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Eln y disidencias, detrás de los ataques en Popayán, Cali y Jamundí
Paralelo a marchas pacíficas, cabecillas pagan milicianos y mueven explosivos. Tres capturas clave.
En menos de cinco horas, hordas de encapuchados quemaron alumbrado público, cajeros automáticos y una empresa de telecomunicaciones. Además, le prendieron fuego a la unidad de reacción inmediata (URI) (de la que extrajeron 14 fusiles) y al edificio de Medicina Legal, con varios cadáveres en su interior.
Parecía una escena casi calcada de lo que había ocurrido días atrás en sectores de Cali, paralelo a las marchas pacíficas del paro nacional. Y el patrón se repitió en Buga y en Jamundí.
Un joven universitario, identificado como Sebastián Múnera, murió en medio de las protestas.
Sebastián Quintero Múnera de 22 años, estudiante de UniMayor, falleció este viernes. Foto:Archivo particular
En este último municipio quemaron la alcaldía y el concejo municipal. Mientras que en Buga, más hacia el centro del Valle, la Fuerza Pública salió a contener a decenas de vándalos que lo destruían todo a su paso.
Habitantes de barrios como Paloblanco y Aures, en la Ciudad Señora, completaron dos noches en vela por los gases lacrimógenos, las bombas aturdidoras y las pedreas. Mientras tanto, otros grupos bloqueaban entradas a Cali, para dejarla aislada.
Fiscal General rechazó ataque a la sede de Popayán. Foto:Fiscalía General de la Nación
“No pueden ser manifestantes pacíficos los que iban detrás de los 14 fusiles que se robaron en la URI de Popayán y de un cargamento de marihuana que había sido decomisado”: Palacios.
El nivel de destrucción, la sistematicidad y la sevicia de los ataques, unidos a decenas de comunicaciones que ha interceptado oficiales de inteligencia militar y de Policía, confirman que las milicias del Eln y las disidencias de las Farc están ejecutando un plan calculado de desestabilización en esa zona del país.
En la mañana del sábado avanzaba un consejo de seguridad extraordinario en Popayán, liderado por los ministros de Defensa, Diego Molano, y del Interior, Daniel Palacios, con la cúpula militar.
Además, autoridades civiles y eclesiásticas llamaban a la calma y a la reconstrucción de la ciudad.
El nuevo ministro del Interior, Daniel Palacios Foto:Archivo particular
Y si bien el suicidio de una menor –tras denunciar que había sido víctima de presunta agresión sexual por parte de uniformados– desató las protestas, hay rastro de milicias, disidencias y mafia.
De hecho, líderes de las movilizaciones y mandatarios locales empezaron a trazar una gruesa línea entre la marcha pacífica y los actos terroristas –con bombas incendiarias y explosivos– en la embestida al cinturón productivo del Pacífico.
“Definitivamente no creemos que esto sea hecho por ese gran grupo de jóvenes que han salido, con justa causa, a pedirle al Gobierno Nacional una mejor calidad de vida. Esto obedece a hechos vandálicos de aquellos sectores que quieren dividirnos”, le dijo a EL TIEMPO William Sicachá, exalcalde de Jamundí.
Y el ministro del Interior señaló que “no pueden ser manifestantes pacíficos los que iban detrás de los 14 fusiles que se robaron en la URI de Popayán y de un cargamento de marihuana que había sido decomisado”.
Oficiales de Inteligencia le aseguraron a EL TIEMPO que las disidencias de la llamada ‘Segunda Marquetalia’ (las de ‘Iván Márquez’ y ‘Jesús Santrich’) se dividieron el país para infiltrar las marchas, especialmente en vías y goteras de capitales.
Diego Molano, nuevo ministro de Defensa. Foto:Presidencia
Mientras tanto, milicias elenas se concentraron en las zonas urbanas, especialmente en Cali, Bogotá y ahora Popayán.
“El llamado Comando Conjunto Occidental o zona ‘Alfonso Cano’ está moviendo gente en Nariño, Valle del Cauca y Cauca. La instrucción es infiltrar a organizaciones populares de base, en poblaciones cercanas a los grandes centros urbanos, para crear el caos”, se lee en uno de los informes de Inteligencia.
