Drones y guerra: ¿una batalla que vamos perdiendo? / Análisis del Editor Multimedia

Cada vez se hacen más comunes, tristemente, los ataques de drones contra las Fuerzas Militares, en especial en la oleada terrorista que azota al suroccidente del país. Informes de inteligencia muestran cómo las disidencias han avanzado en el uso de estos dispositivos de vuelo para cargarlos con explosivos y atacar a unidades militares.

Se sabe que, por ahora, los terroristas están en el proceso de aprendizaje, aunque ya van al menos tres ataques con estos drones; que están usando, también por ahora, drones comerciales de los que se consiguen en tiendas e internet, que tienen autonomías de vuelo de 30 minutos y altitudes de 500 metros, los cuales usan principalmente para labores de espionaje y ubicación de las tropas.

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Que están probando cuánto peso pueden cargar y ya cuentan con explosivistas entrenándose como pilotos para desplegar aún mayor capacidad de daño con estos aparatos cargados con granadas de fragmentación entre otros.

Los drones se han convertido en un arma letal de guerra. Falta ver el protagonismo que estos aparatos han tenido en los conflictos en Ucrania, Rusia, Gaza, Irán, para entender que entregan una ventaja operacional de guerra contundente.

Por ello preocupa que, por lo menos desde afuera, nos veamos en desventaja frente a los terroristas en ese campo.

En el mercado negro seguro se consiguen drones de mayores características y potencia para acciones de guerra, los cuales podrían llegar a las manos de cualquiera.

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En primer lugar, la Aerocivil debe determinar zonas prohibidas de vuelo de drones en lugares de conflicto, municipios azotados por el terrorismo, donde se despliegan operaciones militares, para que el software de esos aparatos no les permite operar.

Se trata de dispositivos provistos con sensores y cámaras de alta definición y visión nocturna, silenciosos, capaces de detectar movimientos, mapear bases militares y lanzar artillería de alta precisión y con la capacidad incluso de acabar con vehículos blindados, incluso tanques.

Lo grave es que estos aparatos se pueden conseguir por precios al alcance de grupos ilegales.

¿Qué deberíamos hacer? Sin duda desde la Fuerza Aérea y en trabajo conjunto militar se deben reforzar las capacidades técnicas y sobretodo humanas para que nuestras fuerzas tomen un paso adelante en este campo de batalla: formar pilotos tácticos, en las distintas disciplinas de vuelo y ataque con uso de drones; adquirir los dispositivos de detección y neutralización, entre otros, así como desplegarlos en todas las unidades militares en zonas de conflicto.

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No puede ser que la única táctica actual sea “salir corriendo cuando suena un drone”.

En este campo de drones y defensa militar en conflictos armados nos podría ayudar mucho Israel, país con la mayor experiencia en esta materia y que… ah no, olvídenlo.

JOSÉ CARLOS GARCÍA

Editor Multimedia

@JoseCarlosTecno