El Canadarm2, un brazo robótico de cerca de 17 metros de largo encargado de ayudar en tareas de mantenimiento y de atrapar las naves que visitan la Estación Espacial Internacional (EEI), es una de las más importantes contribuciones de Canadá a este proyecto de colaboración multinacional.
En una inspección de rutina realizada el 12 de mayo se detectó en esta estructura una marca notable dejada por el golpe de una pieza de basura espacial. Un evento denominado como un “golpe de suerte” por la Agencia Espacial Canadiense (AEC), quienes informaron que, pese al visible agujero de cinco milímetros de diámetro que dejó el impacto, no se vio comprometido el funcionamiento del brazo.
"En serio, esto muestra la amenaza de los desechos en órbita", manifestó a través de Twitter Gilles Leclerc, director general de la agencia, quien además destacó la robusta ingeniería del Canadarm2, resultado de 20 años de colaboración con la EEI.
Expertos de la AEC y la NASA trabajaron juntos para tomar imágenes detalladas del área y evaluar el impacto, por ahora continuarán recogiendo datos para concluir el análisis del evento.
Mientras tanto el Canadarm2 seguirá con las operaciones planeadas, entre las que se incluye posicionar al robot Dextre para reemplazar una caja de interruptores de energía defectuosa en la EEI.
La amenaza de la basura espacial
En su comunicado la Agencia Espacial Canadiense hace también a la problemática que representan los escombros que se encuentran en órbita, tanto para los robots como para los astronautas. “Más de 23.000 objetos del tamaño de una pelota de béisbol o más grandes se rastrean las 24 horas del día, los 7 días de la semana para detectar posibles colisiones con satélites y la Estación Espacial Internacional”, explican.
Este monitoreo constante le permite a la EEI ajustar su posición para evitar colisiones, como lo hizo en septiembre de 2020, para evitar los escombros de un viejo cohete japonés. La tripulación a bordo en ese momento se trasladó a una nave espacial Soyuz como medida de precaución.
Pero objetos diminutos, que van desde rocas o partículas de polvo hasta manchas de pintura de los satélites, son demasiado pequeños para ser monitoreados, lo que llevó precisamente al golpe sufrido por la Canadarm2.
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