades para estas y otras pruebas. La línea debe resistir pruebas durante al menos 4 meses antes de llegar al mercado. Además del de Beijing, Huawei tiene laboratorios dedicados a pruebas automáticas en India, Alemania y Estados Unidos.
Es probable que usemos los teléfonos nuevos como objetos en extremo frágiles, porque ni en sueños usted o yo habríamos adivinado que al otro lado del mundo existe una máquina de dos pinzas que sujeta los extremos del teléfono para torcerlo lado a lado, como si se tratara de una banda elástica para hacer pilates.
Se realiza un test por cada teléfono. Tras una corta existencia vivida al extremo, los teléfonos pasan a manos de un empleado que intenta prenderlos, pasen o no dicha fase, terminarán siendo desechados, y en el mejor de los casos algunas de sus partes recicladas. Los celulares de prueba, por supuesto, no salen vivos después de toda su travesía.