Esta es la flota que investiga las profundidades de nuestros océanos

En las costas de Cartagena, la tripulación del buque ARC Simón Bolívar (el más grande y de mayor calado construido en su totalidad en el país) continua preparándose y afinando detalles para emprender a finales de año su primera travesía científica con rumbo a la Antártida. Y es que al interior de una embarcación no puede dejarse nada al azar, como explica el capitán de fragata Jahir Andrés Robledo Leal, quien se encuentra al frente de esta impresionante nave, que tendrá la labor de apoyar las tareas de investigación lideradas por la Dirección General Marítima (Dimar) para ampliar nuestro conocimiento sobre los ecosistemas marinos.

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"Como es una unidad nueva, tenemos que conocer el equipamiento y generar la doctrina. Todo lo que uno hace en otros buques acá teníamos que empezar a crearlo porque no tenía una tripulación. En la instrucción y entrenamiento se imparten todos los procedimientos de funcionamiento para operar un buque", comenta el capitán.

Esto incluye desde los protocolos para zarpar hasta la atención de las emergencias que puedan ocurrir al interior de la nave en puerto o en altamar, como incendios, inundaciones, la pérdida del timón o la caída de un hombre al agua.

"Son temas que aunque todos los conocemos, porque somos de la misma escuela, los tenemos que acoplar a este buque porque es diferente y tiene sus propias particularidades frente a los demás, por eso debemos encontrar los procedimientos más adecuados, rápidos y seguros para cada uno de estos procesos”, continua Robledo.

Durante este tiempo de preparación hoy se observa a los de la Armada que conforman la nueva familia de este buque, luchando contra conflagraciones imaginarias y tomando clases en los salones con los que cuenta esta nave, los mismos en los que se espera recibir el próximo semestre a los científicos del Programa Antártico que harán parte de la expedición.

El ARC Simón Bolívar llegó a reforzar la flota blanca de la Dimar, en la que actualmente figuran embarcaciones con importantes capacidades científicas y tecnológicas como el buque oceanográfico ARC Malpelo (a bordo del cual fue hallado el sitio del naufragio del galeón San José) o el ARC Caribe, el cual se configura con contenedores de acuerdo con cada una de las misiones y operaciones de investigación científica a desarrollar, solo por mencionar algunas de las naves.

Embarcaciones con las que la Dimar, además de velar por la soberanía y la seguridad en el mar, también busca promover el desarrollo científico y tecnológico del país, ampliando el conocimiento que tenemos sobre los 928.660 kilómetros cuadrados que conforman la jurisdicción marítima colombiana —que equivalen al 44,85 por ciento de todo el territorio nacional—. Un área a la que además se le suman los 2.900 kilómetros de línea de costa que tiene el país en el litoral Pacífico y en el Caribe, los principales ríos en las zonas de frontera, y el río Magdalena en sus 27 kilómetros finales antes de desembocar al mar, sobre los que la Dirección Marítima también ejerce sus funciones.

Como explica el capitán de navío José Andrés Díaz Ruiz, director del Centro de Investigaciones Oceanográficas e Hidrográficas del Caribe, se trata de investigación científica aplicada en fortalecer el ejercicio de la autoridad marítima, robustecer su infraestructura y generar oportunidades y desarrollo.

"El trabajo que hacen nuestros buques alimenta la información que se procesa en el centro de investigaciones para obtener productos de calidad en temas como pronósticos meteomarinos diarios; estudios hidrográficos para apoyar la cartografía náutica nacional—con la que se trazan los mapas del fondo del mar para que las embarcaciones naveguen con seguridad—, y estudios relacionados con el cambio climático, enfocados en complementar las capacidades de la autoridad marítima y las del país", detalla el capitán Díaz.

Esto "para ganar autonomía en investigación, defender y promover los intereses marítimos anidados a las políticas del Gobierno nacional, dice Díaz.

Desde este centro de investigaciones, por ejemplo, le siguen el rastro a huracanes y tsunamis. Según Díaz, actualmente trabajan en un proyecto que se ha denominado como el Sistema de Pronósticos Integrados para la Seguridad Integral Marítima.