Todas las acciones están dirigidas a reactivar la presencia de sus milicias dentro de las ciudades, en donde la actividad de los elenos es más evidente.
“Está comprobada la presencia de Eln y disidencias de las Farc. Ya fueron capturados delincuentes como alias Lerma, un peligroso jefe de las redes urbanas que operan en Cali, y alias el Barbado, en Manizales”, le aseguró a este diario el ministro de Defensa, Diego Molano.
El jueves, el turno fue para Ánderson Maldonado, alias Jacobo, cabecilla del grupo armado organizado residual ‘Dagoberto Ramos Ortiz’, otra de las disidencias de las antiguas Farc que está metiéndole mano a las jornadas.
Entre las actividades vandálicas y terroristas que la Policía le endilga a ‘Jacobo’ están el saqueo a entidades bancarias en la comuna 16, la quema del CAI del sector de Puerto Rellena, la quema de la estación del sistema de transporte masivo MIO en el barrio Calipso y los desmanes en la comuna 20, sector del barrio de Siloé.
Todo esto ocurrió la primera semana de las movilizaciones.
Alias Jacobo fue capturado por el Gaula de la Policía y por la Fiscalía. Foto:Policía Nacional
Reincidentes y pandilleros
Allí, una tanqueta de la Policía fue recibida con ráfagas de fusil. Y al menos dos jefes de pandillas de la zona terminaron confesando que estaban al servicio de ‘Jacobo’, quien había habilitado una especie de búnker en un sector del barrio La Unión, hasta donde llegaron efectivos del Gaula de la Policía y de la Fiscalía a capturarlo.
“Alias Jacobo maneja una red delincuencial en la comuna 21 de Cali. Hace 10 años ya lo habíamos capturado portando armas y municiones y, en 2014, cayó en Popayán extorsionando a empresarios”, dijo una fuente judicial.
Y agregó que hay videos en donde se ve a milicianos pagándoles a pandilleros entre 60.000 y 80.000 pesos por día para salir a destruir Cali. De hecho, desde la semana pasada circulan audios con órdenes de movilizar explosivos desde Nariño y atacar a la Fuerza Pública.
Esta es la foto de alias 'El Barbado' señalado de adelantar la 'operación Barricada' en Manizales. Foto:Policía Nacional
EL TIEMPO estableció, además, que a ‘Jacobo’ se le estaba investigando por tres homicidios selectivos y por intentos de ataques terroristas contra la Sijín de Cali y la Escuela Militar de Aviación Marco Fidel Suárez, en abril pasado.
Y el ‘Lerma’ al que se refiere el ministro Molano es otro reincidente. Ya había sido capturado en 2018 en Nariño, pero estaba libre desde enero de 2019, tras un preacuerdo con la justicia.
Esta vez, ‘Lerma’ fue sorprendido portando granadas de fragmentación que buscaba activar en medio de las jornadas de protesta en Cali.
En cuanto a Cristian Camilo Escobar Cañaveral, alias el Barbado, EL TIEMPO conoció un informe de inteligencia en el que se le atribuye la autoría material e intelectual de la destrucción de 11 entidades bancarias y 5 establecimientos comerciales.
Hubo quemas de llantas y destrucción de vidrios y fachadas. Foto:Juan Pablo Rueda. EL TIEMPO
“El ‘Barbado’ es considerado uno de los principales gestores de grupos radicales clandestinos, por lo que no se descarta que estuviese relacionado como uno de los dinamizadores del grupo armado organizado Eln en la ciudad de Manizales (Caldas)”, se lee en el informe.
EL TIEMPO conoció que ya hay otros cabecillas en la mira a los que videos y testimonios ligan con los actos terroristas en Popayán, Jamundí y Cali.
“El principal objetivo es copar a la Fuerza Pública y generar caos, división y sensación de inseguridad en los movimientos de protesta. Y el país no lo puede permitir”, le dijo a EL TIEMPO un oficial de Inteligencia del Ejército.
Aunque el ambiente era tenso en Popayán, decenas de personas salieron a recoger los escombros de la jornada de terror.