Nadie ha pasado tanto tiempo aislado en condiciones adversas como Beatriz Flamini Castañeda, una deportista española que no solo romperá un récord al pasar 500 días sola en una cueva, en Granada, a 80 metros de profundidad, sino que aportará al análisis científico de lo que le puede ocurrir al cerebro y al cuerpo en un lugar como ese.
La deportista no ha mantenido o con el exterior, no tiene reloj ni referencias temporales, aunque todo un equipo ha estado monitoreándola.
Este viernes 14 de abril de 2023 volverá a ver la luz y podrá contar en detalle lo vivido.
La madrileña entró a la cueva el sábado 20 de noviembre de 2021 para emprender este reto de resistencia que grabará su nombre en los récords.
De acuerdo con el reportaje de Laura Garófano para El Español, solo hay tres personas que han intentado algo similar: Miguel Mataix, un español que permaneció aislado 21 días en Sima Simarro (Alicante) en 1965; Mauricio Montalbini, un italiano, que se recluyó en Grotta Fredda (Acquasanta Terme, Italia), y pasó 216 días aislado, y el serbio Milutin Veljkovich, que pasó 463 días en la cueva de Samar, en la antigua Yugoslavia, pero manteniendo una comunicación frecuente con el exterior.
Es por esto que la hazaña de Beatriz es monumental. Ella solo ha tenido conexión a internet para enviar información al exterior, pero no la ha recibido. Sus compañeros son los libros y la agreste naturaleza de la cueva.
Para su alimentación, un equipo de espeleólogos le ha dejado agua y comida en un punto, y ella ha ido a recogerla teniendo en cuenta su percepción del tiempo.
Científicos hacen seguimiento de su caso
Al rededor de este experimento se ha adelantado un proyecto denominado 'Time Cave' (la cueva del tiempo) ya que ofrece una oportunidad única para analizar qué le ocurre al cerebro con la desconexión temporal, la soledad y oscuridad.
Antes de entrar a la cueva, a Beatriz Flamini se le realizó una valoración exhaustiva de la corteza cerebral y sus funciones cognitivas, por medio de pruebas lideradas por Julio Santiago, del Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento de la Universidad de Granada.
"La desconexión de claves temporales, como los ciclos de luz y oscuridad, los relojes o calendarios, produce cambios muy importantes en los ritmos circadianos de la persona", dijo el investigador a El Español.
También está involucrada Kronohealth, una empresa de base tecnológica del laboratorio de Cronobiología de la Universidad de Murcia que se han centrado en "estudiar los ritmos circadianos y el sueño de Beatriz bajo las condiciones excepcionales en las que se encontraba".
"Se sabe que nuestro reloj interno, el sistema circadiano, genera de forma autónoma ritmos biológicos de aproximadamente 24 horas, en las que se encuentra el ciclo sueño-vigilia y fluctúan las funciones fisiológicas, hormonales o neurocognitivas", explicaron al medio mencionado.
Los cambios drásticos en su rutina podrían arrojar nuevas luces sobre dicho sistema y los ciclos de sueño.
Por su parte, Beatriz se entrenó para afrontar este reto y de la mano de Marta García y David de Antonio sus preparadores físicos planeó qué ejercicios podía hacer en la pequeña cueva, que tiene dos pasillos estrechos y una sala de entre 3 y 4 metros cuadrados.
Pero David, quien la conoce hace tres décadas afirmó que "no es una novata". "Es algo duro, porque los seres humanos somos sociales. Lo que ha hecho es un reto psicológico. Porque cuando no eliges, no te queda otra. Pero si lo eliges, como lo ha hecho ella, lo difícil es no abandonar y aguantar la motivación. Y hay que hacer todo eso sin luz, sin ciclos circadianos, que lo llevamos en el ADN, y con el reloj biológico alterado", apuntó.
LAURA ALEJANDRA ALBARRACÍN RESTREPO
REDACCIÓN ALCANCE
EL TIEMPO
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