Se trata de una red de parámetros oceanográficos y meteorológicos que están a lo largo de todos los litorales de Colombia (Pacífico y Caribe) y en San Andrés y Providencia. Son sensores que están en el mar y alimentan en tiempo real las bases de datos de los centros de investigación oceanográficos e hidrográficos, desde donde se procesan para generar pronósticos sobre lo que pasa en el mar o si una tormenta tropical representa algún peligro en su paso por el Atlántico colombiano.

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"Nos entrega información en tiempo real que alimenta nuestros modelos matemáticos para generar un monitoreo permanente y productos que reduzcan la incertidumbre de la trayectoria y de las condiciones de aumento de los vientos, del oleaje y las corrientes, como consecuencia de fenómenos como los huracanes, para entregar información a nuestros capitanes de puerto para que tomen decisiones para la mitigación y prevención del riesgo de desastre junto con otras autoridades del orden local y regional", señala el capitán Díaz.

Otro campo en que se enfoca el centro de investigaciones de la Dimar es el análisis de los datos que se obtienen in situ con los sensores de los buques de investigación para alimentar diferentes estudios, como generar y actualizar la cartografía náutica para responder mejor a los exigentes estándares internacionales y conocer la geomorfología del fondo marino.

"El ARC Caribe realizó una campaña el año pasado de estudios de los fondos marinos en los departamentos de Chocó, Cauca y Nariño, complementando los que se han hecho en el Caribe", destaca el Capitán Díaz.

A esto se le suma el manejo integrado de zona costera que consiste en estudios de escenarios de inundación que se puedan presentar en las costas del país por cuenta del aumento acelerado del nivel del mar, que traería consigo el cambio climático, el seguimiento a las ocupaciones indebidas de bienes de uso público con otras capitanías de puerto e investigaciones enfocadas en la mitigación y prevención de la erosión costera para generar propuestas de alternativas de protección sobre el manejo integrado de la zona.

La preocupación por la protección del medio marino es otra línea a la cual se dirigen las investigaciones de la Dimar. Esto abarca el seguimiento del recambio de aguas del lastre de los buques mercantes y la contaminación que eventualmente se pueda producir por la actividad de buques y artefactos navales. Una tarea que en el mar le corresponde misionalmente a la autoridad marítima.

En los laboratorios de la Dimar también se miden los parámetros de la columna de agua, es decir, el rastreo de pistas en muestras de las profundidades del mar que hablen del bienestar del ecosistema, de quienes lo conforman, de contaminación y de especies invasoras.

Y, además, cuentan con mecanismos para modelar las manchas por derrames de hidrocarburos y un módulo de búsqueda y rescate. “Esto lo que hace es integrar la información de nuestros sensores, tanto en el litoral como en el océano, para conocer las condiciones de oleaje, corrientes y vientos, que una vez se integran el modelo se corre y nos genera un aérea especifica de búsqueda a 12, 24, 36 o 48 horas para que nuestras unidades a flote y el cuerpo de guardacostas de la Armada reduzcan esa información y puedan rescatar personas”, indica el capitán Díaz.

Sin duda el ARC Simón Bolívar marcó un hito en los 70 años de historia de la Dimar al consolidar la capacidad tecnológica nacional de construir grandes embarcaciones dentro del territorio y con manos colombianas.

“En ciencia siempre nos quedará faltando algo, a los países más desarrollados también les pasa, pero Colombia ha dado un salto muy importante desde hace muchos años. Este cambio es permanente, con la llegada del Simón Bolívar complementamos capacidades, pero dentro de nuestro plan estratégico de desarrollo ya estamos visionando las nuevas tecnologías que están empezando a ser parte de la tendencia internacional y eso implica también el relevo generacional de nuestras unidades a flote”, reflexiona Díaz.

ALEJANDRA LÓPEZ PLAZAS

REDACCIÓN CIENCIA

@TIEMPODECIENCIA