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¿Qué relación guardan la Semana Santa y la Luna?
El Domingo de Pascua es el siguiente a la primera luna llena de primavera. Astronomía y matemáticas.
Sahumadora durante la procesión del Lunes Santo en Popayán. Foto: Emmanuel Baoz
Para algunas personas es común al iniciar un nuevo año consultar el calendario en busca de las fechas en las que, entre marzo y abril, llegará nuevamente la Semana Santa, bien sea para planear con anticipación qué hacer durante esos días de descanso o para tener presente esta celebración, una de las más importantes entre los católicos.
Debemos recurrir al calendario porque, a diferencia de otras festividades religiosas, estos días de importante actividad litúrgica varían sus fechas cada año. Para explicar el motivo por el cual esto ocurre hay que remontarse unos diecisiete siglos atrás.
Como señala el matemático Ignacio Mantilla, exrector de la Universidad Nacional, la Semana Santa se fija cada año gracias a un principio de acuerdo logrado en el siglo IV, cuando se celebró el Concilio de Arlés, en el año 314.
“Por entonces se decidió que todos los cristianos celebraran la Pascua el mismo día. Sin embargo, las diferencias entre las iglesias de Roma y de Alejandría no permitieron un consenso y solo fue en el Concilio de Nicea, celebrado 11 años después, en el 325, cuando se logró un acuerdo definitivo que, entre otras cosas, define la fecha del inicio de la primavera y establece que el Domingo de Pascua (o de Resurrección) es el siguiente al primer plenilunio de la primavera (la primera luna llena)”, explica el profesor Mantilla.
Un momento que marcó para siempre la relación entre la Semana Mayor y nuestro satélite natural, y es la razón por la que cada domingo de resurrección, al mirar hacia el firmamento, devotos y no creyentes se encontrarán, sin falta, con una brillante luna llena.
No obstante, añade el matemático, hubo que esperar dos siglos más después del Concilio de Nicea, hasta el año 525, para unificar la forma de calcular la Semana Santa, superando las diferencias entre la Iglesia de Roma y la Iglesia de Alejandría. Fue ese año cuando el monje Dionisio el Exiguo (llamado así por su baja estatura) logró, desde Roma, convencer a todos de las bondades del método alejandrino para el cálculo de la Pascua.
“Hay que tener en cuenta que la fecha del equinoccio de la primavera del hemisferio norte se fijó en Nicea como el 21 de marzo, aunque en la realidad, en algunos años puede ser el 20. Por lo tanto, el Domingo de Resurrección no puede ser anterior al 22 de marzo (en caso de que el primer plenilunio cayera un sábado 21 de marzo), y tampoco puede ser después del 25 de abril”, asegura Mantilla.
Esto es porque, según el experto, si el 20 de marzo fuera una noche de luna llena, habría que esperar una lunación completa, que equivale a 29 días para llegar al primer plenilunio de la primavera, que ocurriría el 18 de abril. “Así, si esto sucede en domingo, será el 25 de abril el de Pascua (domingo siguiente al primer plenilunio). Por lo tanto, las fechas de la Semana Santa solo pueden estar en el intervalo comprendido entre el 15 de marzo (un Domingo de Ramos) y el 25 de abril (un Domingo de Pascua)”, aclara.
Además, como dato curioso el profesor Mantilla comenta que el 19 de abril es la fecha más frecuente en la que ha caído el Domingo de Pascua, casi cuatro veces cada siglo, mientras que lo menos frecuente es que sea el 22 de marzo, una fecha con la que solo ha coincidido cinco veces cada milenio.
Por otra parte, el cálculo de estas celebraciones litúrgicas ha despertado el interés de matemáticos como el famoso Carl Friedrich Gauss (1777-1855), quien propuso un ingenioso algoritmo para determinar la fecha del Domingo de Pascua de cualquier año. Actualmente es fácil de encontrar dicho algoritmo aplicado en programas de dominio público que lo han implementado para calcular automáticamente las semanas santas del futuro, para aquellos interesados en conocer esta información de antemano. Este año, por lo pronto, ya contamos los pocos días que nos separan de la Semana Mayor, que concluirá, como es usual, después de luna llena el Domingo de Resurrección, el 17 de abril.