En este portal utilizamos datos de navegación / cookies propias y de terceros para gestionar el portal, elaborar información estadística, optimizar la funcionalidad del sitio y mostrar publicidad relacionada con sus preferencias a través del análisis de la navegación. Si continúa navegando, usted estará aceptando esta utilización. Puede conocer cómo deshabilitarlas u obtener más información
aquí
Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí. Iniciar sesión
¡Hola! Parece que has alcanzado tu límite diario de 3 búsquedas en nuestro chat bot como registrado.
¿Quieres seguir disfrutando de este y otros beneficios exclusivos?
Adquiere el plan de suscripción que se adapte a tus preferencias y accede a ¡contenido ilimitado! No te
pierdas la oportunidad de disfrutar todas las funcionalidades que ofrecemos. 🌟
¡Hola! Haz excedido el máximo de peticiones mensuales.
Para más información continua navegando en eltiempo.com
Error 505
Estamos resolviendo el problema, inténtalo nuevamente más tarde.
Procesando tu pregunta... ¡Un momento, por favor!
¿Sabías que registrándote en nuestro portal podrás acceder al chatbot de El Tiempo y obtener información
precisa en tus búsquedas?
Con el envío de tus consultas, aceptas los Términos y Condiciones del Chat disponibles en la parte superior. Recuerda que las respuestas generadas pueden presentar inexactitudes o bloqueos, de acuerdo con las políticas de filtros de contenido o el estado del modelo. Este Chat tiene finalidades únicamente informativas.
De acuerdo con las políticas de la IA que usa EL TIEMPO, no es posible responder a las preguntas relacionadas con los siguientes temas: odio, sexual, violencia y autolesiones
Análisis: de la bancarización digital a las largas e indignas filas para los subsidios
Millones de beneficiarios de los subsidios sociales ahora deben cobrar las ayudas presencialmente.
Caos frente al Banco Agrario de Cartagena Foto: John Montaño/ EL TIEMPO
La semana pasada los medios de comunicación de todo el país registraron una nueva ‘epidemia’, preocupante y en el fondo increíble: las largas filas, riñas, quejas y amagos de asonadas que se presentan en las sedes del Banco Agrario en todo el país.
¿La razón? Millones de colombianos beneficiarios de los subsidios sociales que vienen desde los gobiernos Uribe y Duque (Familias en Acción, Jóvenes en Acción, Colombia Mayor, Renta Ciudadana) que ahora, en este Gobierno, deben cobrar las ayudas presencialmente al Banco Agrario.
Literal, es un retroceso de al menos 15 años, cuando las filas y la presencialidad obligatoria atiborraban oficinas bancarias Estamos yendo en contra del planeta entero, que camina hacia la bancarización digital y la revolución Fintech.
Precisamente hace muchos años esas largas filas de gente en las 700 oficinas del Banco Agrario o pegadas a una única red de cajeros (Servibanca) para cobrar ayudas fue lo que llevó a ampliar el modelo en beneficio de la ciudadanía.
Vía licitaciones y modelos innovadores se logró una estructura de dispersión amplia y eficiente que permitía entregar millones de subsidios en segundos a los celulares o billeteras virtuales de jóvenes, mujeres, campesinos, abuelitos, familia, madres cabeza de familia, etc., gracias a la tecnología, a la bancarización digital.
Y también del Banco Agrario, como no, que siempre ha tenido ese encargo y que tenía un rol importante en ese ecosistema que se creó: pagar en esos pueblitos donde no existe sino una oficina de la entidad.
Pasar de decenas de miles de puntos de pago y cajeros en todo el país que tienen empresas como Supergiros, Daviplata e incluso almacenes como Olímpica y Éxito, que también entraron a apoyar las entregas de subsidios, a apenas 700 oficinas del Banco Agrario es lo que hoy tiene a esos pobres compatriotas en un desorden y angustias al borde de asonadas.
¿Por qué se tomó esa decisión tan equivocada entonces? Escuché en radio a la directora de Departamento de Prosperidad Social, Cielo Rusinque, mencionar, primero, que no era tal el desorden, que las filas ocurren principalmente por desinformación y que esas aglomeraciones ‘siempre han existido’.
Detrás, dicen otros, habría una directriz de ‘quitarles el negocio a los bancos’, algo no solamente mezquino sino con toda evidencia poco inteligente, pues los costos naturales de intermediación, primero, no terminaban afectando al ciudadano y sí les facilitaban la vida, los protegía y los trataba con dignidad.
¿Y qué harán ahora miles de tenderos e informales que se digitalizaron también para articularse con una ciudadanía con subsidios digitales? Hacerle fila, imagino, a sus alcaldías para protestar.