Buscan a exjueza haitiana, clave en investigación por el magnicidio

El FBI tiene en su poder testimonios que señalan que al menos una decena de poderosos haitianos estaban enterados de los planes del médico evangélico Christian Emmanuel Sanon de sacar de la presidencia de ese país a Jovenel Moïse e instaurar un gobierno de transición.

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Pero sus agentes aún no han establecido cuántos de ellos sabían que, la madrugada del 7 de julio, el plan para obligar a Moïse a dimitir se iba a convertir en un magnicidio, en el que ahora están implicados al menos una veintena de exmilitares colombianos.

Pero ya confirmaron que Sanon y algunos de los financistas del plan habían ofrecido y asignado varios ministerios y hasta puestos clave dentro del ‘nuevo gobierno’.

Y aquí es donde parece encajar una exjueza hatiana a quien agencias de varios países intentan localizar.

Ella, han dicho algunos testigos, conocía en detalle quiénes apoyaban el plan de Sanon, que incluía que la población –especialmente la evangélica– se sublevara luego de que Moïse fuera arrestado.

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De hecho, semanas antes del magnicidio, algunos evangélicos habían liderado protestas masivas exigiendo la destitución del presidente.

Incluso, el pasado viernes, en sus honras fúnebres, se oyeron arengas en contra de Moïse, que fueron aplacadas con los gritos que pedían justicia.

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Nadie sabe aún si, bajo el duro régimen carcelario haitiano, Sanon ha hablado del rol que cumplió la exjueza.

Pero se indaga si ella sabe cómo se gestó la orden de captura que circuló, en 2018, contra Moïse y que se habría reciclado como señuelo para que los exmilitares colombianos creyeran que iban a capturar al mandatario.

EL TIEMPO estableció que en el rastreo a la exjueza, incluso se hizo circular, sin suerte, la foto de una mujer (no identificada). Esta posó con Sanon y con otros implicados, durante una reunión en República Dominicana.

Ese día se encontraban allí el ecuatoriano Walter Veintemilla, el venezolano Antonio Intriago y el colombiano Arcángel Pretelt, estos dos últimos vinculados a CTU Security, la supuesta reclutadora de los llamados mercenarios.

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EL TIEMPO tuvo a la foto, y voceros autorizados de la empresa de aviación Helidosa S.A. –que trasladaron a Sanon– dijeron que no se trataba de una de sus ejecutivas.

De manera paralela, un alto funcionario del Gobierno de Haití le aseguró a este diario, desde Puerto Príncipe, que ignoraba de quién se trataba.

Y si bien autoridades quieren establecer la identidad de la mujer y por qué aparece en la foto, algunos ya descartaron sus nexos con la exjueza.

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La Policía de Haití pidió apoyo al FBI para ubicar a tres extranjeros, que serían el venezolano Intriago, el colombiano Pretelt y el ecuatoriano Veintemilla. Este último ya contrató abogado para demostrar, según él, que solo facilitó un préstamo por 172.000 dólares para apoyar el plan político de Sanon, no para un magnicidio.

Y tanto él como otros implicados ya han hablado con agentes federales sobre su rol en el reclutamiento de los exmilitares y sus os con algunos de ellos.

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Se sabe que, para repartir los puestos de poder, además de reuniones en hoteles en Fort Lauderdale y República Dominicana, Sanon venía sosteniendo conferencias por internet con influyentes empresarios y funcionarios activos del gobierno de Moïse.

Además, que los exmilitares eran una especie de ‘guardia pretoriana’ que tenía lista para avanzar al palacio presidencial, luego de que Moïse aceptara dimitir. Pero algo cambió en el camino, y de presidente interino, en potencia, Sanon pasó a convertirse en el supuesto cerebro del magnicidio.

Pistas clave para establecer qué pasó realmente están en los apartes de los videos de seguridad de la residencia en la que el presidente Moïse fue asesinado. Se sabe que el FBI intenta ubicarlos. Y hay versiones según las cuales están vendiendo al mejor postor apartes de esos registros.

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Según un investigador, allí quedó grabado –momentos antes del crimen– un grupo de hombres espigados que llegaron con chalecos antibalas y armas largas.

También hay imágenes de la primera dama, Martine Moïse, de quien inicialmente se dijo que había salido mal herida. Pero mientras su marido recibió 12 impactos de bala, ella se recupera satisfactoriamente de una herida en un brazo.

“Mi esposo fue traicionado”, dijo en el funeral en donde se le vio custodiada por agentes que, al parecer, son de la CIA.

¿Por qué la dejaron con vida? ¿Qué rol cumplieron de la Policía haitiana? ¿Qué pasa con el jefe de seguridad presidencial, Dimitri Hérard, ya capturado?

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Mientras la investigación avanza, los exmilitares continúan presos y solo hasta este fin de semana llegará la misión consular de Colombia a ofrecerles ayuda humanitaria y judicial: 18 días después.

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Algunos de ellos siguen insistiendo en que no participaron en el magnicidio. Y en que solo un puñado sabía de los planes de Sanon.

Hoy llegará a Puerto Príncipe la delegación que el Gobierno colombiano designó para verificar las condiciones en las que están los 18 exmilitares detenidos por el magnicidio de Jovenel Moïse. 

Se busca adelantar gestiones para la repatriación de los cuerpos de los tres exmilitares que fueron asesinados tras el confuso operativo.

El embajador Luis Fernando Cuartas, director de Asistencia a Connacionales de la Cancillería, encabeza la misión diplomática que también integran dos funcionarios de la embajada de Colombia en República Dominicana; y el cónsul encargado de funciones, Juan Pablo Valbuena. La comisión también brindará asistencia jurídica a los exmilitares detenidos y verificará que se les esté respetando el debido proceso.

(Consulte aquí todos los artículos de la Unidad Investigativa de EL TIEMPO)

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