La historia recordará esta época sociopolítica del país como una de las más agrestes para el ejercicio del periodismo.
Tras la investigación de Noticias Caracol sobre el probado apoyo a la campaña del actual Presidente en el Casanare de personas relacionadas con la ilegalidad (que también recalcó que el entonces candidato no autorizó y tampoco supo de dichos hechos), sobrevino un gran ataque digital contra medios y periodistas que, en lo que llevo en esto del periodismo digital, no había visto tan vigoroso y voluminoso.
Por cuatro días estuvieron en el top de tendencias de Twitter Colombia los numerales #CaracolMiente, #SemanaMiente y #RCNmiente, acompañados de toda suerte de insultos, mentiras y amenazas.
Otros medios, incluido este que usted lee, también fueron mencionados, pero no concentraron el foco del ataque y por tanto no alcanzaron el volumen de menciones del ataque sistemático.
Porque detrás de esto estuvieron bodegas digitales y granjas de cuentas falsas que, desde varios países, con libreto en mano, lanzaron el asalto.
A veces olvidan los determinadores de estas infamias que en digital todo queda trazado. Un informe de los colegas de El Colombiano reveló cómo se surtió el ataque digital: los países desde donde se originaron los trinos y el volumen de menciones.
Y sorprende el poder económico detrás de la celada: Tanzania, Malasia y Brunéi, como el origen de los trinos #SemanaMiente; Asia entera, desde donde salieron los trinos de #CaracolMiente.
Contratar esas granjas de cuentas falsas en dichos países cuesta.
Se pueden saber, además, los perfiles que más movilizaron los mensajes, los denominados ‘disparadores’ de las etiquetas; también, la cuentas que las potencian, los llamados ‘dinamizadores’, que retrinan, comentan, usan en volumen las etiquetas para posicionar y mantener la tendencia de odio.
Ya queda en manos de la investigación periodística atar cabos: encontrar patrones de esas cuentas falsas que movilizaron el ataque, su relación previa con partidos, movimientos políticos, tendencias previas que apoyan o atacan a ciertos líderes.
Y allí estará la respuesta de quiénes movieron las bolsas de plata para pagar por una acción cobarde que intenta minar la libertad de prensa, coartar el periodismo y generar odio contra el oficio informativo, una línea de un libreto sistemático al que ya nos estamos acostumbrando los que tenemos el encargo de informar en Colombia.
JOSÉ CARLOS GARCÍA
Editor Multimedia
En X: @JoseCarlosTecno